Terror en los mares

Agencias
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'Tiburón' cumple 50 años de trauma colectivo y como imán turístico para la isla donde se rodó

Steven Spielberg inició con esta cinta su meteórica carrera. - Foto: EFE

Era escuchar dos notas musicales y todos los espectadores del cine sabían que se acercaba un temido escualo, desatando de inmediato el terror en la sala. Se trata de Tiburón, la película de un jovencísimo Steven Spielberg que hoy cumple la friolera de 50 años de vida y que supuso una revolución para Hollywood.

Una de las secuencias más emblemáticas de la popular cinta es cuando el monstruo despedaza a un niño en una colchoneta mientras se baña tranquilamente en una playa. Ese fue uno de los momentos en los que el imberbe director supo que la película iba a funcionar. Dicho y hecho, el filme se estrenó en más de 400 salas de Estados Unidos cuando lo habitual era que empezase solo por un grupo reducido de cines y que después se mantuviese en taquilla.

Desde entonces, Spielberg cambio para siempre la relación de los humanos, y sobre todo de los niños, con esos animales y eso que, científicamente, se sabe que estos animales suelen evitar a los hombres y que casi nunca muerden.

Pero la película no solo marcó a las generaciones posteriores por su terror descomunal, sino que también se convirtió en imán turístico en la isla donde se rodó. Así, el desembarco de Spielberg en Martha's Vineyard para rodar Tiburón cambió para siempre este pequeño territorio estadounidense.

El cineasta tenía 27 años y su carrera atesoraba apenas cortos, alguna cinta para televisión, como El diablo sobre ruedas y Loca evasión, su ópera prima para la gran pantalla.

A la rebautizada como Amity Island llegó en temporada baja, sin anticipar que el rodaje se iba a alargar y que los contratiempos se verían compensados por la buena recepción del público.

Medio siglo después, el lugar es una cápsula del tiempo: sus comercios recuerdan la película, su sala la sigue programando y todavía viven allí algunos de sus participantes.

En Martha's Vineyard residen 20.000 personas que en verano llegan hasta las 200.000. El estreno de Tiburón la convirtió en una meca turística, apunta John V. Tiernan, gerente del hotel Dockside Inn. 

A su fama posterior ha contribuido que sea elegida como sitio de veraneo de mandatarios como Bill Clinton o Barack Obama, o puntos negros de la crónica social, como el accidente de avioneta que mató frente a su costa a John F. Kennedy Jr., y a su mujer, Carolyn Bessette-Kennedy, en julio de 1999. 

El aniversario hace que las miradas vuelvan a apuntar hacia ese lugar del este estadounidense y también hacia lo profundo del océano, no vaya a ser que vuelva a salir otra vez uno de estos animales monstruosos imaginados para matar.