«En la fila de los olvidados, está siempre Cáritas»

L.G.E.
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La presidenta de Cáritas Castilla-La Mancha explica que están para dar esperanza y oportunidades a quienes acuden a ellos. «Muchas personas piensan que porque se necesite, pueden dar una camiseta rota. Eso no es dignidad», apunta

Mónica Moreno es la presidenta de Cáritas Castilla-La Mancha: «Cáritas es la Iglesia haciendo caridad. Y la caridad hay que hacerla bien» - Foto: Cáritas

Mónica Moreno está al frente de Cáritas Castilla-La Mancha desde la sede de Cáritas diocesana de Toledo. Está en un callejón del Casco, alejado de los recorridos turísticos, que linda con el imponente edificio del Seminario. A la entrada del callejón hay una placa de azulejos con el martirio de San Andrés y justo a sus pies alguien ha dejado comida para gatos. La calle se llama de la 'Vida pobre'. «Cáritas ahora mismo es más necesaria que nunca», esgrime Mónica Moreno, «sobre todo en el nuevo contexto social y económico que estamos viviendo, dando respuesta a muchas pobrezas».

La última memoria que han presentado, la correspondiente al año pasado, concluye que la acción de Cáritas ha llegado a 82.200 personas. ¿Qué se le pasa por la cabeza como responsable de Cáritas cuando ve una cifra así?

Cada cifra son personas concretas y rostros concretos. En Cáritas decimos que cada cifra es una historia de vida, son circunstancias personales y son personas que nosotros en Cáritas llamamos participantes, que participan en su proceso de promoción personal, de cómo salir adelante. Queremos dar oportunidad y dar esperanza a cada una de las personas que llegan a Cáritas. Fueron 82.200 personas que son las que acompañamos, atendimos el año pasado en Cáritas regional. Es una cifra que nos tiene que impulsar a seguir trabajando por todos ellos, desde un acompañamiento, desde la cercanía, trabajando también por que se velen todos sus derechos y por su dignidad. 

En este año 2023 sigue aumentando el número de personas que llegan a Cáritas incluso por primera vez motivadas sobre todo por los elevados índices de aumento de los precios. La inflación sigue haciendo mella en todas las familias y más en las de rentas muy bajas.

Dice que trabajan por la dignidad ¿cómo enfocan su acción desde ese concepto?

Ofreciendo las mismas oportunidades y los mismos recursos que pueden tener todas las personas. Pongo de ejemplo el tema de la ropa. Cuando recibimos la donación de ropa en el ropero, se hace un proceso de selección en el que la ropa tiene que estar en perfectas condiciones. Muchas personas piensan que porque se necesite, pueden dar una camiseta rota. Eso no es dignidad. Tiene el mismo derecho el que tiene posibilidades económicas como el que no a tener ropa en perfectas condiciones. 

La entrega de una bolsa de comida no ofrece toda la dignidad que te puede ofrecer una tarjeta monedero o el economato, que vas a un supermercado y puedes escoger los productos, siempre con un seguimiento y acompañamiento de un trabajador social. Es lo que estamos trabajando. En la bolsa recibes, siempre después de una valoración, productos básicos, pero no siempre es lo que se necesita. O por ejemplo, en la campaña de inicio de curso de recogida de material escolar, pedimos que sea a estrenar. A todos nos gusta estrenar unas pinturas, un estuche, o una mochila. 

Eso es algo que debe tener en cuenta también quien dona, que sea algo que podría seguir utilizando o poniéndose...

Por eso se trabaja mucho en la concienciación y sensibilización. Aunque se está cambiando, había una mentalidad de que, porque se necesita, puedo llevar un zapato roto o un pantalón roto. Si tú ya no lo quieres porque no te lo pones, porque no es digno o no está en condiciones, tampoco se lo des a una persona que lo necesite. Sí que es verdad que si está en perfecta condiciones, esa ropa tiene una segunda vida. Los juguetes, que antes también se cogían, ahora tienen que ser a estrenar, con etiqueta. Hay personas que te dicen que solo se ha usado una vez, pero la ley no nos permite cogerlos y tenemos que cumplir la normativa. 

Con todas estas de calor que hemos tenido ¿los centros de Cáritas son un refugio para quienes no tienen hogar?

Desde Cáritas acompañamos a todas las personas y en todas las circunstancias, tanto las olas de frío y las olas de calor. Los centros de atención a personas sin hogar están abiertos 24 horas, los siete días de la semana, 365 días al año. En los días de tanto calor, en las horas centrales tienen mayor ocupación de personas, no solo por las que están alojadas, sino por las que van al centro de día, a ver la televisión, descansar, refrescarse, incluso a ducharse. Nosotros estamos ateniendo a todas las personas que llegan a nosotros y que requieren que les ayudemos en alguna necesidad. No es algo específico de esta campaña, forma parte de la labor que hacemos.

El año pasado estábamos pendientes del precio de la luz y la gasolina. Este 2023 estamos más preocupados con los alimentos. ¿Cómo lo notan en Cáritas en relación con las necesidades con las que les llega la gente?

Según los datos del informe Foessa, ha aumentado la precariedad de las familias que están en exclusión y muchas solo reciben una ayuda que no llega a los 500 euros. De ese importe total, el 72% son para gastos esenciales: vivienda, alimentación, electricidad. Les quedaban apenas 150 euros al mes para sanidad, educación o incluso ocio. Y si esos gastos se han elevado... Los sueldos tampoco se están incrementando conforme lo hace el nivel de vida, de ahí que en la mayoría de los casos no les llegue:o comen o pagan la vivienda. El precio de la vivienda también se ha encarecido tanto que la vivienda se ha convertido, no en un derecho, sino en un lujo. Al incrementarse todo, es lo que está provocando que muchas familias que antes vivían al día, ahora si tienen que pagar la vivienda, no pueden acceder a los alimentos. O si pueden acceder a cubrir sus necesidades básicas, pero no les da el dinero para la vivienda. 

Dice que la vivienda, en lugar de ser un derecho, se ha convertido en un lujo. Siempre pensamos en esos problemas en las grandes urbes ¿pero está ocurriendo también en Castilla-La Mancha?

Es un problema que estamos teniendo las cinco Cáritas diocesanas que conformamos la Cáritas regional. Es que no hay vivienda. No es que el precio de los alquileres sea muy elevado, que lo es, sino que en muchos casos, por ejemplo, en Cuenca ya no hay vivienda dentro de la ciudad. Si hay vivienda, a lo mejor es en los pueblos, que están mal comunicados y además en los pueblos tampoco se impulsa el empleo.

También se está produciendo que muchas familias viven en una habitación y en situaciones que no son dignas para una familia con hijos. Se producen realquileres de habitaciones, en algunos casos incluso hacinamiento. Es otro de los problemas que estamos denunciando. 

En las viviendas que tiene Cáritas Toledo, por ejemplo, la rotación es mucho menor. Antes salían cuando encontraban un trabajo que les permitía normalizar su situación, pero ahora, como los alquileres son tan elevados, pasan más tiempo en las viviendas. Si antes estaban dos años, o tres, ahora están más tiempo.

Una de las claves es el empleo. En Cáritas hacen formación, trabajan en itinerarios... ¿a las empresas les cuesta animarse a contratar a las personas que han pasado por Cáritas?

Una vez que nos conocen, las empresas confían en Cáritas. En el área de empleo Cáritas realiza un acompañamiento muy personalizado de sus participantes, de las personas que han hecho los cursos de empleo y sí que confían en Cáritas y dan oportunidades laborales. El problema es cuando no te conocen. 

En la mayoría de las Cáritas, la promoción del empleo es una de las líneas estratégicas dentro de la labor que realizamos. Cáritas no es solo dar alimento, Cáritas es mucho más, es generar empleo para salir adelante, ayudar en la vivienda, en sanidad. Las empresas de inserción también están generando mucho trabajo y ese es el objetivo de Cáritas con las seis que tiene en la región. También estamos siendo muy creativos e imaginativos para ofrecer cursos de empleo que en muchos casos no los ofrece ninguna otra entidad.

Una persona que llega a Cáritas, que necesita ayuda y luego sale adelante, es una persona con muchísimas ganas de trabajar. Todavía hay que desterrar algunas visiones, algunas ideas de antiguamente, de que 'alguien es pobre y no quiere trabajar'. La mayoría no es así. Todos necesitan una oportunidad. Ellos demuestran que con acompañamiento, y una vez que recuperan su vida, que en muchos casos esas personas estaban muy rotas, muy heridas, con una mochila, una carga de problemas y de circunstancias personales, pero una vez que han recuperado y retomado su vida, entran en el mercado laboral como uno más. 

En 2022 atendieron a 2.438 personas en su área de prisión y exreclusos, a 675 en drogodependencia, a 32 personas con VIH. ¿Tienen la impresión de que si Cáritas no estuviera ahí, costaría más que la Administración llegara?

En muchas de las pobrezas donde no está Cáritas no se está dando respuesta. Por ejemplo, en el tema de los migrantes, cómo dar respuesta a los que llegan en situación irregular. Como no tienen ningún documento, nadie les ayuda, están como en una especie de limbo. Es ahí donde Cáritas les tiende la mano. Tenemos los alojamientos de urgencia y en otras provincias se les ayuda dándole una vivienda y acompañamiento.

En el tema de la drogadicción, es verdad que el Gobierno regional tiene recursos, pero no son suficientes. A veces las condiciones y circunstancias personales de las personas que llegan a nosotros no cumplen con los requisitos que nos pone la Administración. Es ahí donde está Cáritas, desde la cercanía y el acompañamiento, trabajamos para dar respuesta a todas las pobrezas siempre que está en nuestra mano y si no, buscar una alternativa. En la fila de los olvidados está siempre Cáritas.

Parece hasta increíble que con el paso del tiempo hayamos casi normalizado que haya una guerra en Europa, sobre todo los países que estamos más lejos del conflicto. ¿Dónde están ahora las necesidades del pueblo ucraniano?

A través de Cáritas española se sigue trabajando en Cáritas Ucrania. Las necesidades siguen estando, no nos podemos olvidar. Cáritas está ahí desde el principio. Cuando estalló la guerra, Cáritas ya estaba allí, porque a través de las Cáritas de la zona se seguía trabajando. En estos casi dos años se ha tenido que reorganizar y aumentar el número de personas que están trabajando para realizar una gestión y coordinación más eficaz de los recursos que están llegando. 

Este año ha habido elecciones y comienza una nueva legislatura para el Gobierno regional, ayuntamientos y diputaciones ¿qué le piden a la Administración?

Pedimos que nos escuchen. Somos una entidad singular, que tenemos mucha experiencia y esa experiencia y el acompañamiento que hacemos a las personas nos avala para poder ayudar en el diseño de políticas que sean eficaces. Pedimos que nos escuchen, que formemos parte de los círculos de reflexión que organizan las administraciones. Pedimos también una Administración más cercana. Desde Cáritas somos la voz de los más pobres y pedimos una mayor apertura. No podemos seguir haciendo todos los trámites online.

Reclamamos que nos ayuden en el acceso de todas las personas a la regularización administrativa, a trámites como la tarjeta sanitaria o la tarjeta de desempleo. También queremos saber cómo van a quedar los nuevos fondos europeos que la Administración recibirá y que irán destinados a los más pobres. Es uno de los temas que tenemos pendientes, cómo va a quedar el Fondo Social Europeo Plus de acompañamiento a los más pobres. En estos momentos Cáritas no sabe cómo se va a gestionar.

A las puertas de Cáritas también llamarán mujeres que sufren la violencia ¿Qué le parece todo el ruido político que está habiendo sobre este problema?

La política tiene que estar al servicio del bien común y al final el ruido no genera nada más que ruido. Nosotros acompañamos y atendemos a todas las mujeres en todas sus pobrezas y en la medida de lo posible intentamos estar cerca de ellas y de sus hijos, porque es fundamental no solo la mujer, sino también el contexto familiar. Los hijos son a veces los grandes olvidados de los problemas. 

Desde Cáritas estamos, tanto los profesionales, como los voluntarios, para que haya un acompañamiento muy cercano, no solo a las mujeres, a las madres, que es fundamental, sino también a sus hijos, porque arrastran muchos problemas, una mochila que les hace más difícil todavía la convivencia. Pido a las administraciones que se centren en los verdaderos problemas que hay en las familias, que tienen que salir fuera del ruido político, de los dimes y diretes.

A raíz de la pandemia sufrieron un descenso del número de voluntarios. ¿Se está recuperando?

El número de voluntarios sigue bajando. A nivel de Cáritas Castilla-La Mancha hay 3.965 personas voluntaria, que es un 3,8% menos que en el año 2021. Se inició una tendencia de descenso en el voluntariado y eso ha hecho que tanto a nivel Confederal se esté trabajando en nueva estrategia de voluntariado. A nivel regional también estamos coordinándonos para implantar la estrategia confederal y para que cada uno la adapte a su realidad, porque cada provincia, cada pueblo, cada parroquia tiene circunstancias particulares. 

Cáritas es una entidad de voluntariado. Sin voluntariado no existimos. Hay que adaptarse al nuevo contexto social que estamos viviendo y en esa adaptación hay que crear nuevas formas de compromiso del voluntariado de Cáritas, de acompañamiento, de cómo atraer a los más jóvenes. El voluntariado de Cáritas es muy fiel, muy comprometido. Una vez que entra en Cáritas, se compromete durante toda su vida. Tenemos que ver cómo hacer que la labor y la acción social de Cáritas sea también atractiva para los jóvenes, adaptándonos al modo de vida que tienen. 

Precisamente con la JMJ hemos visto cómo son capaces de movilizarse los jóvenes en torno a la Iglesia. Ahí tienen dónde conseguir voluntarios... ¿Cómo los van a atraer?

Sí, la Iglesia mueve a muchísimas personas. ¿Cómo atraer a los jóvenes? Hay que atraer a los jóvenes, pero adaptándose a sus tiempos, sus momentos, con los nuevos medios, las redes sociales, las nuevas tecnologías. Tienen que formar parte de Cáritas, siempre sin perder nuestra identidad –nosotros somos la Iglesia–, sin perder nuestra misión, nuestros valores, pero tenemos que adaptarnos a los nuevos medios y ahí los jóvenes tienen mucho que decir. Siempre que hay voluntarios jóvenes transmiten mucha más ilusión, mucho más entusiasmo. Todo eso lo tenemos que aprovechar.

¿Qué le diría a una persona que pueda estar dudando si se hace voluntario, que quizá no se plantea Cáritas, que no sabe en qué podría ayudar o que teme que no tenga tiempo para comprometerse?

¿Qué le diría? Pues le diría que venga, que pruebe y que luego decida. Nosotros decimos: 'tú decides cuándo y cómo'. Le diría que conozcan nuestros programas y que una vez que empiece y que conozca lo que hacemos, que tiene el trato con las personas que acompañamos en los distintos programas, normalmente se suelen quedar y descubren qué es Cáritas, descubren una entidad que no es lo que ellos pensaban. Todavía sigue existiendo esa idea de que nosotros nos dedicamos solo a dar alimentos o ropa y para nada. En Cáritas tenemos muchísimos programas, con muchísimas iniciativas y hace que la labor aquí en Cáritas sea muy diferente. 

Insiste en que hay que adaptarse sin perder la misión y los valores de Cáritas. ¿Qué es lo que nunca se podría perder?

Cáritas es la Iglesia. El arzobispo de Toledo, don Francisco, lo describe muy bien: Cáritas es la Iglesia haciendo caridad. Y la caridad hay que hacerla bien. Los valores son la dignidad, el derecho a la vida –nosotros siempre vamos a defender la defensa de la vida– la familia y el respeto a los derechos humanos.