Antonia Cortés

Desde mi ventana

Antonia Cortés


Niñas

26/01/2023

Nacieron niñas en países donde ser mujer se paga demasiado caro.
Nacieron niñas y quedaron marcadas para siempre como los animales, aunque no fuera una marca sobre la piel sino cosida en el alma. Un tatuaje invisible.
Nacieron niñas y, por el simple hecho de serlo, carentes de esos derechos que sí tuvieron sus hermanos varones desde el primer segundo de vida.
Nacieron niñas y se convirtieron en portadoras de desgracias y tristezas, pese a la inocencia, en esas casas que anhelaban por encima de todo la celebración de un niño.
Nacieron niñas y, antes de aprender a caminar o decir sus primeras palabras, sus familiares ya decidieron con quién habrían de casarse incluso sin alcanzar la mayoría de edad.
Nacieron niñas y se les negaron las llaves que abren las puertas que conducen al conocimiento, a la educación, porque las mujeres no han de estudiar. El futuro profesional no se escribe en los diarios de estas adolescentes.
Nacieron niñas y las obligaron a hacer de la obediencia forzada y el silencio el sostén de su crecimiento, porque sus voces no tienen importancia, y mucho menos sus ideas y pensamientos. Las mujeres no han de pensar.
Nacieron niñas y les robaron la libertad antes de que tuvieran conciencia del significado de la palabra. Libertad para elegir, libertad para expresarse, libertad para actuar, libertad para decidir. Pájaros sin alas encerrados en una jaula alejada de la luz.
Nacieron niñas y les amputaron los sueños junto con las posibilidades de sentir y vivir como hubieran querido hacerlo. Tradiciones crueles arraigadas en las más profundas creencias.
Nacieron niñas y, en algunos lugares, las cubrieron desde la cabeza hasta los pies para no ser vistas; mientras que en otros las descubrieron demasiado para dejarlas en manos de hombres sin escrúpulos convencidos de que todo tiene un precio. El poder del dinero.
Nacieron niñas y a esa mala suerte se unió la desgracia de hacerlo en el seno de familias tan pobres que la necesidad justifica hasta la venta de la hija por un puñado de monedas.
Nacieron niñas y sin derecho a jugar en la calle porque el trabajo no les deja tiempo para juegos.
Nacieron niñas y siendo aún niñas o adolescentes cuidaron de sus propios hijos, a veces, frutos de esos matrimonios obligados o pactados; otras, consecuencia de las violaciones y abusos sufridos dentro y fuera del entorno más cercano.
Nacieron niñas en países radicalizados, donde no se respetan los derechos fundamentales, donde el sometimiento, la tortura y el asesinato es la respuesta obtenida por quienes quieren defender los principios democráticos.
Nacieron niñas y pronto sintieron que les ataban las manos y les rompían el corazón.
Niñas trabajadoras, niñas casadas, niñas violadas, niñas embarazadas, niñas no escolarizadas, niñas maltratadas…
Senegal, Afganistán, Bangladés, Niger, Chad, Uganda, India, Mauritania, Yemen, Indonesia, Irán, Siria… y llegamos también a América Latina.
Y nacieron niñas…