El kiosco que hizo popular la música

Rafael Cantero
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La Fuente Talaverana se fue embelleciendo con nuevos elementos decorativos y nuevas construcciones. Entre ellos, el Ayuntamiento creyó conveniente la construcción de un kiosco de música que proporcionase entretenimiento, disfrute y cultura.

El kiosco que hizo popular la música - Foto: Rafael Passaporte

Los templetes o kioscos de música son elementos de mobiliario urbano que estuvieron muy de moda a fines del siglo XIX y principios del XX. De alguna manera su auge surgió al considerarse que la música había que hacerla accesible a todas las clases sociales, sacándola desde los teatros, salones y palacios a las calles, plazas y jardines. Los kioscos de música se convirtieron en auténticos escenarios callejeros, donde su elevación permitía la visibilidad y sonoridad adecuada.

Los kioscos, por regla general, tenían forma poligonal, con una plataforma central elevada, sin paredes, en el que unas ligeras columnas sostenían una cubierta que protegía de las inclemencias del tiempo a los músicos. El perímetro se encontraba cerrado por una barandilla de hierro generalmente decorada. La cubierta adaptaba su forma a la estética del espacio circundante, aunque no se le solía dotar de gran altura. 

Estos nuevos espacios fueron utilizados para diversos fines, además de la música, como mítines políticos, representaciones teatrales, conciertos, recitales, y toda aquella actividad que requería un lugar elevado desde el que dirigirse a un público. 

El kiosco que hizo popular la músicaEl kiosco que hizo popular la música - Foto: Tomás Fernández de MoyaEn Ciudad Real, en el año 1916, siendo alcalde José Cruz Prado, se creó el recinto ajardinado que se conoce con el nombre de parque Gasset. Entre los muchos espacios y elementos ornamentales que contiene el parque, quizás el más conocido y popular sea el recinto de la Fuente Talaverana. Este espacio fue inaugurado en 1925 y adquirió este nombre por tener en su parte central una magnífica y artística fuente ornamental que fue creación del artista talaverano Juan Ruiz de Luna, cofundador del alfar de cerámica artística Nuestra Señora del Prado, de Talavera de la Reina, quien recibió el encargo del Ayuntamiento de Ciudad Real para su realización en 1924.

En años venideros el recinto de la Fuente Talaverana se fue embelleciendo con nuevos elementos decorativos y nuevas construcciones. Entre ellos, el Ayuntamiento creyó conveniente la construcción de un kiosco de música que proporcionase entretenimiento, disfrute y cultura. El kiosco de música fue construido en la entrada del recinto de la Fuente Talaverana, según se accedía desde el paseo principal. Se trataba de un elegante y funcional kiosco de música que fue inaugurado el 14 de agosto de 1927, coincidiendo con el comienzo de la Feria y fiestas de la ciudad. Se construyó siguiendo el tipo convencional con estructura poligonal de ocho lados, simétrico con relación a su eje central y sin paredes. El kiosco de la música se levantaba sobre una construcción en mampostería con vanos abiertos en cada uno de sus lados, que fueron utilizados como almacén de elementos de jardinería y como bar y terraza con mesas durante la época estival. La plataforma superior donde actuaba la banda de música estaba rodeada de una barandilla de hierro y contenía ocho columnas sobre las que descansaba la cubierta que tenía en su parte central una pequeña cúpula cónica rematada por una veleta.

Con la construcción del kiosco de la música se favoreció que los ciudadrealeños disfrutasen, especialmente los días de fiesta, de los conciertos que ofrecía la Banda Municipal de Música.

En los años 60 del pasado siglo, con motivo de las profundas reformas en el parque de Gasset y en el recinto de la Fuente Talaverana, donde se construyó un nuevo y moderno auditórium, trajo consigo la demolición del célebre kiosco de la música por entender que ya no era de utilidad.