Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


Ni tantos ni tan pocos

26/04/2023

Joe Biden acaba de anunciar su decisión de presentarse a la reelección como presidente de Estados Unidos. 80 años. Es lo que han destacado todas las crónicas, 80 años. Ya cuando fue elegido se puso el acento en su edad, y la mayoría de los analistas dedicaron mucho tiempo a estudiar a fondo la personalidad y la preparación de Kamala Harris, la vicepresidenta, convencidos de que Biden no llegaría al fin de su primer mandato y automáticamente Harris ocuparía el Despacho Oval.

El tiempo les ha quitado la razón. Biden sobrevive aunque tropieza de vez en cuando -no solo con los pies, también ha sufrido algún tropiezo de memoria- y además la "estrella" de Kamala pronto perdió su brillo. Ni era tan activa como se suponía, ni tan carismática, ni tan seductora políticamente hablando.

En España debe haber media docena de dirigentes con la edad de Biden que siguen en activo porque los ciudadanos confían masivamente en la sabiduría que le han dado los años. A la cabeza de la lista está el alcalde de Málaga, Paco de la Torre. Pero el sanchismo ha apostado por la juventud como divino tesoro y ha acumulado fracasos históricos que han dejado sectores enteros en situación deplorable por la ineficacia de ministros -y ministras, nos obligan a mencionar siempre los dos géneros- que han ocupado los centros de poder en muchos casos sin más méritos que su corta edad.

Nada que objetar a que la juventud llegue pronto a lo más alto, pero sí hay mucho que objetar a que no sean jóvenes con méritos suficientes. Que se hayan preocupado por formarse, por adquirir experiencia en algo, que al menos hayan gestionado algo, aunque sea muy simple. Jóvenes que sepan dirigir un equipo, hacer un presupuesto, asumir responsabilidades…. Decía Joaquín Leguina, y no estaba mal visto, que a quien ocupara un cargo político de cierto nivel se le debía exigir que al menos hubiera estado dado de alto en la seguridad social en algún momento, demostración de que había ejercido un oficio.

En esta España actual falta oficio y sobra beneficio en muchas de las cabezas que se sientan en el banco azul, o que ocupan cargos de la máxima relevancia en instituciones del Estado sin que conozcan siquiera para qué sirven.

En tiempos pasados, cuando los gobiernos de este país se ocupaban de los asuntos que afectaban de verdad a los ciudadanos, la práctica totalidad de los que asumían responsabilidades -siempre hay excepciones- ocupaban sus despachos sabiendo la tarea que tenían por delante. Ninguno tenía 80 años como Biden, pero contaban con un mínimo curriculum con el que presentarse. Ahora el más inútil firma decretos en el BOE. Se entiende que perder el cargo les provoque terror, porque lo que les espera es la nada, el vacío más absoluto. Y son capaces de cualquier cosa, incluso de perder la dignidad, con tal de permanecer unos meses más en el machito.