Carlos Rodrigo

Entre columnas

Carlos Rodrigo


Farcama for coming

09/10/2023

El curso empieza con los colegios y el otoño con Farcama. 
En tiempos volátiles y mezquinos de realidad virtual y dolor soterrado de noticias y sucesos desasosegantes y espeluznantes, se agradece que ciertas cosas sigan en su sitio. La vieja confiable. No será la mejor, ni la más perfecta, vivió tiempos mejores, pero está ahí. Porque de tradiciones, familiares y amigos lo importante es que estén y nos acompañen, aunque puntualmente uno desee fervientemente estrangularlos.
Año tras año siempre surgen los mismos comentarios más o menos oportunos y maliciosos: otra vez lo mismo; estoy harto de ver los mismos cacharros; podían cambiar los stands; mira al político/funcionario cual, llevan más años que la Feria, y nunca compra nada… pero más allá del salseo que siempre nos da vidilla no podemos negar que si FARCAMA sigue celebrándose año tras año es un pequeño milagro institucional, artesano y ciudadano.
Ir a Farcama, al Martes, cineclub, subir al Valle… sedimentan nuestro acendrado ADN año a año. Estas pequeñas tradiciones y gestos de identidad resiliente, ingenuos si se quiere, pero firmes en su arraigo, toman especial significancia de pegamento antiguo en esta sociedad tan polarizada y fragmentada que asume consignas sin pestañear, sin batallar tantas cosas que hasta hace nada eran innegociables.
Cada año, yendo al trabajo o al cole, levantamos la vista y vemos las banderolas: Otra vez Farcama; madre mía cómo pasa al tiempo; 43 ediciones ya; lo siguiente es:  La Peraleda, la que se montaba allí, menudas colas, las carpas; mi padre iba cuando se hacía en Tavera: entonces había mucho mueble y mucha forja…; y aquella edición del Alcázar…; pero al final siempre es: este año pillo "un pastor" a Ledesma, una bruja a Javi, una jarapa, un bastón al señor ese tan simpático de Valencia que no falla ni una edición…
La Artesanía, como el teatro, siempre está en crisis, pero nunca se extingue; y al final lo que nos inspira no son nuestras necias y efímeras pretensiones, nuestros disfraces patéticos de piterpanes/as ni las tentadoras cirugías estéticas físicas o mentales a las que nos sometemos; sino estos tipos con mala salud de hierro, siempre quejándose, nunca dejando de hacer cosas, con una dignidad a prueba de bomba que no se dejan pisar aunque lleven toda una vida oyendo cantos de sirena de mercachifles, paracaidistas, gente de paso o de personas más o menos bienintencionadas que no sabemos de qué va la vaina.
Del 10 al 15 de octubre Farcama en Toledo; compremos algo: un recuerdo hecho desde el cariño con pretensión de perdurar con vigor de eterno privilegio. Firmo ese legado.
Un consejo (Cela decía que son como el culo, todos tenemos uno): cuiden su elección, las cosas más valiosas suelen ser las más delicadas y, en esto creo que coincidirían Einstein y cualquier político con dos dedos, para cambiar de estado o romperlas solo basta un golpe, que casi siempre asesta, por acción u omisión, la persona en quien más confiábamos, a quien más queríamos.