La Palabra de Dios en el Tiempo Pascual

Jacinto-A. Naharro Alcázar
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El Tiempo Pascual comprende 50 días que median entre el domingo de Resurrección y el domingo de Pentecostés, ambos entronizados por una gran vigilia

El Tiempo Pascual comprende cincuenta días vividos y celebrados como un sólo y único día. Cincuenta días que median entre el domingo de Resurrección y el domingo de Pentecostés. Ambos domingos vienen entronizados por una gran vigilia, aunque cabe decir que la Vigilia Pascual, vigilia de Resurrección, se considera la madre de todas las vigilias, incluso de la de Pentecostés. La unidad de la Cincuentena queda subrayada por las lecturas bíblicas que aparecen.

Los textos bíblicos pascuales que encontramos dentro del Leccionario ferial son los siguientes: la primera lectura se toma de los Hechos de los Apóstoles. En el evangelio, dentro de la octava de Pascua, se leen los relatos de las apariciones del Señor. Después, se hace una lectura semicontinua del evangelio de San Juan, del cual se toman textos de índole más bien pascual, para completar así la lectura ya empezada en Cuaresma. En esta lectura pascual, ocupan una gran parte el discurso y la oración del Señor después de la Cena.

Se leen los Hechos de los Apóstoles para indicar que el tiempo  pascual es el tiempo de la Iglesia, nuevo pueblo, nuevo Israel. Para el evangelio, después de la primera semana en la que se leen las apariciones del Resucitado, se leen pasajes del evangelio de Juan que pueden ser interpretadas como sacramentales: Jn 3 (catequesis a Nicodemo), Jn 6 (catequesis sobre el Pan de Vida), Jn 10 (el Buen Pastor), Jn 12 (la Luz del mundo), Jn 14-17 (el discurso de la Cena y la oración por la unidad), Jn 21 (las últimas apariciones).

En las lecturas bíblicas del Leccionario dominical, hasta el domingo tercero de Pascua, las lecturas del evangelio relatan las apariciones de Cristo resucitado. Para el cuarto domingo, se proclama las lecturas del Buen Pastor.

En los domingos quinto, sexto y séptimo se leen pasajes escogidos del discurso y de la oración del Señor después de la última cena.

En el ciclo de los tres años, de manera paralela y progresiva, para la primera lectura se toma de los Hechos de los Apóstoles donde nos ofrece un amplio conocimiento de cómo era la vida, el testimonio y el progresivo crecimiento de la Iglesia primitiva.

En cuanto a la lectura apostólica o segunda lectura, en el año A se lee la primera carta de San Pedro, el año B la primera carta de San Juan, el año C se proclama el libro del Apocalipsis. Los textos se pueden considerar propiamente bautismales con una referencia a la vida nueva o con una proyección a la vida escatológica.