Estuvieron un fin de semana en una casa rural del parque forestal de La Atalaya y antes de regresar a su ciudad, uno de los cinco amigos lanzó un petardo contra el recinto turístico, originando un incendio en una zona de viviendas y un entorno privilegiado. La Fiscalía y el Ayuntamiento de Ciudad Real, personado en la causa, piden dos años y tres meses de cárcel para el acusado de provocar el incendio en el parque forestal de La Atalaya la tarde del 27 de junio del año pasado al marcharse junto a cuatro amigos de una casa rural. Además, solicitan una pena de multa de 16 meses a razón de una cuota diaria de doce euros. Del mismo modo, pide que el encausado indemnice al Ayuntamiento de Ciudad Real en la cantidad de 19.775 euros por los daños causados en el incendio y a la Junta de Castilla-La Mancha con 15.667 euros por los gastos de la extinción del fuego.
Fernando B. V., de 31 años, firmó el contrato de arrendamiento con la propietaria de la casa rural conocida como Las Melias, en el Camino de Moledores del parque forestal de La Atalaya. En el documento se indicaba la prohibición de hacer uso de artefactos pirotécnicos y fuego en zonas no habitadas desde el 1 de junio al 30 de septiembre, como establece la normativa contra incendios forestales.
Según el relato de hechos de la Fiscalía, sobre las siete de la tarde del 27 de junio del año pasado, Fernando B. V. abandonó la vivienda tras recoger sus pertenencias junto a sus cuatro amigos. Se subieron al coche para iniciar el camino de regreso a su ciudad. El acusado se sentó en el asiento trasero llevando una traca de petardos. Cuando estaba fuera de la casa arrojó un petardo junto a la pared de entrada de la casa, «sin adoptar las medidas necesarias, vulnerando las normas básicas de prudencia en la práctica del fuego y pirotecnia, sin tener en cuenta las altas temperaturas y la existencia de pasto seco inflamable». Debido al viento reinante que soplaba el petardo que lanzó originó un incendio que se propagó rápidamente por el monte de utilidad pública La Atalaya, propiedad del Ayuntamiento de Ciudad Real.
La fiscal delegada de Medio Ambiente, en su detallado y minucioso escrito de acusación, indica que «la onda expansiva provocada por el petardo tras su explosión transportó pavesas o restos incandescentes del explosivo recién detonado y, al entrar en contacto con el abundante combustible ligero muerto existente dio lugar a que se originara rápidamente el incendio».
Marcharon aprisa
El acusado y sus amigos marcharon aprisa del lugar, sin esperar para paliar los efectos de su acción. A causa de los hechos, fueron pastos de las llamas 3,53 hectáreas de superficie arbolada. Los bomberos tuvieron que emplearse a fondo para controlar y extinguir el fuego, tarea que finalizó a las 6.41 horas del día siguiente, 28 de junio.
El fuego se originó cerca de otras viviendas habitadas y del núcleo urbano de Ciudad Real.
Según explica la fiscal del caso en su escrito, se trata de una zona abierta con varios caminos por los que transita la gente. Algunos de estos caminos dan acceso a varias parcelas con viviendas, huertas, jardines y zonas forestales (interfaz urbano-forestal). Los daños causados han sido valorados en 19.775 euros.
La fiscal y el letrado Cipriano Arteche, que ejerce la acusación particular en nombre del Ayuntamiento de Ciudad Real, consideran los hechos constitutivos de un delito forestal por imprudencia grave.
En cuanto a los otros cuatro investigados, se pide el sobreseimiento provisional al entender que tras las diligencias practicadas no ha quedado acreditado el mutuo acuerdo en la comisión del hecho.