¿De qué va este nuevo poemario, el cuarto?
En primer lugar, he intentado ver las estaciones, como diciendo vivir la vida y aprovechar el tiempo que le queda a uno de actividad. Luego está la mirada más próxima a la persona con la que uno vive y viaja. Además, está la parte dedicada a qué país, porque uno se cansa de este país en el que la gente está siempre chocando, donde hablas de un tema y enseguida hay confrontación. Luego hay una parte relativa a la pandemia, que la he llamado Tiempo de Aislamiento, que son poemas surgidos en referencia los dos años que hemos estado con el coronavirus. Una de las consecuencias de la pandemia, como no he podido viajar, es que se me ha ocurrido dedicar un poema a cada comunidad autónoma. Por último hay un capítulo llamado dedicatoria velada a una serie de personas.
¿Por qué regresar a la poesía?
Tenía la necesidad. Cuando ya pensaba que no iba a escribir poesía, me vi con ganas de escribir todos los días y he estado dos años escribiendo 60 y tantos poemas, que para mí es un éxito, porque es algo que nunca lo había hecho.
Es un libro de pandemia entonces.
Ha condicionado mucho y gran parte de este libro es resultado de la pandemia. La pandemia tiene un componente presencial importante y hay dos capítulos dedicados a ella, los poemas de viaje y los de pandemia, incluso los de qué país, porque de alguna forma eran días de recibir cosas por WhatsApp que mostraban cómo estaba la gente.
¿En qué ha cambiado su poesía en estos 17 años?
Hay una cosa fundamental y es que yo no escribía con puntos y comas y, por primera vez, he escrito con ellos. Los puntos y comas ayudan a entender. Me di cuenta al escribir Autografía, porque pretendía explicar qué había detrás de aquellos temas que había tratado y quería hacerlo lo más claro posible.
No sé si ve la poesía, con las redes sociales, como un modo de expresión cada vez más actual.
Creo que sí por la gente joven. A ellos les gusta el rap, que es rimado les acerca a la poesía y les van introduciendo. Posiblemente, hay menos jóvenes publicando libros, pero hay más poesía en las redes sociales. Cuando escribí Autografía, se lo dedicaba a los jóvenes, al final, por su interés, ya que había un movimiento interesado en dedicarse a la poesía. Sí que está habiendo un renacer de la poesía.
¿Por qué acaba haciendo poesía un geógrafo?
Mi última etapa de investigación en Geografía ha sido el paisaje literario. De siempre, desde Humboldt en el siglo XVII, a los geógrafos le interesó ver el paisaje, leer a los viajeros románticos y su aportación al paisaje. Al igual que ha ocurrido con un mapa, interesa cómo han descrito los viajeros y los escritores los lugares que han visto. Por eso mi último libro fue geografía, paisaje y turismo.
¿La Mirada Circular también anima a viajar?
Es un viaje con mis ojos, con el recuerdo y con la fotografía. Un viaje de lo que he visto. Se trata de reflejar la memoria y plasmarlo intentando siempre mostrar el medio físico, urbano y los condicionantes históricos. Lo he reflejado en los poemas. Hay que tener en cuenta que la mayor parte de los poemas están surgidos de la inspiración, pero los poemas de las regiones han sido fruto de la reflexión. Empecé por Andalucía y terminé por Castilla-La Mancha, haciendo un recorrido circular por España.