Amar al genio

J. V. (SPC)
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Todas las musas del cubista, desde Fernande Olivier a Jacqueline Roque, desearon y sufrieron apasionadamente al malagueño

La bailarina rusa Olga Khokhlova.

Una vez Picasso escribió que «el amor es el mejor tónico de la vida», una máxima que  el malagueño cumplió, a buen seguro, rigurosamente. Quizás, sus amantes y parejas no estarían tan de acuerdo con una frase que salió de un hombre al que amaron apasionadamente y las acabó abandonando a su suerte.

La primera relación duradera del autor de Las señoritas de Aviñón fue con Fernande Olivier, la musa que inspiró su época rosa. La joven decidió dejarlo todo, incluido a su marido, e iniciar una relación que duró hasta siete años.  

Tras Olivier llegó Eva Gouel, una coreografa por la que Picasso tuvo una absoluta fijación durante su período cubista. También fue la única mujer que le fue arrebatada al artista al morir prematuramente de cáncer en 1915.

Después estuvo con Olga Khokhlova, con la que se casó y tuvo a Paulo. La joven tenía 25 años cuando conoció a Picasso y fue la mujer que más influyó en el malagueño, pues el pintor tuvo un cambio radical en su estilo pictórico desde el comienzo de su romance con la bailarina rusa.

Al final, la extrema convivencia entre ambos puso de manifiesto su incompatibilidad y un día, a finales de 1927, después de un paseo solitario, Picasso abordó a Marie-Thérèse Walter al salir de las Galerías Lafayette. La sueca solo tenía 17 años cuando se convirtió en el amante del andaluz, que entonces ya contaba con 47 y seguía casado con Olga. A pesar de ello, el artista tuvo una hija con Marie, Maya.

Tras complicadas batallas sentimentales con Olga y Marie, Picasso optó por alejarse de ambas justo cuando empezaba la Guerra Civil española. Pero la realidad reveló que el artista ya había iniciado otra relación con la fotógrafa Dora Maar.

Al igual que con sus romances anteriores Picasso retrató a Dora decenas de veces. Fue su modelo, su documentalista del Guernica y su musa hipnotizante, hasta que en 1943 todo acabó. Como era costumbre, el artista se aburrió de trazar las mismas curvas, así que la sustituyó por Françoise Gilot.

Dora nunca superó la separación y sufrió fuertes depresiones hasta su muerte a los 89 años.

La mujer que le dejó

Con 62 años, el artista comenzó una nueva relación con una jóven estudiante de 21, con la que acabó teniendo dos hijos Claude y Paloma.

Gilot conocía la trayectoría de malagueño y su afición por las mujeres, así que sabía cómo actuaba cuando se enamoraba y también conocía lo que el pintor hacía cuando empezaba a olvidarlas. 

Descubrió que el autor las pintaba a todas durante un período completo para poder dejar en el lienzo todo lo que sentía por ellas y después abandonarlas, intercambiarlas; su pintura no era más que su catarsis, pensaba. 

A pesar del fuerte amor que sentia hacia Picasso, Gilot decidió dejarle y convertirse en la única mujer que osó hacer eso.

En su última etapa, Picasso conoció a los 71 años a Jacqueline Roque, de 26, con la que acabaría sus días. La pareja estaba más que unida, casi fusionada y rara vez uno salía de casa sin el otro. 

En abril de 1973, Picasso falleció y Jacqueline cayó en una profunda depresión que no consiguió superar jamás; en la madrugada del 15 de octubre de 1986 la mayor musa del cubista se suicidó con un disparo en la sien.

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