2.000 pacientes avalan la Unidad de Trastorno Alimentario

Hilario L. Muñoz
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Afectados de toda España acuden a Ciudad Real para recibir un tratamiento único y que podría exportarse pronto tras la recogida de firmas de un madre de Granada

2.000 pacientes avalan la Unidad de Trastorno Alimentario - Foto: Tomás Fernández de Moya

El Hospital General Universitario de Ciudad Real cuenta con un servicio pionero en España y sobre el que empieza a haber familias y comunidades autónomas que se fijan en él para copiar su modelo. Se trata de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria (UTCA) en sus siglas y que surgió con el siglo XXI, creada por el psiquiatra Luis Beato, con apenas «cuatro camas, un psiquiatra, un psicólogo, una enfermera y auxiliares por turnos», en sus propias palabras. En la actualidad cuenta con más de diez camas, una lista de espera constante y el éxito a sus espaldas de haber atendido a unos 2.000 pacientes en los que la enfermedad ha evolucionado. «No damos de alta nunca a un paciente que no se haya recuperado, alguno quizá no necesite el tratamiento aquí y pueda seguirlo en su hospital de referencia» pero en todos ha habido un éxito, apuntó el también jefe de Psiquiatría del hospital. «Hay muy pocas unidades y no conozco unidades abiertas que trabajen desde el enfoque motivador», dijo, como modo de marcar esta diferencia de una unidad gemela en Albacete, dedicada en exclusiva a los menores. Beato recordó que la particularidad de Ciudad Real es «el criterio de ingreso en el hospital», dada la gravedad psicopatólógica de los pacientes y que se realiza «tanto para pacientes menores de edad como adultos que necesitan el ingreso». La unidad está pensada para ese 5 ó 10 por ciento de pacientes graves que hay en los trastornos alimentarios. Se trata de un ingreso que «salva la vida».

Las peculiaridades del servicio ciudadrealeño hace que lleguen pacientes de Andalucía, de Extremadura, del País Vasco o de Cataluña. De hecho, de Granada procede una madre que ha recogido cientos de miles de firmas y ha logrado el apoyo de familias andaluzas para reclamar que el mismo modelo de Ciudad Real se exporte a su región. La particularidad de la UTCA para generar este tipo de iniciativas, en palabras de Beato, es que, «a diferencia de otras unidades donde el objetivo es recuperar peso o controlar los vómitos, aquí la intención es que la paciente pueda empezar a recuperar peso y entender por qué puede estar en un peso bajo». «El enfoque es más rehabilitador y centrado en los pacientes», apuntó. 

A modo de ejemplo, el psiquiatra señaló que «las demás unidades trastornos en infantil o adulto están centradas en el control del síntoma», es decir en la pérdida del peso o las conductas purgativas, lo que dificulta atender la autoestima, el estrés o los motivos que puedan llevar a un trastorno de este tipo. «El planteamiento es que hay que quitar los síntomas y entender por qué aparecen» y de ahí surge el tratamiento más correcto para las afectadas. El jefe de Psiquiatría habla en femenino de estos pacientes porque aunque la prevalencia cuando se aborda desde la investigación habla de que haya un varón por cada diez, «en La Mancha hay muchos menos». Los datos podrían estar próximos a «uno de cincuenta».

El trabajo en la unidad implica una recuperación larga. De hecho durante los 20 años de trabajo en la UTCA de Ciudad Real se apunta a que suele ser de un mes por cada año de evolución. «En un paciente que lleva 15 años enfermo se piensa en 15 meses de tratamiento». No se trata de que pase más de un año ingresado pero sí en el tiempo que habrá que estar cuidando el peso, las funciones vitales y el tratamiento psicoterapéutico de estas personas.  

Se trata de «una patología difícil de manejar porque muchas veces las pacientes entran en competencia». De hecho, Beato comenta que si se realiza un tratamiento muy punitivo y controlador lo que se puede conseguir es que «los pacientes se alíen, para defraudar o engañar», de tal modo que haya una competición para ganar peso al inicio y, luego, para perderlo. «Se necesita un enfoque en el que hables codo con codo con la paciente» con el objetivo de evitar que se produzcan recaídas. En este sentido, el jefe de Psiquiatría recordó que estos trastornos no cuentan con tratamiento farmacológico, como puede ser una psicosis, y el único tratamiento es psicoterapéutico. «Son pacientes complicados y que ponen al límite».

tres claves. Beato recuerda que la unidad se creó fruto de un momento en que hubo tres aspectos fundamentales. El primero fue que hubiera pacientes con estas patologías y profesionales que quisieran este tipo de tratamientos. El segundo es que detrás haya habido «una consciencia social que quiera atender ese problema» y, de hecho, en el inicio de la unidad hubo una serie de familias que reclamaron el desarrollo de esta labor, sin las que hubiera sido imposible. De hecho, el jefe de Psiquiatría recuerda que se creó una asociación, en este sentido, que cuando logró su objetivo desapareció. El último aspecto es que hubiera una gerencia que quisiera destinar recursos al desarrollo de esta unidad. «En aquel momento, esas tres condiciones se dieron» y se mantienen «no solo para montar la unidad sino para ir adaptando las necesidades al crecimiento» así como para que se vaya contratando a un grupo de profesionales que amplíen el número de pacientes.