Bienvenidos a Hogwarts

Agencias / Londres
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Warner bros. abre a las afueras de Londres un parque temático para los seguidores de Harry Potter que recorre las principales estancias de la Escuela de Magia y Hechicería

Bienvenidos a Hogwarts

Los amantes de Harry Potter están de enhorabuena. Y es que Warner bros abrió ayer al público una especie de Disneyland, pero centrada, en lugar de en personajes de dibujos animados, en el mago más famoso de los últimos años. Un parque temático en el que los organizadores esperan que 5.000 visitantes pasen cada día para contemplar los escenarios de la película, las extrañas criaturas y las maquetas de algunas edificaciones, como el castillo de Hogwarts.

Esta nueva ruta turística, situada en las afueras de Londres, en los estudios donde se rodaron las taquilleras películas sobre el joven hechicero, pretende llevar la atención a los héroes desconocidos de la saga, desde las responsables de vestuario hasta los expertos de los efectos especiales, que hicieron de las películas algo mágico para millones de personas.

Los interesados entrarán a través del famoso Gran Comedor, una cavernosa habitación con paredes que simulan piedra, suelos de piedra auténtica y mesas con nombres grabados en las que los alumnos de la Escuela de Magia y Hechicería dan buena cuenta de sus banquetes y disfrutaron del Baile de Navidad.

También se conservan de las películas originales la Sala Común de Gryffindor, la oficina del profesor Dumbledore, la clase de pociones, la choza de Hagrid, la cocina de los Weaesley y una parte del Ministerio de Magia.

La gigante araña Aragog, una versión del hipogrifo Buckbeak y realistas recreaciones de los actores permiten a los visitantes estudiar de cerca la detallada artesanía de cada escena.

Por ejemplo, la animatrónica Aragog necesitó 100 técnicos para manejarla, en la cara del hombre lobo Greyback se insertó pelo de cabra hebra y la tienda de Ollivander en el callejón Diagon contenía 17.000 cajas de varitas etiquetadas.

«Hay tantos detalles en todo», manifestó Rupert Grint, que interpretó al mejor amigo de Harry, Ron Weasley. «Estoy muy contento de que no hayan metido todo en un almacén cogiendo polvo y olvidado, porque es algo que de verdad hay que homenajear», agregó.

La producción de cientos de personas trabajando tras la cámara en los escenarios, disfraces, máscaras y atrezzo se combinó con imágenes generadas por ordenador, en lo que el supervisor de efectos especiales John Richardson describió como una colaboración única.

«He trabajado en nueve de las películas de James Bond y no tenían la misma apariencia o aspecto a lo largo del proceso, de alguna manera, que ha tenido lugar en las de Potter», afirmó.

«Nunca antes has tenido un grupo de especialistas durante 10 años, 12 años en mi caso, todos en la misma película sin prácticamente un respiro», apuntó.

El tour, que dura unas tres horas, termina con un paseo por el callejón Diagon que lleva a una gran sala con una enorme maqueta del castillo de Hogwarts. Sus jardines, torres y torreones se rodaron y mejoraron con efectos digitales, y se instalaron más de 2.500 luces para simular faroles y antorchas en el interior.

Las primeras reseñas sobre la atracción han sido dispares, con algunas críticas dirigidas al precio de las entradas y otros costes, como un trayecto en tren y autobús desde Londres.