En comparación con otras comunidades españolas, el reglamento de Castilla-La Mancha es de los más estrictos a la hora de defender a las reses. En la región están prohibidos los espectáculos en los que se embolan a los animales «prendiendo fuego al material o sustancia con que se ha realizado el embolado» o los que sujetan «antorchas o elementos similares a sus cuernos».
También en Castilla-La Mancha están prohibidas las prácticas consistentes en atar a las reses en un punto fijo, con maromas o sogas. En la localidad toledana de La Puebla de Montalbán, por ejemplo, la vaca enmaromada lleva la cuerda suelta, aunque puede ser ‘víctima’ de que la agarren los mozos por el otro cabo.
Asimismo se prohibe «herir, pinchar, golpear o tratar cruelmente a las reses». La novedad en este punto es que se especifica que trato cruel también es el «lanzamiento de objetos» a los animales.