La contrarreloj de Alonso

DIEGO IZCO
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El mediocentro de Tolosa tiene siete meses (y el futuro en el aire) para llegar al Mundial de Brasil

La contrarreloj de Alonso - Foto: EUROPA PRESS Adidas

Una pubalgia, explicada con la máxima sencillez, es solo un dolor en el pubis. Pero suena peor. Suena a lesión contraída por alguien que tiene demasiadas muescas en las espinilleras, alguien que ha gastado muchos pares de botas, demasiados golpes en el suelo, demasiados choques a lo largo de demasiados años. Suena a recta final de carrera, a recuperación lenta y dolorosa. Suena a «nunca volverá a ser el mismo»... Y sin embargo, a Xabi Alonso se le espera. Es obligatorio: pocos como él, en la Historia moderna del fútbol, han interpretado el juego con tanta sencillez y precisión; pocos han resultado tan determinantes desde la posición de mediocentro, repartiendo equilibrio y brillo a partes iguales en la Real Sociedad (1999-2004), Liverpool (2004-2009) y Real Madrid (2009 hasta la fecha).

Una pubalgia, cuando estás a punto de llegar a los 32 años, cuando tu fútbol durante 14 temporadas de profesionalismo ha sido cortar y lanzar, no negarse al contacto fuerte, patear en largo, ofrecer una constante salida a la defensa y correr rápidamente para ver qué puedes darle a los atacantes, es una lesión más que incómoda. Puro desgaste. Algo crónico en no pocas ocasiones que acompaña a los deportistas hasta el final de sus días.

Y sin embargo, después de varios meses de trabajo y recuperación, Xabi Alonso volvió con galones de mariscal de campo a un terreno de juego. Su concurso en el escandaloso 7-3 que alcanzó el Real Madrid ante el Sevilla el pasado miércoles fue el pistoletazo de salida hacia una contrarreloj de 222 días, los que quedan desde hoy hasta el próximo 12 de junio, el día en el que comenzará el Campeonato del Mundo de Brasil.

Dicen los expertos que, en los años de Mundial, el fútbol se convierte en algo anormalmente sereno: los jugadores rehuyen de contactos que, en períodos de 'entreguerras', son absolutamente normales. Un hueso que cruje o un músculo roto son noticias terribles para esos muchos (la mayoría de los internacionales de todo el planeta) que no tienen hueco fijo en las listas de los seleccionadores. No será el caso de Xabi Alonso. A los grandes, efectivamente, se les espera. Pero el tolosarra tiene que poner de su parte: seis meses y medio de alta competición unidos a un dolor crónico en el pubis para demostrar a Vicente del Bosque que puede disputar su tercer Mundial.

HISTORIAL. Alonso ha sido un fijo de la selección desde hace 10 largas temporadas. Desde que debutase en el Vicente Calderón en un cómodo 4-0 ante Ecuador (30 de abril de 2003), ha disputado 107 partidos con la 'roja', anotando 15 goles. Pieza clave en los Mundiales de Alemania 2006 y Suráfrica 2010, en las Eurocopas de Portugal 2004, Austria y Suiza 2008, Polonia y Ucrania 2012...

Los casi 13 millones de euros que pagó el Liverpol en 2004 por hacerse con sus servicios fueron el paso decisivo en su carrera. El escaparate de la Real Sociedad no tenía la dimensión necesaria para un futbolista de época, y, en Anfield, Xabi Alonso reventó como uno de los mejores mediocentros del planeta. No solo tenía la intensidad necesaria o la fuerza para adaptarse al fútbol inglés, sino que asomaba la cabeza muy por encima de la media por la capacidad que tenía para leer los partidos antes de que se disputaran... o incluso para cambiarlos sobre la marcha. Donde otros proponían batalla a pecho descubierto, Alonso ponía pausa si el encuentro lo requería; donde otros no veían hueco, Alonso tenía siempre preparado un desplazamiento largo para enganchar la defensa del rival. Donde no sucedía nada, de repente sucedía un zapatazo de 'cuatro' del Liverpool que besaba las redes del rival...

Rafa Benítez obligó al genial Steven Gerrard a compartir galones con el chico de Tolosa, y éste le respondió con cuatro temporadas colosales en los 'reds', incluida la inolvidable final de la Champions en 2005 (la remontada ante el Milan, de 0-3 a 3-3 y triunfo inglés en los penaltis). Cuatro temporadas después, todavía con un nivel superlativo en sus botas, el Real Madrid decide pagar casi 35 millones de euros al Liverpool y convertirlo en la piedra angular de su proyecto.

En el Santiago Bernabéu, Xabi ha encontrado todo lo necesario para certificar su categoría: la repercusión y la experiencia. El jugador que ya parecía un viejo (en el mejor sentido de la palabra) con 23 tiernos años, ya estaba en lo más alto del mundo. Todos sabían el truco para jugarle al Real Madrid: tapar a Alonso. Y, sin embargo, no ha dejado de impartir lecciones pese a esa intensa vigilancia. Pocos rivales han conseguido taponar su fútbol (inteligencia y colocación constantes); solo las lesiones lo han hecho.

FUTURO INCIERTO. Precisamente por eso, porque el Real Madrid le ha esperado... pero también le ha buscado recambio, el futuro de Xabi Alonso es una incógnita. En esa particular contrarreloj hacia Brasil'14, él sabe que lo único que le garantiza una plaza es su estado de forma, y para conseguir el idóneo necesita acumular minutos.

La incógnita sobre su regreso, resuelta finalmente el miércoles, y la larga recuperación de su pubalgia han disparado decenas de rumores sobre su futuro, no solo a medio o largo sino también a corto plazo. Sobre Alonso se ha dicho, antes de su reaparición ante el Sevilla, no solo que ésta va a ser su última temporada como jugador del Real Madrid, sino que su salida podría precipitarse incluso en el mercado de invierno, recalando en diciembre o enero en equipos como el Chelsea o la Juventus.

El Real Madrid se debate ahora entre la posibilidad (quizás la última) de hacer caja con uno de los mejores mediocentros del planeta... o seguir aprovechando su sobresaliente capacidad para dominar los partidos. La decisión no será unilateral, porque el jugador solo quiere balón y minutos. Las grandes operaciones económicas no están ahora en la menta del jugador. Xabi Alonso ya ha puesto el cuentakilómetros a cero. Vista al frente, postura aerodinámica y lucha feroz contra el crono. 222 días pedaleando.