"Soy una apasionada de la vida"

María Albilla (SPC)
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La intriga no está reñida con la denuncia y así lo demuestra la escritora donostiarra, que con su última historia se sumerge en una asfixiante trama en la que combina el suspense con la crítica a la feroz explotación de los recursos naturales

"Soy una apasionada de la vida" - Foto: Carlos Ruiz

Un bestial asesinato en mitad del hielo. Una base de investigación en el verano austral en plena Antártida que se convierte en una ratonera y un clima agónico en el que cualquiera puede ser el asesino. En este escenario la escritora Maite R. Ochotorena lleva al límite a los investigadores Mikel Ibarra y Erika Oblyakov en su último thriller, Un desierto de hielo (Planeta). 

¿Qué hacen un vasco y una noruega en la Antártida?

Tenía mucho interés en hablar sobre la Antártida, me interesa mucho este tema por la labor de investigación que se está haciendo allí y las respuestas que se pueden obtener sobre el pasado de nuestro planeta. Así que hasta allí he mandado a Mikel Ibarra. He tenido la suerte de conocer el testimonio de una persona de aquí que ha estado de guía en la base Juan Carlos I, en la isla de isla Livingston, una experiencia valiosísima para poder transmitirla a las páginas.

El componente noruego que encarna Erika Oblyakov viene más por el controvertido papel que tiene este país, que por un lado pone toda la carne en el asador en lo que a la lucha contra el cambio climático se refiere, pero por otro lado es el principal exportador de petróleo y gas. Es como... ¿en qué quedamos? Por eso cree la base con su bandera.

Un desierto de hielo arranca con un crimen, directamente, sin pensárselo. El cadáver del geólogo Biorg Stutgard aparece desnudo en la nieve abierto casi en canal. Y el autor de esa muerte está entre nosotros… La intriga está garantizada.

En las bases permanentes, durante el invierno se reduce mucho el personal, así que entre la docena de personas que queda tras la muerte de Biorg está el culpable. Esto genera mucha inquietud en un entorno tan cerrado como ese.

¿Qué papel juega este ambiente claustrofóbico?

El objetivo es llevar al límite a los personajes. Esta es una novela de límites desde el protagonista, que empieza la historia con una crisis personal muy profunda que le lleva al borde del precipicio hasta los científicos y militares que se ven atrapados en la base, lo que les pone contra las cuerdas de sus capacidades físicas y psicológicas. Se habla mucho de la vida, de lo preciosa que es y de la lucha por la vida y la valentía que hay que tener para no tirar la toalla. 

La naturaleza es bella, es salvaje, es ingobernable... Es una herramienta muy útil para crear un 'thriller'"

Y dice el subtítulo de la novela: La oscuridad no es lo único que habita en la noche helada...

Se sabe que en lugares inhóspitos a los que ni siquiera llega la luz del sol y aparentemente nada podría sobrevivir nada, la vida se abre camino... Y ahí lo dejamos, ¿no? 

Me contaba que ha conocido de primera mano cómo se vive en una base antártica. ¿Esto surge un día, así, tomando zuritos con un amigo o la idea del paisaje de hielo ya le rondaba la cabeza? 

Yo le estaba dando vueltas a la idea de la Antártida y entonces mi marido me comentó que tenía un conocido que trabajó en Livingston. Cuando me lo dijo no me lo podía creer, pero en cuanto contacté con él estuvo dispuesto a contarme todo lo necesario. 

Da mucha importancia en sus novelas a la naturaleza. En este caso también, aunque la Antártida sea un desierto de hielo ¿Por qué?

Yo soy una apasionada de la vida en sí misma y me preocupa mucho el presente que tenemos y el futuro que nos viene. Y vemos y sufrimos cada día estas cosas con olas de calor extremas, calimas en el norte, incendios... No me lo puedo sacar de la cabeza. La naturaleza es bella, es salvaje, es ingobernable... Me parece una herramienta muy útil para crear un thriller y aumentar el suspense y la tensión. En este caso, sirve para acorralar a los protagonistas.

Es esa sensación de ratonera que decíamos, pero también empieza con cierta agonía, porque Mikel llega a la base contra las cuerdas.

Sí, él está en una crisis gravísima, pero cuando aparece Erika en su horizonte es como que le llega un billete que le permite dar un paso hacia adelante en la buena dirección. Para él es una salida de su propia crisis, aunque luego se vea atrapado en la base a la que van. Es un viaje de búsqueda en el que Erika le sirve de ancla a la vida.

El objetivo es llevar al límite a los personajes. Esta es una novela de límites"

Ibarra tiene mucho de usted, ya que explica que el personaje «ha surgido de la lucha ante las adversidades de la vida».

Sí... Es el deseo de salir adelante a pesar de todo, de ser más grande que tus circunstancias. Este es el mensaje. En el cajón en el que hurgo para sacar las historias y los personajes, apareció un Mikel muy roto. Y cuanto más le observaba más me importaba porque me sentía identificada con él. Estamos vivos en un planeta que flota en un espacio hostil para la vida y aquí estamos. Me parece tan milagroso que creo que deberíamos ser más conscientes de lo valioso que es. También Erika enarbola la bandera de la valentía y del coraje. Ella lucha con uñas y dientes si hace falta. 

Detrás de esta trama también se esconde la denuncia «del peligro de la ambición humana».

Es un riesgo que la ambición acabe devorando las respuestas que estamos buscando antes de que las obtengamos, que nos quedemos a ciegas.

Hay un tema en el que no puedo ahondar para no desvelar más de la cuenta... del que no se habla nada y que está planeando por los océanos como una sombra peligrosa... 

Con Planeta sacó La mensajera del bosque y ahora Un desierto de hielo, pero empezó con la autoedición. ¿Lo sigue viendo como una opción para empezar?

Sí, sí, claro que sí. Es una manera de cumplir tu sueño sin esperar. Ahora, luego está la otra parte, que es la de que se te vea. Si ya es difícil destacar con un sello grande, imagínate todos piando a la vez en la red...