El resurgir del acuífero

P. Velasco
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El río Guadiana ha vuelto a dar señales de vida a dos kilómetros de sus conocidos 'Ojos', con la aparición de varios socavones con agua en la zona de El Rincón y dos afloramientos en el Molino de Zuacorta

Imagen de uno de los afloramientos de agua. - Foto: Tomás Fdez. de Moya

Si se sigue el cauce del río que desaparece y reaparece desde sus famosos -y actualmente secos- Ojos del Guadiana en el término municipal de Villarrubia y adentrándose en el de Daimiel, los primeros síntomas de su lenta regeneración aparecen a unos dos kilómetros. Allí, el agua ha vuelto a manar en dos de los socavones que aparecieron el pasado mes de diciembre en el paraje de El Rincón (en Daimiel se han localizado unos 30 en los últimos meses, pero éstos son los más significativos por su cercanía a los Ojos). Además, muy cerca, otro pequeño charco se va haciendo con el terreno, al igual que un kilómetro más lejos, en Las Suertes del Concejo, donde se encuentra una charca en la que se pueden observar, incluso, varias aves. Son las evidencias más significativas de que el acuífero 23 recobra la vida y sigue subiendo pese a las escasas precipitaciones de los últimos meses. Esto hace que los propios vecinos de la zona no pierdan la esperanza de volver a ver brotar agua de los verdaderos Ojos, algo que no se observa desde 1986, ya que en el paraje donde se encuentra el acuífero todavía está a 9,25 metros de profundidad.

De momento se «conforman» con descubrir nuevos afloramientos de agua, como los que llevan apareciendo en los últimos meses en la ribera del Guadiana, ya que a los de El Rincón se suman los del Molino de Zuacorta, a unos cuatro kilómetros de los verdaderos Ojos, que se han convertido en la gran atracción turística de la Semana Santa. Pero lo que más sorprende al concejal de Agricultura y Medio Ambiente de Daimiel, Gregorio Díaz del Campo, al igual que al resto de vecinos que visitan a menudo las zonas donde ha manado de nuevo el agua, es la rapidez con la que se hace con el terreno, convirtiendo un pequeño charco en una laguna que continúa creciendo y que se hace más profunda.

 

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