El pacto por obligación

M. Lillo / D. Murillo
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Ningún partido se atreve a hablar abiertamente de futuros acuerdos. La experiencia de hace cuatro años les lleva a la prudencia en una ciudad que ha vivido permanentemente en el pacto

El pacto por obligación - Foto: Rueda Villaverde

Ciudad Real y Albacete fueron las dos ciudades del pacto en Castilla-La Mancha. Casi por sorpresa y sin capacidad de reacción, el PSOE arrebató en las negociaciones al Partido Popular la Alcaldía en un pacto fraguado en Toledo y que permitió a Ciudadanos, con solo tres concejales, liderar el Gobierno local dos años, un tiempo que acaba ahora. En 2019, los candidatos eran consciente de que el alcalde o alcaldesa saldría del entendimiento de bloques: Podemos-PSOE y Cs-PP-Vox. La experiencia previa surgida de 2015, con un PSOE apoyado desde el exterior por Ganemos desaconsejó una renovación en la alianza. Ahora, en cambio, es una pura necesidad. El candidato Paco Cañizares, al que todas las miradas y encuestas dan de nuevo como el principal negociador para formar gobierno, prefiere no decantarse. Ya salió escarmentado: «La ciudad ha salido escaldada de los pactos», advierte. «No han sido buenos», como si diera por hecha una posible mayoría absoluta que se atisba lejos: «Lo decidirán las urnas y los ciudadanos. Creo que todos tenemos buenos proyectos e ideas», remata. A su lado, Ricardo Chamorro, de Vox, tiene claro que no va a pactar con el «Sanchismo». Es decir, con el PSOE. Y de sentarse a una mesa para negociar, «en el caso de pactar», seguiría la ruta en base del programa electoral para «sacar a la ciudad del colapso». 

Pilar Zamora, exalcaldesa, le replica a Chamorro: «Con ustedes tampoco pactaremos». «Salimos a ganar, como siempre». Ésa es la muletilla y frase que todo partido político responde ante la pregunta de si llegarán a futuros acuerdos. Sin embargo, la candidata socialista recuerda que «los pactos siempre se hacen con los que tienen una similitud programática y una hoja de ruta de proyectos». Y defiende sus dos últimas legislaturas: «No creo que los pactos hayan funcionado mal. El objetivo era que la ciudad no se paralizara. Quiero pedirle a la ciudadanía su confianza para conseguir una mayoría que nos permita seguir con los proyectos que hemos empezado». 

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Su socia en estos últimos cuatro años, Eva Masías, de Ciudadanos, cree que las mayorías absolutas se han acabado: «Nunca han beneficiado a la sociedad». Por lo tanto, el pacto, que de hecho le encumbró a la Alcaldía con solo tres concejales, es, a su entender, «necesario». «Sería una falta de respeto avanzar nuestra intención de pactar», pero sí adelantó, sin señalar a ningún partido, «con qué dos modelos de ciudad no estamos dispuestos a llegar a un acuerdo». Y está convencida de que «Ciudadanos volverá a ser decisivo». Ángel Aguas no se achanta cuando le dicen por la calle «alcalde». En el caso de pactar tiene claro cuáles son sus prioridades: «Deberían ser para la mayoría trabajadora, social y para quienes peor lo pasan». Y, sobre todo, «lealtad», quizá mirando al retrovisor de esa legislatura, de 2015 al 2019, en la que fueron determinantes con pactos puntuales.