El inicio de la pandemia supuso momentos de incertidumbre e incluso de pánico para muchas personas, sobre todo viendo cómo en sus primeros días las cifras de fallecimientos iban al alza y cada vez se veía más lejano el momento en el que se recuperaría la normalidad. De hecho, a día de hoy aún es pronto para hablar de fechas, pero las cifras de muertes y contagios están a la baja y la vuelta al trabajo ya es una realidad para muchos vecinos. Sin embargo, hay quienes viven la pesadilla del coronavirus con un problema añadido, que son aquellos a los que la crisis sanitaria les ha pillado lejos de sus hogares, en concreto en el extranjero. Dos de estos casos los protagonizan los puertollanenses Iván García y Ricardo Gimeno, el primero aún ‘atrapado’ en Bielorrusia junto a su pareja y el segundo, que el pasado día 30 regresó de Vietnam y ya se encuentra en Madrid. El caso de Iván es de lo más curioso. Este puertollanense de 40 años de edad conoció a su pareja, Katya, el pasado año en la localidad cántabra de Castro Urdiales mientras veraneaba, lugar donde esta ciudadana bielorrusa tiene su residencia. Tras un tiempo de noviazgo, decidieron viajar a Bielorrusia para contraer matrimonio pero un problema burocrático hizo que regresara a España a por unos documentos y el pasado 11 de marzo regresó a este país de la Europa del este, un viaje sin retorno puesto que debido al coronavirus ahora no pueden regresar. Por suerte, la situación sanitaria en ese país es mucho mejor que aquí. «Aquí estamos bien y tenemos libertad, aunque parece que la cosa se está poniendo más seria ahora», señala este puertollanense que añade que su esposa y su hija -de 11 años- no salen mucho aunque las salidas del domicilio están permitidas. «Nuestra intención es volver a España porque queremos vivir allí. Aquí (Bielorrusia) ahora estamos bien, pero la economía está muy mal y queremos buscar trabajo en Bilbao y vivir en Castro Urdiales, donde su hermana (de su esposa) vive ahí», indica Iván a La Tribuna, y que señala Bilbao debido a su experiencia en el sector industrial.

En cuanto a la situación sanitaria, indica que «si los datos que da el Gobierno bielorruso son ciertos, no estamos tan mal, aunque la gente cada vez sale menos y ya se ve a casi todo el mundo con mascarillas. Aquí están muy concienciados, aunque es curioso que el fútbol y el hockey siguen funcionando, de momento, aunque ya se están suspendiendo partidos de categorías inferiores». Eso sí, «se ven militares por todos lados echándote desinfectante en las manos» y, además, es habitual toparse con cámaras térmicas que toman al instante la temperatura corporal. Por último, lamenta no poder estar junto a su familia, con la que mantiene contacto por WhatsApp y videollamadas, y señala que su madre lleva desde el inicio del estado de alarma sin salir de su piso en Madrid. En cualquier caso, señala que «se están haciendo bien las cosas por parte del Gobierno».

La pandemia desde Asia. A Ricardo Gimeno le pilló la pandemia en Vietnam, país al que llegó a mediados de enero por ocio, y desde este rincón de Indochina ha sido testigo de cómo la pandemia del COVID-19 se ha cebado con su país y con su provincia. «Vietnam es uno de los mejores países del mundo a nivel sanitario en esta pandemia, con en torno a 250 casos confirmados y cero muertes en un país con más de cien millones de habitantes y con frontera con China», recuerda Ricardo y añade que «yo estaba allí muy tranquilo y realmente tenía miedo más bien de volver a España», si bien tomó la decisión del regreso tras las recomendaciones de las autoridades de regresar lo antes posible antes de que la situación empeorase y resultara más complicado viajar. Finalmente, cogió un vuelo el día 28 de marzo y, a los dos días y tras una escala en Doha, aterrizó en Madrid, donde vive.

En cuanto a su visión de la pandemia desde la distancia, Ricardo reconoce que «no me podía creer lo que pasaba en España, viendo que no se tomaban medidas de ningún tipo, sobre todo viendo lo que pasaba en China e Italia. En Vietnam, de hecho, se cerraron colegios en enero sin apenas casos. Además, allí te toman la temperatura en muchos sitios desde enero hay que con mascarilla».