Recta final

Pilar Cernuda
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Mientras Sánchez se pega tiros en el pie contra sí mismo con decisiones que producen un profundo rechazo en algunos de susvotantes, Feijóo guarda la artillería pesada para más adelante

Recta final

Ahora sí, ahora ya ha comenzado oficialmente la campaña electoral. ¿Qué cambia respecto a la campaña electoral que viven los españoles desde hace meses? Pues en un detalle no menor: los partidos ya pueden pedir el voto. 

Hasta ahora, en los numerosos mítines, declaraciones y foros, se las arreglaban para vender su producto, su partido, sus candidatos, sin incumplir la ley, exponiendo las bondades de ese partido y de sus candidatos y arremetiendo contra el adversario, pero se guardaban de pedir el voto. La excepción a la legalidad la ha protagonizado quien más obligada estaba a cumplirla, la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, que ha recibido dos apercibimientos de la Junta Electoral, así como la apertura de dos expedientes, por actuar al margen de la ley: no ha pedido el voto para el PSOE, pera ha utilizado las ruedas de prensa del Consejo de Ministros para hacer burda campaña electoral, lo que está expresamente prohibido. 

En esta campaña que culminará con un mapa azul o rojo (aunque no será el mismo el de la noche del día 28 que el que salga de las negociaciones posteriores), los sondeos coinciden -excepto el CIS- en que el PP será el partido más votado. 

De cara a las negociaciones que se iniciarán el mismo 29, Feijóo ha aportado un dato importante esta misma semana: el PP no gobernará allí donde no ha ganado las elecciones autonómicas y municipales. Esta afirmación, que si la hubiera hecho Sánchez nadie la habría tomado en serio, pues encabeza la lista de los dirigentes que más incumplen sus promesas, sí ha llenado, sin embargo, de intranquilidad a los candidatos del PP y de satisfacción a la izquierda, porque da a entender que el PP no se conforma con gobernar si suma suficientemente con Vox, sino que renunciará a gobernar donde no sea el partido con más concejales o parlamentarios.

Desde el centro y derecha se acusa a Feijóo de no actuar con suficiente contundencia contra la izquierda, fundamentalmente contra Pedro Sánchez, aunque no estamos ante una cita para elegir presidente del Gobierno. Feijóo efectivamente no ha sacado toda la artillería, aunque hay candidatos que ya lo hacen por él, con Isabel Ayuso a la cabeza. 

Aseguran los estrategas del presidente del PP que ya se encarga Sánchez de pegar tiros contra sí mismo, tiros en el pie, con decisiones que tendrán consecuencias en los votantes dudosos y también en algunos que ya habían decidido dar su confianza a los socialistas pero se lo están pensando tras conocer algunas decisiones que les producen un profundo rechazo. 

Precisamente ahora, cuando se inicia la campaña, el PSOE atraviesa unos días problemáticos ante la decisión de Bildu de incluir en sus listas a miembros de ETA condenados por delitos de sangre. 

La mayor parte de los socialistas han dicho que los etarras han cumplido su condena y por tanto su inclusión en las listas es legal. Lo es, pero hay un componente moral que se exige a todos los partidos, sobre todo a los que encabezan una política de represión y castigo a todo lo que ha significado el franquismo, a través de la ley de Memoria Histórica.

También ha sido un error el episodio protagonizado por el ministro Bolaños el Dos de Mayo, inducido por Pedro Sánchez, que sin embargo no ha pronunciado una palabra de apoyo a quien era su hombre de confianza. Y en sentido contrario ha sido positivo para el Gobierno que Biden haya recibido a Sánchez en la Casa Blanca; de esa manera potencia la imagen que más le gusta, la de político con peso en el escenario internacional. En esta campaña veremos también cómo presumirá del papel que jugará a partir del 1 de julio como presidente de turno de la UE. España ha ocupado esa Presidencia rotatoria en cinco ocasiones, pero nunca como hasta ahora se ha presentado ese cargo como si fuera decisivo en las políticas que regirán la UE en los próximo seis meses.

Con o sin Vox

El PP aspira a ganar, pero aspira a gobernar, donde gane, sin necesidad de hacerlo con Vox. El objetivo de Feijóo es alcanzar votos suficientes para gobernar en solitario, con apoyos puntuales de otros partidos para sacar adelante las iniciativas parlamentarias que se presenten en ayuntamientos y gobiernos autonómicos. La posición de Feijóo es de alto riesgo, pero cree que en algunas plazas es posible actuar sin necesidad de aceptar las exigencias de Vox.

El 28-M habrá oportunidad de que todo el mundo se presente como vencedor. El que tenga más votos podrá proclamar que ha ganado, pero puede no tener poder.

Las plazas que permitirán subir al podio de los triunfadores son pocas pero de la máxima relevancia: el gobierno de la Comunidad Valenciana y los ayuntamientos de Valencia, Sevilla, Barcelona y Madrid. El Ejecutivo de Madrid ni se discute, será para Ayuso. 

Pedro Sánchez no está haciendo una campaña cómoda, la mayoría de sus mítines han sido hasta ahora en recintos pequeños, y en muchos de ellos se solicitaba el carné de identidad para entrar, temían gritos y abucheos indeseados. En contraposición a ese mal clima, Calviño y María Jesús Montero esgrimen que las cifras económicas y de empleo son las mejores en años, pero el Banco de España y la mayoría de expertos ajenos al PSOE y al PP cuestionan esas cifras y la viabilidad de las promesas que desgranan los ministros todos los días. Desde el plan de pensiones del ministro Escrivá, a las ayudas para vivienda, ocio cultural para los jóvenes o subvenciones a los sectores más desfavorecidos.

Todo ello, y mucho más, saldrá en la campaña. Que no será un camino de rosas para los socialistas: se agrandan las protestas por la ineficacia de la Administración, que impide gestionar documentos esenciales; la huelga del sector judicial lleva a la desesperación y se anuncian paros en el transporte.

Donde mejor le va al PSOE es donde presenta candidatos abiertamente críticos con Pedro Sánchez. Todo un dato para Moncloa.