Fernando Jáuregui

TRIBUNA LIBRE

Fernando Jáuregui

Escritor y periodista. Analista político


Están matando nuestro Parlamento (y, además, rápido)

03/04/2024

Si hay algo que se puede esgrimir contra Pedro Sánchez es su escaso respeto a las funciones del Parlamento, donde está el arquitrabe de una democracia que se precie de tal. Lo peor es que el desprecio al Legislativo es compartido por la mayor parte de las fuerzas políticas, que han convertido Congreso y Senado en campo de batalla no precisamente florales, en sede de verborrea chabacana y en fábrica de problemas, y no de soluciones.
Y sí, ahora lo digo por la creación de esas comisiones de investigación parlamentaria de casos de presunta o real corrupción que van más allá, o se quedan más acá, del 'Koldogate'. Lo que va a ocurrir en las sesiones de ambas comisiones, la de la Cámara Alta y la de la Baja, va a dejar chiquito al disparate semanal que son ese escándalo de las sesiones de control parlamentario al Gobierno.
¿Qué van a aportar Sus Señorías a la investigación de esas citadas corrupciones? Yo se lo digo: hipótesis en el aire y recortes de periódicos, que son los que de verdad investigan desde el 'caso Koldo', antes la Gürtel, Tito Berni, etcétera, hasta los tejemanejes fiscales del novio de la presidenta de la Comunidad de Madrid o las antiestéticas actividades de la esposa del presidente Sánchez. Todo ello en un 'totum revolutum' consistente en disparar más alto y más enloquecidamente que el rival: ¿Qué tú citas a declarar a Begoña Gómez? Pues yo cito a Isabel Díaz Ayuso; ¿que quieres traer al Senado a declarar nada menos que a la presidenta del Congreso, Francina Armengol, paso inédito donde los haya? Pues a lo mejor yo llamo a Feijóo para que explique no sé qué aventuras en un barco.
Y, de paso, complementamos el circo con algunas declaraciones de una vicepresidenta y de un ministro, ambos famosos por su falta de elegancia, asegurando que tienen 'sospechas' o 'indicios' de conductas irregulares de la presidenta de la Comunidad madrileña o incluso de la esposa de Núñez Feijóo, mientras el mismísimo presidente del Gobierno, desde su escaño, hace gestos improcedentes corroborando tales acusaciones, sin pruebas que, de existir, deberían llevarse ante un Juzgado y no a la arena del circo de los leones en que se han convertido nuestras Cortes.
Conste que me he mostrado siempre partidario de las comisiones parlamentarias de investigación. Pero no así. Como soy partidario de los viajes al extranjero del presidente del Gobierno, pero no como este a Oriente Próximo, que ni siquiera fue consultado, como habría de ser preceptivo, con la oposición, en busca de un mínimo consenso en política exterior. En lo que no se puede convertir la política española es un duelo perpetuo a garrotazos, en el que los integrantes de los partidos se dedican preferentemente a insultarse llamándose mentirosos, corruptos y maniobreros contra la Constitución. Si ellos mismos lo dicen, ¿qué quieren que pensemos los que los votamos y pagamos, vía impuestos, sus nóminas?
Han dejado herido de consideración, y no de muerte gracias a excepciones notables, al poder Judicial. Al Legislativo, ya se ve, lo están matando. El Ejecutivo está claramente fraccionado, porque los socios que hasta ahora mantienen a Sánchez en el Gobierno cada día se parecen más al ejército de Pancho Villa. Y al llamado cuarto poder hay ministros que le fabrican listas de 'buenos' y 'malos', como en el colegio, utilizando para tan miserable acción, por cierto, medios públicos.
Dice Sánchez, en sus conversaciones informales con periodistas a bordo del avión que les transporta por Oriente Medio, que no hay dudas de que acabará la Legislatura, es decir, que se prolongará este estado de cosas hasta 2027. Lo veo, francamente, imposible. Y, en todo caso, visto lo que estamos viendo, indeseable. España va bien, admitámoslo, o al menos bastante bien. Pero ellos van mal, cada vez peor.