Para mí ha sido un auténtico privilegio trabajar todos estos años con vosotros y haber podido concluir la formación de casi 3.700 profesionales de Enfermería». Estas son las cuentas que hizo la decana de la facultad de Enfermería, Carmina Prado, en un reciente acto en la facultad y con el que inició su despedida del mundo de la docencia. Prado lleva 47 años dedicados a la profesión y ha visto cómo los profesionales de la enfermería pasaron de escuela de ATS a la facultad, de los módulos de cuidados a convertirse en uno de los grados más demandados. El próximo 31 de julio se jubila, lo hará del todo, no tiene intención de quedarse como profesora emérita, aunque asume que no podrá desconectar de una profesión en la que lleva embarcada desde 1976. «Yo siempre quise ser enfermera y enfermera soy», resume Prado, sobre su vocación, un trabajo al que ha dedicado su vida.
«El 16 de octubre cumplo 71 años», explica Carmina Prado, para resumir el motivo por el que se jubila, sin que nunca haya pensado en hacerlo antes de cuando está obligada. En 1976 empezó a impartir clase en Ciudad Real, en la escuela de ATS que tenía la Diputación, compaginando la formación de nuevos enfermeros con su contrato en prematuros en el hospital. En esa escuela trabajó con el doctor Aliseda Vázquez, el fundador de la escuela que se convertiría en facultad. «Este año se ha graduado una nieta suya», recuerda Prado, como muestra de que es historia viva de la profesión.
En esa escuela de ATS estuvo hasta que la formación pasó a depender de la universidad, primero de la Complutense y luego de la UCLM. «Estuve de directora desde 1988 hasta 2010, que esto pasó a denominarse facultad y en el 2010 fui decana». En ese tiempo pasó de ser monitora a profesora y doctora en la actualidad. Fue la segunda, tras Mairena Martín, en obtener el doctorado por la Facultad de Enfermería cuando se lo permitieron, hace poco, en 2015.
El privilegio de formar a casi 3.700 enfermeros - Foto: Rueda Villaverde«Hasta octubre del 90 compatibilicé docencia y asistencia», explica. En octubre del 90, la aún escuela dejó de pertenecer a la Complutense, se integró en la UCLM y pidió la excedencia al Insalud para dedicarse por completo a la gestión. Entonces trabajaba en las urgencias de zona, las de los Puntos de Atención Continuada. «La población era inferior y podíamos trabajar bien», comenta la decana. Desde entonces, sin perder un día, ha trabajado en la gestión, labor que no ha dejado, ni ahora, a semanas de dejar el cargo, preparando los horarios del próximo curso con el resto de profesores.
Los compañeros
«La verdad es que la enfermería ha dado un gran salto al pasar de ayudantes técnicos a sanitarios». Como ejemplo, recuerda que las clases de la escuela eran de técnicas, vendaje o cuidados, pero ahora son de amplios conocimientos. «El enfermero cuidaba, pero no curaba» y, ahora, la visión ha cambiado.
Prado señala el placer de compartir «buenos recuerdos» con profesionales, cuando trabajaba en el hospital, y con profesores en la actualidad. «El mejor recuerdo es el haber estado tantos años y que mis compañeros siempre me hayan ayudado y nunca me hayan planteado problemas irresolubles». El peor, la pandemia. «Fue una situación horrible».
El privilegio de formar a casi 3.700 enfermeros - Foto: Rueda Villaverde«Yo ya he cumplido y he hecho todo lo habido y por haber», indica Prado cuando se le pregunta si le hubiera gustado inaugurar la facultad nueva, el Campus Biosanitario. En este sentido, apunta que no es solo decana, sino que también es directora de la cátedra Fuden-UCLM, de la Fundación para el Desarrollo de la Enfermería, donde imparten el curso de Capacitación de profesionales de enfermería para la indicación y dispensación de fármacos y productos sanitarios en Castilla-La Mancha. En él se forman profesionales de toda España y realizan una labor solidaria con varios proyectos en Sudamérica. A este último trabajo solidario quiere dedicar su tiempo en la jubilación, y también a su madre, «de 100 años y medio», a la que sigue cuidando.