En su lucha contra los microplásticos, la Unión Europea aprobó recientemente una nueva normativa que afectará a numerosas instalaciones deportivas. Concretamente, el reglamento UE 2023/2055 de la Comisión Europea prohíbe a partir de 2031 la fabricación y comercialización de microplásticos, entre ellos el caucho que se utiliza como relleno en los campos de césped artificial.
Esta medida no prohíbe los campos de césped artificial, como se pensó en un principio, sino que obliga a retirar las popularmente conocidas como 'bolillas' de caucho, siempre y cuando sean inferiores a 5 milímetros.
Cerca de un centenar de instalaciones en la provincia, la mayoría de titularidad pública, se verán afectadas por esta normativa, que concede un plazo de 8 años para sustituir ese caucho que no llega a la medida exigida.
Por unas superficies más seguras - Foto: Rueda Villaverde Se calcula que en un campo de fútbol puede haber 100 toneladas de caucho y su periodo de vida útil se estima en 10 años, aunque depende mucho de su mantenimiento. En Ciudad Real, por ejemplo, recientemente se cambió el césped artificial del campo número 2 del Polideportivo Juan Carlos I con un presupuesto de 250.000 euros y este mes en Puertollano se ponía en uso también el anexo al estadio Sánchez Menor con una inversión de 283.000 euros.
El concejal de Deportes de Ciudad Real, Pau Beltrán, confesó que en cuanto se dio a conocer la nueva normativa se pusieron manos a la obra para saber más detalles de la reglamentación, plazos y alternativas, para empezar a perfilar un plan para los seis campos de césped artificial que son propiedad del Ayuntamiento.
LOS INICIOS, EN 1998. En Castilla-La Mancha el primer campo de césped artificial que se instaló en 1998 fue en Campo de Criptana a cargo de la empresa Sport Mancha, estando al frente de la misma Juan José Sánchez-Manjavacas, ahora proyect manager de STM, firma líder en instalaciones deportivas e instalador oficial, por ejemplo de la Federación Española de Fútbol. Aquel campo pionero no se rellenó con caucho, sino con arena de sílice.
Sánchez-Manjavacas, ante todo, envía un mensaje de tranquilidad. Con la experiencia que atesora y partiendo de que «buscamos la excelencia en las instalaciones deportivas», considera que la alternativa está en el propio caucho, el material que, a su juicio, mejor responde según los parámetros de elasticidad y biomecánica. Bastaría, por lo tanto, con retirar esas bolillas inferiores a 5 milímetros, reciclarlas y emplear otras de mayor tamaño.
Desde sus inicios en aquel 1998 resalta cómo se ha ido evolucionando y los rellenos se han ido adaptando a las necesidades de los deportistas. Siempre en la «búsqueda de la excelencia» no oculta que muchas veces ha dado un paso a un lado y no ha optado a determinadas adjudicaciones, ya que por un determinado precio entiende que no podía ofrecer la calidad que desean proporcionar a sus clientes, motivo por el cual su negocio está diversificado, con superficies de madera de alto nivel y pavimentos deportivos para interiores.
Además, recuerda que el césped artificial tiene también un uso recreativo, no solo deportivo, y considera que detrás de ciertas noticias que se han publicado hay otro tipo de intereses comerciales. «Los neumáticos están fabricados con caucho y no se prohíben las carreras de motos o coches, que van dejando fragmentos», reflexiona.
ESTUDIOS DE LA UCLM. La Universidad de Castilla-La Mancha es pionera en la investigación de materiales alternativos a los plásticos y posee uno de los tres laboratorios de certificación de superficies deportivas que existen en España. Se trata de un centro acreditado por organismos como la FIFA y realiza multitud de ensayos con todo tipo de materiales, más allá del propio césped artificial.
Por unas superficies más seguras - Foto: Rueda Villaverde Relacionado con ello, la UCLM participa en un consorcio dentro del proyecto LIFET4C, enmarcado en el Programa Life, financiado con 5 millones de euros por la Unión Europea, para investigar sobre el aprovechamiento de plástico agrícola reciclado y reciclable.
Leonor Gallardo, catedrática en Educación Física y Deportiva y vicerrectora de Coordinación, Comunicación y Promoción de la UCLM, lidera ese laboratorio, que lleva tiempo trabajando con otros elementos naturales como sustitutos del caucho, como por ejemplo el corcho o los huesos de aceitunas.
Gallardo también envía un mensaje de tranquilidad y recalca que el fin último es disponer de «instalaciones más seguras y mejores dentro de un objetivo más global que es el de la sostenibilidad» y ahí la investigación desarrolla un papel fundamental.
Por unas superficies más seguras - Foto: Rueda Villaverde Desde la responsabilidad que ejerce, admite haber percibido una gran sensibilidad por parte de los responsables institucionales, con lo que ha mantenido ya varias reuniones desde que se dio a conocer el cambio de normativa.
De la alarma inicial se ha pasado, por lo tanto, a la búsqueda de soluciones, dejando claro que los campos de césped artificial no estarán ni mucho menos prohibidos, pero que sí deberán adaptarse a una nueva normativa, que deja un margen de 8 años, y para la que ya existen diversas alternativas.