La oficina para víctimas de discriminación recoge 70 denuncias

Hilario L. Muñoz
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El servicio, dependiente del Ministerio y que gestiona Cepaim, combate el racismo con talleres a nacidos en España y en el extranjero para recordarles sus derechos

La oficina para víctimas de discriminación recoge 70 denuncias - Foto: Rueda Villaverde

El caso Vinicius, como se conoce ya a los gritos racistas ocurridos el pasado fin de semana contra el jugador del Real Madrid, se ha convertido en uno de los temas claves de los últimos días, con una pregunta, si la sociedad española es o no racista. Se trata de una cuestión que tiene múltiples abordajes y que en la capital tiene una de sus respuestas en el Servicio de Asistencia a Víctimas de Discriminación, un servicio del Ministerio de Igualdad que inició su última andadura en junio pasado, gestionado por Cepaim, y que lleva en estos casi doce meses unas 70 denuncias recibidas. 

«Lo que pretendemos es tener un procedimiento de denuncia segura», explicó la técnica de este servicio, María Fernández, y para lograrlo se trabaja en aspectos como «la formación de agentes clave», profesores o profesionales de la sanidad; también en el proyecto Redes, que se centra en la atención a la víctima. En total hay cuatro personas que atienden esta iniciativa, de carácter provincial, y que realizan talleres para dar atención en las áreas sanitarias, jurídicas, psicológica y social.  «Hemos tenido un gran alcance» y aumenta «cada vez más» la atención, siempre con el objetivo de reducir las infradenuncias.

«Tiene que suceder un hecho demasiado escabroso, demasiado grave, como para que una persona quiera acceder a denunciar», recordó Fernández, por lo que esas 70 denuncias son solo la punta del iceberg de la discriminación en la capital. No se trata de demandas judiciales, sino demandas recogidas por las técnicas del servicio, y que se han derivado a Consumo, a la inspección de trabajo o a sanidad u otros aspectos que han acabado en mediación. Si se acude a los datos judiciales, hay cinco denuncias, en los últimos datos del Ministerio, y que datan en 2021. Lo normal, de hecho, es que haya una mediación, con la que se busca restaurar el daño, de una forma «más directa y rápida, que es lo que realmente busca la víctima».

Atención al migrante.

Una clave de este servicio es que entienden que para acabar con la discriminación es necesario saber que se debe trabajar con migrantes y ciudadrealeños a la par. «El tema de Vinicius ayuda a la gente que es nacida en España, por una parte, a hacerse esa pregunta, pero también a los propios inmigrantes, que muchas veces no son conscientes de que están siendo objeto de discriminación». En este sentido, un estudio, el único que hay en la capital sobre discriminación racial y étnica, señala que hay «dificultad para identificar y detectar la discriminación», siendo mayor la discriminación que se percibe por las personas migrantes que la que observan luego en la sociedad. Para la técnica, la clave es que hay «un desconocimiento» de que hay discriminación y «no se atreve a alzar la voz y a decir lo que le está pasando» en aspectos como el empleo o la vivienda, por ejemplo, pero también en cuestiones sanitarias o de empadronamiento. «Cuando hablamos de esto en los talleres, reconocen que han sufrido esa situación y entonces es cuando ya se sienten como personas discriminadas».

La técnica de Cepaim recuerda que hay un aspecto clave cuando saltan estos casos y es que hay otra discriminación más para aquellos que llevan años denunciando el racismo. Ayer, una usuaria que denunció ante la justicia un hecho discriminatorio en la capital preguntó al servicio de Ciudad Real por qué con Vinicius la Fiscalía está ya actuando, pero, en su caso, no sabe nada de la denuncia que interpuso. «Se están tramitando desde el año pasado» y, en su opinión, esto es una muestra de que hay «privilegios» en el ámbito de la discriminación, en función de quien la sufre.