«Los ingenieros industriales son los que van a sacarnos de la crisis»

M. Chaves/Ciudad Real
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López Fidalgo es director de la Escuela desde 2008. - Foto: Pablo Lorente

Jesús López Fidalgo (León, 1963) estudió la carrera de Matemáticas entre las universidades de Valladolid y Salamanca, donde fue profesor hasta 2005. Después de ejercer en dicho centro, llegó a la Universidad de Castilla-La Mancha, donde obtuvo la cátedra de Estadística e Investigación Operativa. Fue elegido director de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales en 2008. Además, durante tres años fue gestor del Plan Nacional de Matemáticas.

¿En qué momento se encuentra la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Ciudad Real?

La verdad es que la escuela, pese a ser de las más jóvenes del país, se encuentra en un momento de mayoría de edad. Coincidiendo con sus 18 años de existencia está consolidada, todas las áreas están funcionando a pleno rendimiento, contamos con responsables bien formados y tenemos un buen número de profesores con acreditación nacional de catedrático, titular o de contratado doctor que no han podido acceder a una plaza por la crisis. Puede decirse que la escuela está plenamente consolidada tanto en docencia como en investigación. A día de hoy contamos con grados de Ingeniería Mecánica, Eléctrica, Industrial y Automática; además, ofrecemos el máster de Ingeniería Industrial.

¿En qué pilares se sustenta esa consolidación que ha adquirido desde su puesta en marcha?

Diría que fundamentalmente en la investigación. Esta escuela se creo desde cero y se formó con criterios de calidad en la investigación. La calidad en la docencia, se presupone y también la hay.

¿Sigue siendo la Ingeniería Industrial una titulación sin desempleo?

Ahora mismo hay paro en todos los niveles, pero en años como 2009 y 2010 en los seis meses siguientes a titular, el 90 por ciento de los egresados estaba trabajando. En la actualidad no hay datos, pero ésta sigue siendo una de las titulaciones con mayor índice de fiabilidad. Esto sigue siendo así y, aunque ha habido crisis en algunas ingenierías como Caminos o Arquitectura, en Industriales la versatilidad de la titulación hace posible que los titulados entren en cualquier tipo de trabajo o de empresa.

¿Se han convertido sus aulas en unas exportadoras de talento en los últimos años?

Desgraciadamente sí. En algunos casos hemos perdido profesorado y personal que podía haberse consolidado en la escuela y que por estos años de crisis se han ido fuera. No sé si esto es muy positivo, pero es cierto que hay personal que se ha marchado a Estados Unidos o a Alemania. En cuanto a los egresados o alumnos que han cursado aquí el máster también hay un número importante que se ha marchado de España. Tenemos alumnos por todo el mundo.

¿Qué espera del futuro para los futuros ingenieros industriales que salgan a la calle?

Lo veo muy bien y soy optimista. De hecho, en los últimos años suelo decir a los graduados que ellos tienen que sacarnos de la crisis, porque son los que realmente pueden hacerlo.

Acaba usted de darme un buen titular.

Es que es así, creo que el ingeniero industrial es el que, por su versatilidad, puede reinventarse y llevarnos a la salida de la crisis. ¿Quién si no?

¿Ha tocado la crisis de lleno a la investigación?

En 2010 la escuela recibía aproximadamente un millón y medio de euros para investigación de parte de fuentes públicas y privadas y en la actualidad se ha caído a un millón. Eso sí, hay que destacar que la que más ha caído es la inversión pública y que la privada es la que se mantiene. Aun así, en Industriales los laboratorios ya estaban consolidados y la mayoría se ha podido mantener bien. El mayor problema, por el contrario, está en poder tener becarios; de todos modos, tenemos cerca de 40 doctorandos en toda la escuela, algo considerable teniendo en cuenta que el profesorado estable no llega a 60 personas.

¿Cómo influye en la escuela que esta provincia, a excepción de algunas comarcas, no tenga un tejido industrial demasiado desarrollado?

Es cierto que Ciudad Real no es eminentemente industrial, pero tampoco está muy por debajo de la media nacional. Esto viene a decir que sí que hay y la escuela ha superado en este último año el centenar de prácticas en empresas que, además, son remuneradas en un porcentaje muy alto. Esto ha sido gracias al buen trabajo de los docentes, que también han hecho posible que la escuela cuente con cinco premios para trabajos de fin de carrera.

¿Es vital a día de hoy la relación con la empresa para cualquier titulación?

Para todas y para ésta muchísimo más. Por ello, estamos poniendo especial empeño en ello y contamos con dos subdirectores en el área de relaciones con empresas e institucionales, que es donde más hay que apostar. La cosa va bien y, por ello, ya estamos pensando en diseñar una formación complementaria a la oficial que esté muy ligada a la empresa y bajo el modelo de la formación dual.

No hace mucho se echaba en falta mayor peso práctico en las universidades, algo que sí estaba presente en la FP.

La universidad no es una academia ni un centro de FP y por ello tiene que dar una formación teórica y básica fuerte. Es importante que eso se mantenga y se cuide porque es donde se sustenta todo lo demás; de hecho, prefiero que de esta escuela salga un alumno con la cabeza bien amueblada para poder aprender cualquier cosa en su futuro profesional, que no una persona que sepa unas cuantas técnicas, pero que no sepa ir más allá. Dicho esto, la universidad no puede reducirse a lo meramente teórico o a lo pasado de moda y ése es uno de los valores añadidos de esta escuela: que el profesorado está en la cresta de la ola y sabe lo que no se utiliza y, por el contrario, donde están los frentes del conocimiento y las cuestiones que demandan las empresas.

En Ciudad Real el peso del campo es muy importante, ¿se acercan los industriales también a esta parcela?

No es exactamente nuestra parcela, pero no hay que olvidar que el campo está mecanizado y en este propio centro hay gente que trabaja en proyectos relacionados con el vino. Por ello, más que en la agricultura, donde destacan nuestros compañeros de Agrónomos, el campo importante están en la mecanización de la misma.

¿Por dónde pasa el futuro de la Ingeniería Industrial? ¿Cuáles son las áreas a potenciar?

Todas. Eso quiere decir desde organización industrial, aunque pueda decirse que entramos en el camino de los titulados en Administración de Empresas, a otras áreas como la robótica o la automoción.

En este sentido ha dado mucho que hablar el monoplaza que diseñaron con motivo de la iniciativa Fórmula Student.

Estamos muy contentos con este proyecto. Eso sí, para que salga adelante una iniciativa así tiene que haber un entusiasta al frente y el año pasado un grupo de alumnos hizo un trabajo excelente y la escuela se volcó con ellos. Aun así, fue un proyecto que no todo el mundo se creía y ellos mismos demostraron que era posible, llegaron a la competición en Italia e hicieron un papel muy digno. Por ello, este año la gente ya se lo cree, ha sido más fácil encontrar financiación y ya hay muchos alumnos deseando entrar en ese equipo. Eso garantiza que este año también va a salir muy bien, que los estudiantes van a aprender muchísimo y que algunos, como ya ha ocurrido, van a recibir ofertas de trabajo.

Hace poco tuvieron una reunión con la alcaldesa de Ciudad Real, Rosa Romero, para hablar de los futuros postes de recarga para coches eléctricos. ¿Cuándo llegarán?

Aún no lo sabemos, pero procuramos que los proyectos de fin de carrera se hagan, en la medida de lo posible, con gente de fuera y bajo la supervisión de profesores de la escuela. La idea es que sean proyectos lo más reales posible y en ese marco se han hecho algunos proyectos con el Ayuntamiento y con el Patronato de Personas con Discapacidad o empresas. Nuestros alumnos están abiertos a cualquier tipo de proyecto, pero algunos como éste todavía tienen que ir desarrollándose. Por otra parte, también hay que destacar que, junto con el Consistorio, se está trabajando en una aplicación móvil para que los dispositivos puedan advertir al invidente del color del semáforo por el que va a cruzar.

La capital se acaba de adherir al proyecto Smart City. ¿Tienen ustedes mucho que decir en este aspecto?

Desde luego. Podríamos tener mucho que decir, estamos abiertos a trabajar en esa línea. Nos ofrecemos a colaborar en todo lo que nos llegue en este sentido, puesto que no todos los proyectos deben ceñirse al trabajo de laboratorio o de despacho. Además, si lo que se hace está al servicio de la sociedad, mejor que mejor.

¿Es la robótica la estrella del futuro en Ingeniería Industrial?

En la escuela hay dos actividades muy conocidas en relación a la robótica como son los concursos para estudiantes de Bachillerato y universitarios; eso sí, estos concursos vienen precedidos de un curso de formación. De esta forma se da a conocer lo que se hace en la escuela y qué se estudia en nuestros grados. Además, este verano la escuela va a acoger un campus de robótica del Ministerio de Educación con alumnos de todo el país.

Entonces, ¿La Mancha puede ser cuna de buena robótica?

Por supuesto. Esto puede ser una manera de impulsar la actividad, aunque en España haya otros centros muy buenos.

¿Cómo es el alumno que estudia Ingeniería Industrial?

Hay que decir que este año se ha sobrepasado el millar de alumnos, que es mucho y ya no nos permite admitir a más. Además, el porcentaje de egresados sobre el total de matriculados es muy elevado. La mayoría de los que entran en nuestras aulas salen titulados.

¿Ha hecho la crisis que vuelvan a sus aulas muchas personas que dejaron de estudiar?

Los hay, aunque son minoría. Tenemos alumnos que han estado trabajando y que al quedar en paro han vuelto y la verdad es que se trata de un alumnado que me gusta porque tienen una madurez que no tiene el resto. Su experiencia vital es muy positiva, aunque también es cierto que les cuesta un poco más.

¿Es consciente la sociedad de la importancia de invertir en la universidad?

A riesgo de ser políticamente incorrecto, creo que no. Todo el mundo lo dice, pero no nos creemos del todo lo importante que es invertir en investigación. Quizá también tengamos que hacer un esfuerzo por mostrar a la sociedad que se gana mucho invirtiendo en educación.

¿Tienen que convertirse los docentes casi en comerciales para conseguir captar inversores?

En parte sí. El problema es que somos profesores y quizá nos falta formación y experiencia para saber vender el producto.

¿Les ha cambiado mucho la vida el Plan Bolonia?

Pues la verdad es que sí. Ha sido un proceso muy complicado en el que hemos tenido que asumir la carga de diseñar nuestros propios planes; algo que puede parecer bueno, pero que en la práctica es muy complicado. Ha sido un proceso doloroso en el que hemos contado con bastantes limitaciones.