Antonio Caba Vázquez es un empresario muy conocido en Manzanares. Es administrador de al menos tres sociedades (Suministros Industriales Buenasmañanas, Inversiones Octubre 2014 SL y Viba Proyectos Empresariales), una de ellas dedicada a la fabricación y comercialización de accesorios para maquinaria industrial y agrícola y las otras dos, a la compraventa y promoción inmobiliaria.
Amante de las armas y de la División Azul, en su perfil de Facebook aparece practicando tiro con un arma en unas instalaciones deportivas. Según ha podido saber La Tribuna, recientemente renovó su licencia de armas. La autopsia de los restos encontrados en el pozo de la finca de Valdepeñas será clave para determinar su participación en el caso de Juan Miguel Isla. De aparecer restos de arma de fuego se cotejaría con la suya.
La de Antonio es una historia de alguien que siempre ha mantenido muy buena relación con todo el mundo, también con cargos de la Guardia Civil de Manzanares. Estos días, durante el registro en la finca, se mostró tranquilo y colaborador, incluso se le cita en la Comandancia como investigado en el caso, a lo que accedió de forma voluntaria. Tampoco puso impedimiento a que se registrara la finca en la que se encontró este martes unos restos, posiblemente de Juan Miguel Isla, desaparecido hace ocho meses.
Repeinado y de buen vestir, frecuenta los mejores establecimientos hosteleros y estuvo vinculado al Partido Popular en 2017, cuando formó parte de la Ejecutiva Local de Manzanares. En 2019, según indicaron ayer fuentes populares quedó desvinculado del partido, donde no llegó a ocupar más cargos.
Desde este martes se encuentra en los calabozos. Se le imputa el presunto homicidio del empresario Juan Miguel Isla, desaparecido el 22 de julio del año pasado en Manzanares. Caba era el intermediario en la transación económica de la finca que había vendido el desaparecido. Ese día, Isla iba a cobrar 50.000 euros, pero desde entonces se encuentra en paradero desconocido. Es el segundo empresario que desaparece tras entrevistarse con Caba, que también es sospechoso de otra desaparición en 2019, la de Jesús González Borrajo, otro empresario afincado en Manzanares. Caba fue la última persona con la que los dos se reunieron antes de perderse su pista. Desde entonces, Antonio sentía que en su pueblo había una persecución hacia él. Uno de sus socios, años antes, apareció muerto en un pozo. Todo apunta que se suicidó. Hoy es el principal sospechoso de las dos últimas desapariciones.