Es el título del nuevo libro de nuestro compañero –y amigo- de crítica taurina, Julio César Sánchez. El texto huele a campo, a hombres y mujeres que sacrifican su vida por un animal que sigue siendo el tótem ibérico. Verdaderos ecologistas que darían lecciones a más de uno. Un homenaje a esos ganaderos modestos que no les llega para pagar, en muchos casos, el gasoil y el pienso y que no levantan cabeza desde la pandemia. Retrato de bravura es un diccionario básico-geográfico de las ganaderías de lidia en nuestra provincia: nombres míticos como Víctor y Marín, Los Frías en sus diferentes familias, La Serna, Lozano…se combinan con localidades que guardan un tesoro entre dehesas, montes y valles: Villamanrique, Montes de Toledo, Valle de Alcudia, sin olvidarnos de Alarcos y de los 'coloraos encendidos' de Villarrubia de los Ojos.

En ese paseo imaginario por la provincia no han de faltar los sonidos plasmados por su cámara; desde los cencerros, relinchos o el 'reburdeo' de los astados hasta el silencio y la paz del campo. Es la otra 'música callada' del toreo parafraseando a Bergamín. Esa música que invade el alma entre encinas, alcornoques o en aquel centenario eucalipto de Pinos Bajos, a orillas del Pantano de Gasset.

Negros, castaños, jaboneros, càrdenos, 'chorreado' en verdugo, berrendos…son pelajes que veremos en fincas que también hermosean según su nomenclatura: 'La Porrosa', 'Sabiote', 'Los Jarales', 'Hato de Garro', 'Las Cañadas', 'La Solanilla', 'Los Manantiales', 'Pulido', un muestrario de nombres que dejaron huella.

'Retrato de bravura', consigue mantener el interés tanto para el neófito como para el aficionado de toda la vida. Esa es la tauromaquia que hay que 'enseñar'. Recuerdo aquella anécdota de 'Manolete' con su mozo de espadas Guillermo, cuando en la soledad del campo salmantino le espetó:

'Qué bien estamos en el campo, maestro' Y el califa cordobés le respondió:

'Mejor estaríamos en silencio, Guillermo'. Pues eso.