En la raíz del problema

Raquel Santamarta
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El HGUCR analiza a los pacientes para establecer marcadores que permitan hacer un pronóstico sobre los beneficios de la cirugía bariátrica • Hay obesos mórbidos que tienen un trastorno de la conducta alimentaria

Imágenes tomadas en la Unidad de Investigación Traslacional del HGUCR. / - Foto: PABLO LORENTE

Los obesos mórbidos buscan la satisfacción inmediata de sus pretensiones». Así lo asegura el responsable del servicio de Cirugía General y Digestivo del Hospital General Universitario de Ciudad Real (HGUCR). Por eso, la Unidad de Investigación Traslacional (UIT), en coordinación con el servicio de Anatomía Patológica, comenzó analizando el cerebro de pacientes que habían sido obesos para determinar si existía alguna alteración neuroquímica en aquellas áreas relacionadas con la ingesta desproporcionada o compulsiva de alimentos. Es decir, si sus centros de recompensa mostraban una actividad débil ante un plato apetitoso. Y es que algunos tipos de obesidad podrían estar relacionados con una adicción a la comida que podría implicar los mismos mecanismos cerebrales que funcionan en la vulnerabilidad a las drogas de abuso.

En este sentido, se buscaron marcadores biológicos en distintas zonas del cerebro, incluyendo el cuerpo estriado. Una vez que se obtuvieron poblaciones de animales con distintas tendencias, se exploraron en el núcleo accumbens, que tiene mucho que ver con el sistema de refuerzo y recompensa, para observar las diferencias. Después, esos mismos biomarcadores se estudiaron en tejido cerebral de cadáveres para ver si aquellos individuos obesos o adictos presentaban las mismas semejanzas que en los ratones. «Se trata de identificar esas moléculas proteicas que más se correlacionan con la obesidad», indica David Padilla, que ha relevado a Luis Fernando Alguacil al frente de la Unidad de Investigación Traslacional (UIT) del HGUCR.

vulnerabilidad. La obesidad es en algunos casos un trastorno del comportamiento alimentario, como puede ser la anorexia y la bulimia, que encuentra en los atracones su máxima expresión. Es decir, los afectados mantienen una ingesta descontrolada y compulsiva de alimentos en contra de sus propios deseos. Cabe destacar que desde la unidad psiquiátrica que dirige Luis Beato se valora si las personas que se van a pasar por el quirófano han agotado todos los tratamientos conductuales previos, como los cambios de hábitos dietéticos, y si están preparadas para hacer frente a todos los cuidados posteriores, sobre todo, para cumplir con sus expectativas.

En la actualidad, el hospital está tratando de determinar los marcadores de vulnerabilidad (biológicos y psicosociales) y respuesta a la cirugía bariátrica gracias a una beca del Instituto de Salud Carlos III. Es decir, se trata de hacer un pronóstico sobre los beneficios que puede suponer en estos pacientes (se han incluido 80 en el estudio) el bypass gástrico o la gastrectomía tubular. «Queremos ver cual es el tratamiento que, además de disminuir su peso, acaba con ese síndrome metabólico que ha causado la enfermedad», explica Padilla. (Más información en la edición impresa)