El ladrillo hecho arte en Ciudad Real

Rafael Cantero
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El Palacio Episcopal o el antiguo Banco de España son ejemplo del cambio que llegó en los últimos años del XIX en la construcción de los muros resistentes de fachada y que se generalizando poco a poco, dejando los ladrillos 'al descubierto'

El ladrillo hecho arte en Ciudad Real - Foto: Antonio Passaporte

El ladrillo fue introducido como material de construcción, de una forma definitiva, por los romanos debido, entre otras razones, a su manejabilidad y durabilidad. Durante siglos se utilizó fundamentalmente para levantar los muros maestros de los edificios y fortalezas, muchas fortificaciones de los siglos XV y XVI utilizaron el ladrillo para la construcción de sus muros. En las culturas hispano-árabes le dieron mucha presencia y relevancia al ladrillo, sobre todo por su versatilidad que facilitaba su uso como elemento de ornamentación, incorporando en las fachadas de sus construcciones diversidad de dibujos geométricos a título de decoración y embellecimiento.

A partir del siglo XIX, la fabricación y utilización del ladrillo fue evolucionando y adquiriendo gran importancia, coincidiendo con los grandes avances tecnológicos de la industria ladrillera. Los antiguos hornos hormigueros, hornos conectados en circuito, fueron sustituidos por otros circulares y de túnel, con lo que aumentó sensiblemente la producción y se conseguía un ladrillo de mejores características físicas.

Hasta mediados del siglo XIX, en España era frecuente que los muros que se construían en ladrillo fuesen revestidos posteriormente con otros materiales como el yeso. Solamente en algunos casos o zonas determinadas se dejaba el ladrillo visto por el exterior, utilizándose como elemento ornamental de las fachadas. En la segunda mitad del siglo XIX se produce un cambio muy importante en la fabricación del ladrillo: de hacerse de manera manual pasan a fabricarse en serie y en grandes cantidades, revitalizándose con fuerza la construcción de fachadas de ladrillo visto, toda vez que se trataba de un material de gran resistencia y que no necesitaba mucho mantenimiento como ocurría con otros revestimientos. 

El ladrillo hecho arte en Ciudad RealEl ladrillo hecho arte en Ciudad Real - Foto: Tomás Fernández de MoyaEn los últimos años del XIX en la construcción de los muros resistentes de fachada, se introduce un cambio que se va generalizando poco a poco, dejando los ladrillos 'al descubierto', sin revestimiento. Se deja el ladrillo al descubierto y se empiezan a trazar complejas ornamentaciones en las fachadas, jugando con la forma de colocación del ladrillo. Ornamentación que, si en un principio seguía las pautas que venían desde la arquitectura mudéjar, poco a poco incorpora elementos ornamentales que rompen la trabazón y cobra más importancia el aspecto ornamental.

La ornamentación de las fachadas vistas de ladrillo se ejecuta basándose en la adición de motivos y formas geométricas que se van situando en diversas zonas de las fachadas, como en el arranque, en los bordes laterales, en las cornisas, en torno a los huecos y paños, etc. Esta incorporación masiva del ladrillo visto en las fachadas ha llegado con todo su auge hasta nuestros días, aunque en la actualidad ya no se utilice la decoración geométrica en las mismas. En España, a este tipo de decoración geométrica a base de ladrillo visto se le denominó con el nombre genérico de arquitectura neomudéjar.

En Ciudad Real se conservan muchos ejemplos de edificios que siguieron este estilo neomudéjar en la utilización del ladrillo visto en sus fachadas y muros de cerramiento, como el Palacio Episcopal de la calle Caballeros, proyectado por el arquitecto Vicente Hernández Zenón en el año 1887, que combina el ladrillo con la piedra caliza; el Banco de España en la plaza del Pilar, obra del arquitecto Sebastián Rebollar, construido en 1904; el antiguo Grand Hotel en la calle Cuchillería; mientras que en la calle Postas hay dos edificios que siguieron esta tipología en sus fachadas que también mantiene el edificio que alberga el museo del Quijote en el parque de Gasset y otros muchos desaparecidos, como la antigua Casa de Socorro en la calle Jacinto.

En la imagen antigua que ilustra este artículo se observa una singular edificación que existió en la calle Ciruela cuya fachada y cerramientos fueron construidos empleando el ladrillo visto. Se trataba de una amplia edificación de planta baja y dos alturas que hacía esquina con la calle San Francisco que fue demolida en el último tercio del siglo XX.