La viruela deja la ganadería ovina en el dato más bajo en años

Hilario L. Muñoz
-

La provincia tiene menos de un millón de ovejas y cabras. La ganadería de carne es la más afectada pues la caída de la oferta no ha implicado un aumento de precios

La viruela deja la ganadería ovina en el dato más bajo en años - Foto: Rueda Villaverde

La viruela ovina y caprina tuvo un efecto devastador en la cabaña ganadera de la provincia, con la mayor pérdida de ovejas del último lustro. Hay que retraerse a 2015, cuando se activó también el plan de control de otra enfermedad, la lengua azul, para encontrar una caída mayor. 

Así lo indican las cifras del Ministerio de Agricultura al cierre del año pasado, donde no solo cae la cifra de ovejas, sino también la de los otros animales afectados por la enfermedad, las cabras. La suma del ganado ovino y caprino se encuentra por debajo del millón, en el dato más bajo de la década, con solo 977.245 cabezas. La enfermedad llegó en el mes de febrero a la provincia, que no se libró de ella y de sus restricciones hasta septiembre, pero sus efectos ya advirtieron que podrían notarse en los próximos años. 

«Hay una situación económica a la baja y con perjuicio para los ganaderos que han sufrido las consecuencias, directamente e indirectamente, de la viruela», explicó el secretario provincial de Asaja, Florencio Rodríguez, quien recordó que su perjuicio no se debe solo por los animales que han muerto, o que se han tenido que sacrificar, sino a las explotaciones ganaderas, que se han resentido por las restricciones en el movimiento del ganado. Todo ello ha implicado una «devaluación económica» para las empresas, que se ha sumado a un aumento de costes, «al no poder operar con ellos, venderlos, o comercializarlos».

En cifras, al cierre del año pasado hay 886.737 ovejas, un 4,5 por ciento menos de las que había en 2022. Se trata de una drástica caída que no se veía desde 2016, cuando se perdieron casi 100.000, tras la lengua azul. La diferencia con aquel momento es que en aquel 2016 hubo ganaderos que se refugiaron en el caprino, su cifra creció por encima de las 200.000 cabezas, la mayor cifra en los datos del Ministerio, algo que esta vez no han podido hacer, porque la viruela afectaba a ambas especies. «Necesitamos un plan integral de la ganadería española», indicó Rodríguez, porque no se trata solo de enfermedades o inclemencias meteorológicas. Hay un aumento de «costes añadidos que tiene el mantenimiento de las explotaciones ganaderas», en alimentación o sanitarios, que luego no se reflejan en la venta de productos. 

Las 40.000 ovejas pérdidas se reparten, entre machos, unos 10.000 menos, y hembras, con unas 30.000 perdidas, 20.000 de las dedicadas para el ordeño, lo que apunta a que si ya el año pasado hubo dificultades para alcanzar la cuota de leche que demanda el mercado, esta situación se mantendrán en 2024. A fecha de noviembre, cuando se publica el censo anual del Ministerio de Agricultura, hay 379.621, cuando desde 2020, junto con el incremento de precios, siempre se han superado los 400.000 animales en ordeño, ante la demanda creciente de queso con procedencia de la provincia.

«Hay un diferencial significativo y es que el comportamiento en el ovino de leche no ha seguido la misma trayectoria que el de carne». 

En este sentido, recordó, que la producción de leche se ha resentido y «ha supuesto que haya más demanda que oferta, por lo que los precios de la leche tienden al alza». «Sin embargo, en carne ha sido al revés. Las explotaciones cárnicas han sufrido una devaluación», indicó Rodríguez. Por este motivo, «hay daños todavía que no se han pagado o no se han compensado porque han sido significativos e importantes en las explotaciones ganaderas afectadas».