Un mes de equilibrios

EFE
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Tras ser propuesto por el Rey como candidato a la investidura, Feijóo ideó varias estrategias para reunir los cuatro votos que precisa para ser presidente, aunque llega a la cita sin sumarlos

Un mes de equilibrios - Foto: Sebastian Mariscal Martinez

Cuatro síes separan a Núñez Feijóo de franquear el umbral que da acceso a la Moncloa. El pasado 22 de agosto, cuando fue propuesto por el Rey Felipe VI como candidato a la investidura, el jefe de las filas populares sumaba en total 172 aliados. Más de treinta días después mantiene los mismos números.

Con 172 votos -los del PP, Vox, Coalición Canaria y UPN- está a sólo de estos apoyos de poder ser presidente. Ese estrecho margen le ha obligado en el último mes a hacer equilibrios e incluso rectificar posiciones, para intentar sumarlos. Sin embargo, salvo sorpresa, hoy abrirá su investidura sin haber logrado sumar los respaldos suficientes para ser elegido presidente.

Aunque la aritmética se mantiene inmóvil, Génova no ha dejado de moverse, en un proceso que ha tenido varias trayectorias.

La decisión de hablar con todos, con la excepción de EH Bildu, provocó polémica y la crítica abierta del líder del PP catalán, Alejandro Fernández, contrario a dialogar con Junts, una puerta que abrieron los populares. Tras varios días y escudándose en la exigencia de amnistía que Carles Puigdemont hizo para investir presidente, Feijóo dio marcha atrás a la idea de reunirse con los independentistas catalanes. Sin embargo, en el PP ya había habido contactos, aunque no formales, con esta formación.

Feijóo llegó incluso a hablar de un «encaje del problema territorial de Cataluña», empleando así terminología independentista. La dirección tuvo que aclarar que su líder proponía una mejora del Estado de las autonomías de igualdad entre territorios. 

La amnistía que Junts pide a Pedro Sánchez ha salpicado su proceso de investidura. El PP mostró su rechazo y anunció acciones parlamentarias ante un debate que fuerza a este partido a oponerse a quien todavía no es candidato a la investidura.

Sin embargo, cuando el expresidente José María Aznar llamó a un «Basta ya» cívico como el que hubo contra ETA, el PP hizo pública la decisión, adoptada anteriormente, de celebrar un acto en la calle que con el paso de las horas tomó la forma de un mitin multitudinario.

Apelación al PSOE

Feijóo pasó de sostener en campaña que el PSOE no era un partido de Estado a ofrecer, sin éxito, a Pedro Sánchez un acuerdo entre los dos grandes para que el PP gobierne apelando a que fue el ganador de las elecciones, poner en marcha pactos de Estado en un periodo de dos años y después convocar otros comicios.

El jefe de la oposición ha mantenido este llamamiento y lo ha intensificado ante las críticas a la amnistía por parte de líderes históricos del PSOE como Felipe González o Alfonso Guerra. 

Además, en víspera del debate, el PP animó directamente a los diputados críticos del PSOE a romper la disciplina de voto; el presidente andaluz, Juanma Moreno, les emplazó a rebelarse y actuar con «conciencia de Estado». En esta llamada, los socialistas ven el fantasma del tamayazo, el caso de transfuguismo que impidió al PSOE tomar las riendas en Madrid en 2003.

Altibajos con Vox

El proceso de investidura de Feijóo llegó con el sí de Vox a un hipotético Gobierno en solitario, pero ese respaldo ha tenido que mantenerlo en una relación que ha sufrido altibajos.

El mayor conflicto se dio en la votación de la Mesa del Congreso, en la que el líder derechista, Santiago Abascal, dejó solos a los populares porque estos no cedieron un puesto a su partido.

Tras este escollo, ambos partidos engrasaron de nuevo su relación, para lo que fue necesario que el PP diese entrada a Vox en el Gobierno de la Región de Murcia.

Esta nueva etapa no ha impedido que los de Abascal cuestionen los contactos del PP con Junts, las diferencias a la hora de salir a manifestarse o el abordaje que el PP hace del uso de las lenguas cooficiales, hasta el punto de que los de Abascal abandonaron el hemiciclo mientras Borja Sémper (PP) pronunciaba frases en euskera. 

el desencuentro vasco. La ronda de contactos confirmó, además, la lejanía entre el PP y el PNV. Los nacionalistas vascos avisaron casi desde la noche electoral de que no darían su apoyo «ni efectivo ni tácito» a un Gobierno conservador que necesite los votos de Vox.

Feijóo no tuvo además foto con el líder del PNV, Andoni Ortuzar, con el que se vio en privado aunque después la reunión trascendió.

Mientras el nacionalismo vasco subraya que «no hay margen» para avalar la investidura del político gallego, porque para sumar a sus seis diputados debería restar a los 33 de Vox, los populares reprochan a este partido de actuar movido por el miedo a las elecciones vascas del próximo año y el ascenso de Bildu.