Ciudad Real lidera la acogida en la región con 154 menores

Hilario L. Muñoz
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La provincia es clave en el sistema de protección pero necesita más familias ante la posibilidad de agotar la bolsa

Varios niños juegan con un puzzle - Foto: Pablo Lorente

La provincia de Ciudad Real es la más acogedora de toda Castilla-La Mancha, según los datos con los que cuenta la Consejería de Bienestar Social. De todos los menores que habitan en familias y que están tutorizados por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, uno de cada cuatro está en Ciudad Real, lo que muestra la importancia de este sistema para facilitar un hogar a los castellano-manchegos menores de 18 años y que por alguna circunstancia deben dejar por un tiempo su núcleo familiar.

Los datos fueron aportados por la consejera de Bienestar Social, Aurelia Sánchez, quien en una conversación con La Tribuna de Ciudad Real expuso la importancia de este sistema para evitar la desprotección de los menores. Actualmente en Castilla-La Mancha hay 1.098 menores que están bajo la guarda y tutela de la Junta de Comunidades, de los que 550 están en hogares y el resto se encuentran en centros de protección. Ciudad Real cuenta con 154 de esos menores que habitan CON familias, un 28 por ciento del total. En concreto, esos menores residen en 115 hogares, ya que algunas familias acogen a varios hermanos a la vez. En la cifra regional son 409 familias las que abren su hogar a los 550 menores.

«En el momento en que la administración tiene la guarda y tutela de esos niños, es una familia lo que más necesita por la propia naturaleza de las personas», apuntó Sánchez. «Por eso es importante que estando en una Comunidad Autónoma generosa haya, cada vez, más familias acogedoras y que puedan sumarse a este proceso», dijo.

La buena situación de Ciudad Real en cuanto a las cifras de acogida, sin embargo, tiene la salvedad de que corre peligro, como ha estado a punto de ocurrir en otras ocasiones, ya que está a punto de agotarse la bolsa de familias dispuestas a acoger. En concreto, en Castilla-La Mancha hay 52 familias en espera y dispuestas a la acogida y en Ciudad Real solo son siete las que se encuentran en esa situación.

No todas las familias sirven para acoger cualquier tipo de menor, ya que las hay que no pueden hacerse cargo de menores con discapacidad o de grupos de hermanos, y hay hogares que no pueden ocuparse de menores en la adolescencia o de los recién nacidos. «Hay criterios profesionales que se deciden y hay que garantizar el interés superior del menor y buscar la familia que mejor se adapte a las necesidades del niño y no al contrario», indicó la consejera.

Por este motivo, la Junta de Comunidades realiza siempre una llamada a los castellano-manchegos para que piensen en el programa con mentalidad abierta «ante el bien» que se puede hacer con la acogida de estos menores. «Es importante que haya un número de familias grande para adaptarse a las necesidades de los niños», indicó Sánchez, a lo que hay que sumar que tras una acogida siempre se deja un tiempo de respiro en estos hogares por lo que si se agota la bolsa se dificulta el proceso para nuevas acogidas.

Más familias. «La situación ideal sería que la bolsa de familias acogedoras y disponibles fuera mucho mayor y diversa», señaló la consejera de Bienestar Social a modo de ejemplo. La intención desde el Gobierno regional es que cale en la sociedad esta cultura del acogimiento y que las familias de la región «vean que es una opción» para cuidar de los menores.

La representante del Gobierno regional recordó que no hay una familia tipo para formar parte del programa acogida y que tienen cabida tanto las monoparentales, de padre o madre, como aquellas formadas por personas del mismo sexos. «Cualquier hogar pueda ser susceptible de acoger a un niño o niña».

Para apoyar la decisión de una familia y que no se sienta sola ante el momento de la acogida hay equipos de profesionales que colaboran y trabajan junto a las familias en todo el proceso, expuso Sánchez. En Ciudad Real, por ejemplo, se encuentra Colabora como entidad que participa «en el apoyo y seguimiento de las familias y su entorno». Ellos se ocupan de acudir a las casas y resolver los problemas que puedan ser necesarios. Esta organización permite a las familias que «sepan que siempre están acompañadas», comentó la consejera de Bienestar Social. Se trata de un apoyo técnico al que se suma el apoyo económico, ya que la Junta de Comunidades colabora con un porcentaje en el cuidado de estos menores.