«La caza puede ser compatible 100% con el medio natural siempre que cacemos como un depredador»

Antonio Criado/Ciudad Real
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Director del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos

Jorge Cassinello Roldán es director del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos. - Foto: Rueda Villaverde

El científico Jorge Cassinello Roldán (Almería, 4 de diciembre de 1964), doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad de Granada, forma parte de la plantilla del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), ubicado en el Campus de Ciudad Real, desde 2003, pero fue en 2011, en plena crisis económica, cuando asumió su dirección.

¿Se han tenido que apretar mucho el cinturón estos últimos años?

Mucho. Hemos pasado dos años y medio muy duros, con una política de austeridad que seguimos manteniendo, porque tampoco creo que sea mala cosa, siempre es bueno ahorrar. El año pasado hubo un momento en el que veíamos que no podíamos ejecutar los proyectos con los gastos que habíamos previsto, aunque finalmente la situación se resolvió con una serie de ingresos extras que el Ministerio de Economía le dio al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) para cubrir necesidades que estaban puntualmente justificadas. A nosotros no se nos negó ninguna de las solicitudes que hicimos. Sin embargo, las cosas están cambiando, ya que desde hace unos días tenemos la buena noticia de que ha habido un incremento de los presupuestos desde la UCLM hacia el IREC, aunque sin llegar al nivel de hace tres o cuatro años, y la situación en el CSIC también ha cambiado radicalmente a nivel económico. La perspectiva es que nos estamos recuperando y no me baso en lo que dicen los políticos o en la macroeconomía, lo estamos viendo en el día a día.

¿Cómo ha afectado la crisis a la plantilla? ¿Se han producido también recortes en el área de personal?

La crisis ha pasado factura. Los contratos vigentes se han respetado y han ido finalizando (algunos están funcionando todavía), pero al haber menos fondos en las ofertas de ayudas públicas para investigación, hay más competencia entre grupos a nivel nacional y se otorgan menos proyectos. En el IREC hay grupos de investigación que han sorteado la crisis mejor que otros.

¿Está provocando la crisis una fuga de cerebros de España? ¿Es la I+D+i la gran maltratada de este país en épocas de recesión?

Sí y sobre todo cuando hablamos de institutos que no son 100% públicos o que dependen exclusivamente de comunidades autónomas. Todos conocemos casos lamentables y tristes de institutos que han cerrado estos años. Nosotros lo que hemos notado es que no se han producido ingresos de nuevos científicos de plantilla. Hemos tenido una o dos generaciones de investigadores muy buenos, con nivel postdoctoral, con capacidad de crear riqueza y de ser útiles para la sociedad con sus proyectos, que se nos han ido fuera a buscarse la vida. Y esto es algo casi irrecuperable.

¿Depender de tres entidades diferentes como son la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, la UCLM y el CSIC facilita o complica la gestión?

Como todo en esta vida tiene pros y contras. Yo le veo más cosas a favor, porque te permite tener interlocutores distintos que se complementan y acceder a las ayudas propias que tiene el CSIC, por un lado, y la UCLM, por otro. Otra ventaja es la sinergia, la interacción entre investigaciones con enfoques diferentes. Por otro lado, la mayor problemática de los centros mixtos es la gestión, no tanto económica sino de funcionamiento interno, porque UCLM y CSIC tienen normativas diferentes y hay que acompasarlas.

El IREC cumple este año quince años de vida. ¿Goza el instituto de buena salud?

A pesar de los pesares, a pesar de que hay un bajón de más del 70% de ingresos en proyectos concedidos respecto al año pasado, mantenemos un nivel de publicaciones similar al de años anteriores y seguimos siendo competitivos en cuanto a calidad en la investigación y a nivel de proyectos conseguidos, en muchos casos por encima de la media de los institutos del CSIC, mixtos y no mixtos. Y dentro de la Universidad también destacamos a nivel de producción claramente. Lo que más lamento es la pérdida de personal formado, que se nos ha ido y que difícilmente puedes hacer que vuelva.

¿Qué actividades tienen programadas para conmemorar este decimoquinto aniversario?

Podríamos incluir como actividad la visita, el pasado 10 de junio, de representantes del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, con el vicepresidente de Organización y Relaciones Institucionales a la cabeza. Pudieron ver de primera mano qué hacemos, visitaron las instalaciones y los laboratorios y tengo que decir que se fueron muy satisfechos. Además, ahora estamos en proceso de elaboración de una serie de pósteres conmemorativos, con los que queremos resumir las diferentes líneas de investigación que hemos desarrollado durante estos 15 años, haciendo hincapié en la transversalidad de esas líneas, en el sentido de que se abordan temáticas similares por grupos distintos, con enfoques diferentes pero complementarios. Queremos que sea un exposición itinerante. Y también contemplamos, quizás para después del verano, la realización de talleres para escolares y público en general, jornadas de puertas abiertas y charlas divulgativas, aprovechando que la cinegética tiene interés a todos los niveles.

Hace unos días presentaban la memoria correspondiente a 2013. ¿Cuáles fueron los avances más significativos logrados el pasado ejercicio en el ámbito de la investigación?

Yo destacaría todos los grupos de investigación. Como no voy a destacar al grupo de Sanidad y Biotecnología, que es la unión de una serie de investigadores de plantilla del IREC que le dan mucho peso a una estrategia de estudios de sanidad, de reproducción animal y de unas cuestiones de un nivel biotecnológico muy elevado que nos permiten dar respuesta a diferentes problemáticas. No puedo tampoco dejar de nombrar al grupo de Toxicología de Fauna Silvestre, liderado por un solo investigador de plantilla, que es tremendamente productivo y referencia nacional en la problemática de los tóxicos en el ámbito de la fauna y también a nivel medioambiental. También quiero destacar al grupo de Gestión de Recursos Cinegéticos y Fauna Silvestre, el más grande a nivel de investigadores en el ámbito de la ecología, y que, desde mi modesto punto de vista, es el que está manteniendo la esencia fundacional de este instituto. El grupo de Biodiversidad Genética y Cultural tiene aportaciones muy interesantes, últimamente enfocadas a las comunidades de insectos, que tienen visos de aportar mucho, por ejemplo, en el control de plagas. Los estudios del grupo de Ciencia Animal aplicada a la Gestión Cinegética, especializados en la fisiología de la cuerna del ciervo, están abriendo preguntas sorprendentes que tienen que ver con los factores y los minerales que afectan a la resistencia de los huesos y podrían tener repercusiones en el estudio de la osteoporosis humana. En definitiva, tenemos grupos más asentados y otros que están en proceso de buscar líneas novedosas de investigación. Por último, mi grupo, de Ecología, Comportamiento y Biología de la Conservación de Ungulados, se centra en la problemática de las especies exóticas, pero también invasoras para ver hasta qué punto son un problema para los ecosistemas.

¿Tiene el IREC algún proyecto en común con la Junta de Comunidades?

Tradicionalmente siempre hemos notado un desfase en cuanto a inversión económica y en personal de la Junta de Comunidades respecto a los otros dos patrones del IREC (CSIC y UCLM) y ahora me alegra resaltar que la relación con la Junta es muy fluida. De hecho, la Junta ha realizado una inversión para habilitar una zona de experimentación en el Centro Agrario El Chaparrillo para la salvaguarda de la pureza genética de la perdiz roja, que estamos perdiendo por el cruce con la perdiz chuca. Con financiación propia vamos a finalizar esta zona de experimentación, con la que supliremos también el abandono por nuestra parte de la finca Galiana, en proceso de venta por parte de la Diputación. También estamos en acuerdo con la Junta de Comunidades para promover desde el IREC iniciativas de estudios en nuestros laboratorios de genética, que permita darle información fidedigna a la Dirección General de Montes y Espacios Naturales sobre la pureza de la perdiz que tenemos en nuestros campos o de otras especies como el conejo.

El Gobierno regional también les pidió consejo a la hora de elaborar la futura Ley de Caza de Castilla-La Mancha. ¿Qué aportaciones ha realizado el IREC al texto?

Nosotros hemos aportado los conocimientos científicos, lo que no quiere decir que nos hayan tenido en cuenta en todos los apartados, pero eso es algo normal. Yo siempre digo que en estos casos intentamos ser la voz del medio natural: analizamos qué ocurre en el medio con la intervención humana o con las interacciones entre la flora y la fauna, intentamos entender qué es lo que ocurre y después se lo trasladamos a los gestores. Además, como estamos presentes en el Consejo Regional de Caza era natural que también se nos consultara en el desarrollo de la ley.

El equilibrio entre la caza y la conservación es compatible y necesario. ¿Dónde están los límites?

La caza es una de las pocas actividades humanas que puede ser 100% compatible con el medio natural siempre que cacemos como un depredador. Lo que ocurre es que nosotros normalmente no cazamos como un depredador, porque éste va siempre a por la pieza más débil y asequible y nosotros, sobre todo en la caza mayor, buscamos trofeos y ejemplares vigorosos que lamentablemente son los que se reproducen mejor y los que mantienen a la especie en el mejor estatus genético. La cuestión es saber cuándo cazar esos animales de grandes trofeos, basándonos en la etología y biología de las especies. Con las especies de la caza menor la problemática va por otro lado, está relacionada con el hecho de utilizar granjas para repoblar poblaciones de codornices y perdices, alterando la estructura original de esas poblaciones por la presencia de individuos foráneos. Es un tema complejo que intento desarrollar en el libro La caza como recurso renovable en la conservación de la naturaleza. Ahí quiero dar la imagen de que todas las partes tienen parte de razón, pero que hay muchos puntos de encuentro. Para que se llegue a compaginar una conservación de la naturaleza y una actividad cinegética sostenible las partes tienen que llegar a un acuerdo.

¿Y en este aspecto es optimista?

Yo siempre soy optimista, lo que pasa es que hay que buscar a los interlocutores apropiados, porque todas las partes tienen que ceder. Esto es una mesa con cuatro patas: los gestores, que son los que hacen las leyes y ponen en práctica todas las actividades humanas; los cazadores, que promueven esta actividad y que tienen una serie de requerimientos; los ecologistas, que hacen un poco de ‘pepito grillo’; y los científicos, que son los que les preguntan al medio natural qué es lo que le estamos haciendo, una pata que muchas veces es olvidada. Lamentablemente vivimos de demasiadas hipótesis no comprobadas.

¿Qué papel juega el IREC en la lucha contra el uso ilegal de venenos y qué avances se han conseguido en los últimos tiempos?

Yo creo que se están logrando muchos avances y no sólo en el ámbito del uso ilegal de venenos, sino también en el del uso del plomo en la munición. Son temas muy delicados y polémicos. Por ejemplo, se están planteando alternativas sostenibles para controlar las plagas de topillos que no impliquen la suelta oficial de venenos. Tanto en este asunto como en el control de depredadores u otras cuestiones polémicas estamos dando pautas, pero otra cosa es que nos hagan caso, son las administraciones las que tienen la última palabra. Hay que saber transmitir esa información y ser convincente. Por eso es muy importante la divulgación, porque si no da la sensación de que estamos en una parcela aislada, casi mística, y que no nos interesan los problemas de la sociedad. Y sí nos interesan, lo que no nos pueden pedir es que tengamos respuesta para todo.

Otro de los ejes de acción del IREC es la docencia. ¿Cuántos estudiantes están cursando el máster universitario y el programa de doctorado?

En el máster no suele haber un gran número de estudiantes, suelen estar entre quince o veinte alumnos por máster. Aparte de la formación en máster, también recibimos muchos estudiantes en prácticas de diferentes universidades que se forman aquí, muchos estudiantes que hacen proyectos fin de carrera. En 2013, a nivel de formación, se han defendido diez tesis y trece proyectos fin de carrera. Sigues teniendo ahí un bagaje de potenciales investigadores y científicos muy útil. El problema, como decía antes, no es tanto empezar la carrera investigadora como continuar.

¿Qué objetivos persiguen estas acciones formativas?

Formar investigadores y futuros gestores que tengan en cuenta la ciencia en su gestión, sobre todo en el mundo de la cinegética. Mostrar como la cinegética se puede gestionar desde muchos ámbitos, desde la producción animal, la sanidad, la ecología, la etología, la reproducción... Al final, lo que estamos buscando es ser un centro que intenta aportar soluciones a la caza sostenible, a que se pueda acompasar caza y conservación.