La comunidad marroquí de Ciudad Real acelera las ayudas

Diego Farto
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La mezquita de Ciudad Real y varios ciudadanos del país magrebí reúnen alimentos y otros materiales tras el terremoto del viernes

Imagen del terremoto de Marruecos. - Foto: MOHAMED MESSARA

La comunidad marroquí en Ciudad Real ha recibido con preocupación las noticias que llegan del otro lado del Estrecho tras el terremoto que el pasado viernes asoló la región central del país, en torno a la ciudad de Marrakech, donde se registraron temblores de siete grados en la escala de Richter. 

La primera preocupación fue contactar con los familiares que permanecen en el país. Sin embargo, la mayoría de marroquíes avecindados en Ciudad Real proceden de zonas alejadas del terremoto. 

Abd El Kader es un carnicero natural de Tánger, en el norte del país, muy alejado del epicentro del terremoto (casi 600 kilómetros) y a pesar de que sus familiares directos no se vieron afectados por el seísmo, detalla que se sintió «muy impresionado» cuando vio las primeras noticias por televisión poco después de las 23.00 horas del viernes.

Este carnicero halal señala que «muchas personas marroquíes están comprando harina y otros alimentos para enviarlos a Marruecos», del mismo modo, da cuenta de que la mezquita de Ciudad Real también está recogiendo donativos y materiales en beneficio de las víctimas, con casi 2.500 fallecidos y una cifra similar de heridos, además de una gran cantidad de desaparecidos, según los datos que facilitó ayer el Gobierno magrebí. 

Se mostró también muy agradecido por la ayuda que está saliendo desde España: «18 camiones han dicho esta mañana», apunta. De todos modos, advierte que sus clientes y la mayoría de los marroquíes residentes en Ciudad Real «proceden del norte de Marruecos y la zona fronteriza con Argelia», mientras que los nacidos en Marrakech «suelen ir más a Francia y Bélgica», matiza.

Quien sí es natural de la zona es Abdu Cheddad, propietario de un bazar en el centro de Ciudad Real, procedente de Fquih Ben Salah, una localidad cercana a Marrakech. «Gracias a Dios mi familia está bien, no hay ningún herido», proclama, aunque en su pueblo «hay varias casas que se han caído». Cheddad asegura que en este momento las comunicaciones con su país «son normales».

El peluquero Ahmad Al Azane es natural de Tánger, donde los daños han sido anecdóticos, pero su hermana reside en las proximidades de Marrakech. «He podido hablar con ella, está bien», afirma, aunque detalla que su vivienda ha quedado muy dañada, «al ser una casa de tierra», apunta.

También está tranquilo por la suerte de sus familiares Izmir Chabben, propietario de un establecimiento de ropa, procedente de Casablanca, a unos 250 kilómetros de Marrakech. Ayer comentaba que pudo hablar con ellos «y están bien», aunque advierte que su casa está «en las afueras de la ciudad», donde apenas se han registrado daños, mientras que en el centro la situación es «más difícil». En este sentido, agradece a Dios que las comunicaciones con Marruecos estén funcionando con cierta normalidad.