De todas las posiciones institucionales que un dirigente político puede ocupar en su vida, el que siempre se recuerda como más intenso, más cercano a la gente y más enriquecedor es el de alcalde o alcaldesa del pueblo o la ciudad. ¡Ay del político que no haya sido alcalde antes que diputado, o ministro, o con mucha más razón presidente del Gobierno! Si llegan a esas responsabilidades sin haber ostentado el bastón de mando de una corporación local, les faltará un aprendizaje muy necesario. De los líderes que hoy tenemos en los partidos nacionales no recuerdo a ninguno como alcalde, y es un fallo de su formación. Los regidores están a pie de obra, difícilmente se podrán escapar la queja de un vecino o dar la espalda a las exigencias de las asociaciones y colectivos. La política que hacen se moldea como el barro, desde la nada nacen ideas que se convierten en mejoras para los vecinos: una fuente, los bancos de una calle, la reforma de los jardines. Por eso la elección de hoy es tan determinante: nos jugamos cómo se ordena el día a día del vecindario, nada más y nada menos.
Últimamente los alcaldes de pueblo y los que optan al puesto están agitados por la contaminación que el debate político deja también en las localidades. Lo de Cataluña, la fragmentación de partidos, los bloques enfrentados uno contra otro... Todo eso influirá en las elecciones de hoy, pero relativamente. Perjudica la convivencia y la tranquilidad, pero al final el votante sabe qué papeleta está eligiendo para cada urna. Sin ir más lejos, en Barcelona ganó el PSOE en las generales, y hoy sufrirá para quedar tercero; y en Valencia, un partido que quedó sexto hace un mes para elegir la representación en el Congreso es el favorito hoy para elegir alcalde de la ciudad. Hoy todas las miradas estarán puestas en Madrid, la joya de la política local, la antesala para llegar a La Moncloa se decía cuando las elecciones generales no se convocaban con la alegría con que ahora se hace. Dicen los analistas que la división de la derecha volverá a perjudicar a sus partidos, aunque la izquierda se presenta en Madrid también dividida, en tres opciones que seguro pactarán tras abrirse las urnas, pero que pueden restar representación a este bloque. El sacrosanto principio del cinco por ciento, por debajo del cual no se obtiene representación de concejales, será importante para descartar opciones. Como cada cuatro años, y en esto no hay alegrías, usted tiene su voto como herramienta para la elección.