Ana Pastor quiso dejar constancia ayer en Toledo del compromiso del Ministerio de Fomento con Castilla-La Mancha y lo hizo «con cuentas y no con cuentos», criticando así proyectos prometidos por anteriores Gobiernos que se han quedado en nada. Como afirmó, «en 2015 solo en carreteras vamos a invertir más de 219 millones en la comunidad», tanto para obra nueva como en la conservación de la red viaria, con más de 3.700 kilómetros en servicio.

Un presupuesto invertido en la región que se elevó hasta los 900 millones sumando el conjunto de la legislatura y que han dejado tras de sí la puesta en servicio de  39,4 kilómetros de nuevas autovías. Destacó aquí la culminación de A-40 entre Toledo y Torrijos, los cinco kilómetros de doble calzada en la N-32 entre Albacete-Mahora, o los 5,4 kilómetros de la variante de Ossa de Montiel, en Albacete.

También destacó las actuaciones de mejora en más de 180 kilómetros de la red estatal, entre las que resaltó los trabajos realizados en la A-2, a su paso por Guadalajara, y en A-4 en las provincias de Toledo y Ciudad Real.

En cuanto los ferrocarriles,  la otra gran área de inversión de Fomento en la región, Pastor recordó que esta partida contará  con una dotación presupuestaria de 754 millones para toda la legislatura. De esta cifra, 300,3 millones  se dirigirán a las líneas de alta velocidad.

En total, el Grupo Fomento cuenta con un presupuesto de 619,3 millones para 2015 (un 2,6% más que en 2014),  con una inversión prevista de 300 millones  (un 2,2% más). A lo largo la inyección presupuestaria a la comunidad rondará los 2.500 millones de euros.

Colaboración entre administraciones. En su intervención durante un desayuno informativo organizado ayer por La Tribuna, la ministra subrayó los buenos resultados que está generando la «planificación conjunta» de infraestructuras entre el Ministerio y la Consejería de Fomento. «Hemos priorizado lo más importante» y «estamos trabajando en la misma dirección». Algo que, a su juicio, demuestra que son dos Gobiernos «no solo amigos, sino sensatos».

Una afirmación que contrapuso a la situación que el PP se encontró al llegar al Gobierno central, hace ahora tres años. Según apuntó, la deuda ‘heredada’ solo en Castilla-La Mancha superaba los 130 millones de euros, en obras «que estaban paradas y que ahora están terminadas».