Teresa Cid, con el Ateneo de Almagro

La Tribuna
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La escritora presentó su libro 'De la risa a la sonrisa', en el que se refleja el mundo de la España de los 50, 60 y 70, con algunos retazos de las décadas posteriores

Teresa Cid, con el presidente del Ateneo de Almagro, durante la presentación de la obra. - Foto: LT

La escritora Teresa Cid presentó su libro De la risa a la sonrisa el pasado viernes en el Ateneo de Almagro, en una velada literaria telemática y presencial a un tiempo, dado que la presentación se llevó a efecto en la sede ateneísta a puerta cerrada, pudiendo ser seguida por un buen número de socios, simpatizantes y amigos de la autora desde sus hogares.

La profesora Elena Arenas, coordinadora de la sección de Literatura del Ateneo de Almagro, presentó a la protagonista de la velada como una madrileña de origen gallego, que aunque ejerció como profesora de Filología Hispánica en diferentes lugares fuera de España, ha basado su trayectoria laboral en la empresa privada, ocupando por ejemplo cargos relevantes en una aerolínea japonesa durante buena parte de su vida. Dijo de ella que está muy interesada en la historia y reflexión de algunas prácticas artesanales, con especial interés en la artesanía del encaje de bolillos. Y sobre el libro a presentar, explicó que se trata de «una peculiar autobiografía, en la que me atrevería a decir que el punto de vista real de la narración es la primera persona del plural, un nosotras, las mujeres». Pero explicó que en esta autobiografía no se levanta un microcosmos personal, sino que se refleja el mundo de la España de los 50, 60 y 70, con algunos retazos de las décadas posteriores.

Teresa Cid comenzó agradeciendo al Ateneo la invitación para efectuar la presentación de este libro, y quiso empezar contando algunas curiosas coincidencias sobre su llegada a Almagro, y explicando la influencia o el modo en que sus primeras vivencias en el mundo rural de los 50 impregnaron su léxico y su forma de contar las cosas, cómo se contaban y cantaban los antiguos romances. Habló del cambio drástico que supuso para ella la vida en la ciudad, pero pronto abrió otra puerta en su memoria correspondiente con sus vivencias de décadas después.

Parafraseando a Baroja, dijo Teresa que «es pasados los 60 cuando empieza la verdadera aventura, que es como navegar constantemente en un barco débil que hace aguas entre escollos peligrosos, y es por eso que a partir de los 60 empezamos a recordar las vivencias que hemos vivido las mujeres de mi generación, que fueron muy intensas y trepidantes en muy poco tiempo». De esta manera justificó que la narración de este libro de historias y vivencias se centraría en ella, en ellas, en las mujeres de su generación de una cierta clase acomodada.

José Antonio Prieto, presidente del Ateneo, recordó que es la última actividad organizada en este «fatídico año». Celebró además que Teresa Cid se haya incorporado al Ateneo como socia de número, y sobre la novela en cuestión aseguró que es «una lectura apasionante, atesora una serie de vivencias a lo largo de los años en sus innumerables viajes y vivencias que no dejará a nadie indiferente».