La muerte de un agricultor en la provincia de Ciudad Real por un golpe de calor ha vuelto a poner el foco en las temperaturas como una de las causas de mortalidad. Su impacto es tal que, desde 2022, el Instituto de Salud Carlos III rediseñó su Sistema de Vigilancia de la Mortalidad Diaria (Sistema MoMo), un análisis que fue una de las claves para entender lo ocurrido durante la pandemia del COVID. Lo hizo para incluir la temperatura como una variable en los excesos de mortalidad y el resultado es que desde 2015, fecha en la que arranca esta estadística, han sido más de 300 las muertes que han ocurrido por exceso de temperaturas.

El sistema marca el pasado lunes, la fecha en la que falleció el agricultor de 47 años, como el primer día de este verano en que habría exceso de mortalidad debido al calor. Este junio es atípico si se ve el histórico publicado por el Carlos III, ya que lo normal es que en el primer mes del verano, el exceso de mortalidad por calor sea de al menos cuatro personas.

El análisis de datos sitúan julio como el peor mes, con al menos una veintena de personas que fallecen debido a complicaciones del calor, seguido de agosto, donde el dato es de una decena. Por el momento, el peor verano fue el de 2017, cuando hubo un exceso de 73 muertes en la provincia, cuya explicación se encuentra en las altas temperaturas registradas.