Jesús López Fidalgo: «Usamos la estadística a diario»

Diego Farto
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López es matemático, doctor en Estadística y director de la Escuela de Ingenieros Industriales de la UCLM desde hace siete años.

¿Por qué una obra divulgativa sobre la estadística?
Porque es necesario, porque tiene una fama de algo difícil, complicado, que parece que sólo es accesible para unos pocos. Y sin embargo, las matemáticas y en particular la estadística, están en la vida diaria de todo el mundo, que la utiliza en mayor o menor medida, incluso sin darse cuenta. La gente está utilizando procedimientos estadísticos para tomar decisiones absolutamente sencillas.
Cuando se hace esa clasificación entre grandes mentiras y estadísticas, ¿qué le dice a un especialista?
Hay un libro que se titula Cómo engañar con la estadística. Es una obra muy famosa, también del mismo estilo, aunque no tiene exactamente el mismo contenido, pero que se basa un poco en esa idea. Yo lo he subtitulado Tratamiento para el manipulador patológico, porque va orientado hacia las diversas fases en las que puede entrar la manipulación, que es precisamente lo que quieren decir con eso de «grandes mentiras y estadísticas». Vamos a hacer llegar al gran público dónde efectivamente se puede manipular, de manera que quien lea este libro, aunque sepa un poquito menos de estadística, esté prevenido.
¿Cómo funciona esa manipulación?
La estadística no miente. Así como a las matemáticas se les llamó ciencia exacta, la estadística también utiliza las matemáticas de un modo exacto. Pero a veces se hacen preposiciones que no son correctas. Es decir, si trabajas con unos supuestos que no son correctos, llegarás a soluciones que tampoco lo son, a veces incluso sin ser muy conscientes, no se trata de una manipulación buscada, sino la falta de conocimiento. En nuestra sociedad tener unos conocimientos básicos de estadística debería ser cultura general, al igual que Historia o Geografía.
¿Cuál es el origen de esta obra?
Nació hace bastantes años. Me planteé dar unas charlas a chavales jóvenes, chicos de secundaria, sobre 14 o 15 años, sobre lo que yo llamaba «el sano espíritu crítico», utilizando precisamente el conocimiento de la estadística. A partir de ahí empecé a darle distintos enfoques y con motivo del Año Internacional de la Estadística (2013) empecé a darla en distintos ambientes. Desde niños de 11 o 12 años, hasta gente mayor que no tenía ningún conocimiento de matemáticas. 
¿Qué ha sido lo más difícil de este libro?
Las fotografías, muchas de ellas son mías, pero hay que tener cuidado, porque yo a la hora de preparar las charlas me había bajado fotografías de internet sin apuntar las fuentes ni nada, por eso, al final he tenido que tirar de fotografías hechas por mí o buscar las fuentes de algunas de ellas para poder citarlas sin caer en la ilegalidad. Por lo demás, el libro ha salido de una manera muy natural. He llegado al final y me decía, «parece que se me ha quedado corto». Es una obra que tiene 200 páginas, a la que puedo añadir cosas sin problemas. 
¿En qué medida la obra es una muestra de esa relación entre matemáticas y filosofía?
No es mi intención entrar en cuestiones filosóficas, como puede dar a entender el título. Ésta es una frase atribuida a Einstein, «el azar no existe. Dios no juega a los dados», que no está escrita en ningún sitio, pero todo el mundo se la atribuye a él. Elegí este título porque la estadística se basa fundamentalmente en las leyes del azar. Es esencial para poder aplicar la estadística, tenemos que tener en cuenta esas leyes y por tanto todo aquello que no está hecho al azar pierde el carácter de aleatoriedad, por tanto los resultados empiezan a ser cuestionables. Muchas veces llamamos azar simplemente a lo que desconocemos, a lo que no sabemos cómo se puede controlar. 
¿A qué segmento de público se dirige esta obra?
He escrito este libro pensando en mis padres, que son personas con una formación académica mínima. Está pensado para que lo pueda leer absolutamente cualquiera, no tiene fórmulas de ningún tipo. La terminología científica la he evitado por todos los medios. Siempre tienes que introducir alguna palabra, pero la explico antes con palabras normales y de una forma muy asequible. 
Hoy en día, en el siglo XXI, ¿la gente se para poco a pensar?
Es verdad que todo va muy deprisa, que muchas veces, del periódico no lees más que los titulares y nos quedamos con una idea muy sesgada de lo que realmente está contando luego el artículo. El libro también va un poco en esa idea, por eso es un libro corto, para que el lector no lo deje ahí para cuando tenga tiempo, sino que lo pueda leer en cualquier momento.