Quizá estamos tardando en llamar a tiempo y por su nombre a algunas cosas fundamentales. Un ejemplo es lo que está pasando en Cataluña, donde nos hemos acostumbrado a llamar "inmersión lingüística" a la exclusión del español en la enseñanza. A falta de rasgos distintivos de una identidad propia, los nacionalistas han hecho de la lengua su principal arma política, tratando de ocultar que en el caso de Cataluña, etnia, historia y cultura son comunes a todos los pueblos de España, como lo es el español, el idioma al que pretenden excluir.
Ahora que se aceran las elecciones autonómicas en aquella comunidad, será interesante analizar si esta cuestión, a mi entender capital, comparece en los debates preelectorales y qué criterio mantienen sobre este asunto los partidos que se presentan como defensores de la Constitución. No es un tema baladí porque los partidos independentistas utilizan la segregación lingüística como palanca para su proyecto hegemónico y desde la Generalidad se incumplen las sentencias que obligan a impartir en español una o varias asignaturas, además de la de Lengua castellana. Dos sentencias, la última del Tribunal Supremo que rechazó el recurso de la Generalidad contra una anterior del TSJC que obliga a adoptar las medidas necesarias para garantizar que todos los alumnos reciban de manera efectiva la enseñanza de las dos lenguas oficiales en porcentajes que no podrán ser inferiores al 25% en uno y otro caso.
Hay sentencias que no se cumplen y lo llamativo del surrealismo en el que está instalada la política catalana es que la ministra de Educación mira para otra parte por las ataduras de Pedro Sánchez con los partidos separatistas (ERC y Junts) de cuyo apoyo depende la continuidad de la legislatura y su misma estancia en La Moncloa.
Causa rubor tener que recordar algo tan evidente como que Cataluña es España, pero más sonrojo sí cabe provocaron las prisas de Francina Armengol para que los nacionalistas pudieran intervenir en catalán en el Congreso mientras en Cataluña en algunos colegios los niños no pueden hablar en español. Las elecciones son el 12 de mayo. Visto que el PSC se proclama constitucionalista, pero está a lo que diga Sánchez habrá que observar con atención qué dice sobre esta cuestión. Y ver también hasta donde lleva el PP con claridad su discurso sabiendo que en Génova hay quien sueña con qué quizá algún día Junts pueda volver a ser Convergencia.
Pero que nadie dude que estamos ante una cuestión capital.