Las mujeres rurales realizan el 66% del trabajo en el mundo

M. S.
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La presidenta de Afammer fue una de las primeras mujeres que le puso voz al género femenino manchego en Europa, donde lleva años defendiendo el protagonismo de la mujer rural y las condiciones de desventaja con las que tiene que lidiar todavía hoy

Las mujeres rurales realizan el 66% del trabajo en el mundo

La mujer rural de hoy no es la mujer rural de ayer, ¿en qué ha cambiado y en qué no lo ha hecho?

En términos generales puede decirse que hoy la mujer rural tiene una mayor formación que la que tuvieron sus madres y sobre todo sus abuelas, pero a pesar de estar cada vez mejor formadas, sufren en mayor medida el desempleo o en caso de conseguir un trabajo es de peor calidad y con un salario inferior al del hombre. Es decir, la mujer rural aún sigue sufriendo una doble discriminación: la de ser mujer y la de vivir en el medio  rural,  al que aún no llegan todas las oportunidades de las que gozan las mujeres que habitan en el entorno urbano. Y así lo demuestran los datos, pues la tasa de paro femenina en las menores de 25 años del medio rural roza el 50%, frente al 41% de las que viven en las ciudades. Por su parte, la tasa de hombres menores de 25 años desempleados es de un 42%. En Afammer, a través de nuestros cursos, hemos acercado la formación a estas mujeres sin necesidad de que tuvieran que salir de sus pueblos. Además de realizar diferentes acciones y campañas de sensibilización para hacerles ver el poder que tienen a nivel individual, pero sobre todo del importante papel que pueden desempeñar a nivel colectivo. Una mujer que se integra en el mercado laboral, que se prepara y estudia, influye positivamente no solo a las mujeres de su alrededor; sino también en sus pueblos; en sus comarcas y genera un impacto en todo el país. Por ello, hay que impulsar más proyectos viables y sostenibles liderados por mujeres rurales porque de esta forma se asegura el futuro y el desarrollo de sus municipios y comarcas, repercutiendo al mismo tiempo en la vertebración social y territorial del país.

Emprender se ha convertido en su única opción. ¿Cuentan con los medios para hacerlo?

Cuando voy a los pueblos muchas mujeres me comentan que se han visto abocadas a emprender ante las dificultades para encontrar un puesto de trabajo acorde a su formación, o ante la dificultad de conciliar su trabajo con su vida laboral, personal y familiar. Muchos de estos proyectos salen adelante gracias al tesón y el esfuerzo de estas mujeres. Pero es cierto que se encuentran con numerosas barreras como la falta de servicios públicos y de infraestructuras que dificultan que puedan moverse a otros municipios. Las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC’S) las emprendedoras rurales han roto con el aislamiento que siempre ha caracterizado a las zonas rurales, pero debemos tener presente que el acceso y la calidad del servicio disminuye en las zonas con menos población. A pesar de todas las dificultades con las que se encuentran son las mujeres las que crean el 54% del empleo autónomo en el medio rural. Si contaran con menos barreras y más impulso la tasa de emprendimiento femenina sería mucho mayor.

Qué políticas de los últimos años han favorecido a la mujer rural.

Un buen ejemplo de buenas prácticas en materia de mujer y de desarrollo rural ha sido el Plan de Promoción de la mujer rural 2015-2018 aprobado por el Gobierno de España, que contiene 82 medidas para fomentar el empoderamiento de las mujeres en el marco de las políticas activas de mujer y desarrollo rural en ámbitos tan importantes como son  la economía y el empleo, la participación en la sociedad y en la toma de decisiones, la conciliación de la vida familiar y laboral, la igualdad en las políticas de fomento y del medio rural y pesquero y el impulso del conocimiento sobre las mujeres del medio rural. Es imprescindible analizar los resultados obtenidos con este plan para ver qué ha funcionado y en qué tenemos que seguir mejorando para impulsar lo antes posible un nuevo Plan de Promoción para la mujer rural.

Hace unos años se conseguía la cotitularidad que buscaba  dar  a la mujer el lugar que le correspondía. Pero las cifra no responden.

Es necesario dar un mayor impulso a la Ley 35/2011 sobre Titularidad Compartida en las Explotaciones Agrarias, aprobada con el consenso de todas las fuerzas políticas, con la firme voluntad de visibilizar el trabajo de las mujeres en el sector agrario y sobre todo para dar respuesta a la falta de profesionalización agraria a las que se han enfrentado las mujeres rurales durante generaciones. Ocho años después de la publicación de esta norma vemos como esta ley no ha cumplido con las expectativas que nos planteamos en un principio. A día de hoy, tan solo se han inscrito 609 mujeres como cotitulares. Es necesario un mayor impulso a esta Ley para garantizar el relevo generacional femenino en el campo. Es la única manera de que la Titularidad Compartida se convierta así en la figura estrella con la que se pretendía equiparar los derechos y obligaciones de hombres y mujeres derivados de la titularidad de una explotación agraria.

Se está defendiendo  el papel de la mujer en el campo, la necesidad de contar con ella para la Política Agraria Comunitaria, pero  uno mira a las asociaciones agrarias y ve pocas mujeres. ¿Qué se puede hacer?

Habría que preguntarle a las asociaciones agrarias los motivos de esta escasa presencia femenina en los órganos rectores. En Afammer como Asociación de Familias y Mujeres del Medio Rural siempre hemos apostado porque la mujer tenga presencia en todos los órganos de decisión a nivel social y económico: en empresas, cooperativas, ayuntamientos u organizaciones del ámbito rural.

En qué situación se encuentra la mujer rural de esta provincia con respecto a otras provincias.

Desgraciadamente una de las mayores dificultades con las que nos encontramos es la falta de datos desagregados y actualizados en el medio rural, que nos dificultan que podamos tener un diagnóstico 100% exacto. No obstante, la situación general que sufre la mujer rural en la provincia de Ciudad Real no es muy diferente a la que viven mujeres del medio rural en otras provincias. Dentro de nuestra provincia existen zonas más deprimidas donde el acceso a infraestructuras; a la cobertura móvil; internet o servicios básicos como la asistencia sanitaria o la educación son menos accesibles como es el caso de la comarca de Almadén o el Campo de Montiel. Estas barreras hacen que las mujeres rurales de estas zonas estén más limitadas a la hora de formarse, de encontrar una salida laboral que le permita conciliar o de emprender nuevos caminos profesionales.

Ustedes están en contacto con la mujer rural de hoy. ¿Qué reclaman?

Entre los principales problemas a los que se enfrenta la mujer rural actualmente está  la falta de oportunidades y salidas laborales. Y en caso de un trabajo el empleo es de peor calidad y con un salario inferior al del hombre. Además cuentan con un menor acceso a la tierra, a los recursos naturales y un menor control sobre los mismos, pues según las estimaciones de la FAO a pesar de que las mujeres rurales realizan el 66% del trabajo en el mundo y producen el 50% de los alimentos, tan sólo recibimos el 10% de los ingresos y poseemos un 1% de la propiedad. La falta de servicios e infraestructuras en el medio rural es otro de los principales handicaps como también lo es la masculinización aún predominante en el campo y la mentalidad de parte de la sociedad rural, pues el 30% cree que la mujer debe abandonar su trabajo cuando tiene su primer hijo.

¿Qué papel tienen las mujeres rurales en la lucha contra el despoblamiento de los municipios?

Tienen un papel importantísimo. El progreso de los municipios depende de ellas y de que toda la sociedad rural entienda que hay que apoyar e impulsar a las mujeres rurales para que emprendan sus propios negocios o encuentren un puesto de trabajo acorde con su formación y aptitudes. Si ellas se van nuestros pueblos desaparecen, pues criarán a sus familias en las ciudades. Es decir, el futuro del medio rural depende de ofrecer oportunidades a las mujeres y a sus familias.