Mañana, 27 de septiembre, el Cerro de las Cabezas soplará las velas de su primer aniversario como yacimiento arqueológico. Fue hace un año cuando la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha declaró a este emblemático lugar yacimiento arqueológico convirtiéndose así en el séptimo de la región tras un proceso «largo y complejo». Una fecha marcada en rojo en el calendario por los valdepeñeros y por su Ayuntamiento, que en palabras de la concejala de Cultura y Turismo, Vanessa Irla, reconoce que este nuevo nombre «ha posicionado al Cerro de las Cabezas en el lugar que se merecía». «Es la categoría que realmente se merece, pues hablamos de un yacimiento puro en el que se puede ver cómo era la vida de los íberos hace 2.500 años», argumenta.
Aunque quizás un año «es poco tiempo para ver resultados» que ha supuesto esta declaración, la responsable del área asegura que se verán a largo plazo con «importante beneficios», pues ser yacimiento «supone ya un atractivo mayor para los turistas, quienes pernoctarán y comerán en la ciudad, por lo que es un importante revulsivo económico». Asimismo, la promoción del Gobierno regional de los parques arqueológicos y la instalación de los indicativos de señalización en la A-4 «será una gran publicidad para Valdepeñas y tendrán un fuerte impacto», manifiesta para subrayar después que con esta declaración el Consistorio puede optar a ayudas europeas para seguir avanzando en la investigación.
En este año, y en concreto hasta el pasado mes de agosto, han pasado por el Cerro de las Cabezas un total de 3.194 visitantes, una cifra que irá aumentando con el transcurso de los próximos meses. Así, y según los datos aportados por el Consistorio valdepeñero, en 2019 se registraron 4.652 turistas, mientras el año pasado se cerró con 5.185. En los años 2020 y en 2021 por motivo de la pandemia y las restricciones por Covid apenas se recibieron visitas, así en 2021 se contabilizaron 2.977. Turistas que podrán conocer el Centro de Interpretación, enfocado a que «quien vaya con conocimiento cero sobre la cultura íbera puede saber cómo eran sus casas, sus calles o su ritual funerario». Todo ello, continúa diciendo, junto con el recorrido que el visitante puede hacer por el yacimiento, con sus murallas defensivas, las estructuras de las viviendas y del santuario. Y es que, el hecho de que no fuera ocupado posteriormente «conlleva a que no haya influencia de otras culturas, y sea totalmente puro», apunta Irla.
Un emblemático lugar donde se están llevando a cabo numerosos estudios a través de instituciones como la Universidad Autónoma de Madrid, además de trabajos e investigaciones por parte de alumnos y profesionales, por lo que «todo eso está arrojando mucha información y conocimiento de la cultura íbera». En este sentido, y siempre, bajo la supervisión y colaboración del propio arqueólogo y restaurador del yacimiento, se ha estudiado la planimetría con el objetivo de conocer «la estructura de las calles» y el Consistorio trabaja ya para sacar a licitación el albergue y «sea una empresa la que explote este servicio».