Por qué decir 'no' a las bebidas azucaradas

Europa Press
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La ingesta habitual de este tipo de productos tiene una alta relación con el aumento de peso tanto en los niños como en los adultos e incrementa la probabilidad de padecer diabetes tipo 2

La propuesta para subir el IVA a las bebidas azucaradas pone sobre la mesa la importacia de controlar no solo los sólidos que ingerimos sino los líquidos, ya que, en general bebemos demasiado azúcar. Y es que casi la mitad de los adultos españoles supera las recomendaciones de ingesta de azúcares tan solo con los líquidos que bebe. Y hay que tener en cuenta que limitar la frecuencia de este tipo de productos es lo idóneo porque conduce, entre otras cosas, a una menor ganancia de peso con el tiempo.

Así lo establece un consenso español relacionado con la prevención y el tratamiento de la obesidad, que salió publicado en 2012 en la revista Nutrición Hospitalaria. Pero, ¿qué es una bebida azucarada? Los principales investigadores engloban en esta categoría las bebidas a las que se ha añadido azúcar o sustancias análogas, y que aportan, al menos, 50 kilocalorías por cada 23 centilitros.

«Aquí entran los refrescos, las bebidas isotónicas o deportivas, las bebidas energéticas/excitantes, y los cafés y tés dulces, así como los lácteos azucarados y la mayor parte de zumos (sean o no caseros)», según detalla el pediatra Carlos Casabona, que ha escrito junto al dietista-nutricionista Julio Basulto Beber sin sed (Paidós), un manual en el que afirma que todos los estudios sin conflictos de interés están de acuerdo en que la ingestión habitual de bebidas azucaradas tiene una alta relación con el aumento de peso tanto en los niños, como en los adultos.

Y es que la ingestión de una lata de bebida azucarada aumenta el riesgo de diabetes tipo 2 en un 18 por ciento durante una década, independientemente del peso que tenga el individuo (el riesgo es mayor en personas con obesidad), según aseguró el doctor Fumiaki Imamura en una publicación en 2015 en la prestigiosa revista British Medical Journal sobre el consumo de bebidas azucaradas, de bebidas endulzadas artificialmente y los zumos de frutas, y su relación con la incidencia de diabetes tipo 2.

«La obesidad que puede generarse en unos años es la base sobre la que se establecerán las enfermedades crónicas importantes como la diabetes tipo 2, problemas cardiovasculares, trastornos en huesos y articulaciones, y varios tipos de cáncer. Se ha constatado incluso que, aunque no se tenga exceso de peso, la ingestión habitual de bebidas azucaradas puede inducir también diabetes tipo 2, por lo que debemos advertir a la población de todos estos riesgos», mantiene.

Caries dental

Por otro lado, señala que hay que añadir su papel en la promoción de la caries dental, un trastorno «mucho más preocupante» de lo que suele creerse. «No olvidemos que los dientes los utilizamos, además de para hablar y comunicarnos, para masticar. ¿Sabían que entre el 5 y el 8 por ciento de los adultos españoles tiene alguna dificultad para comer como consecuencia de los problemas dentales?», asegura.

A su juicio, está claro pues que, al ingerir calorías líquidas «el cuerpo no las nota» y no sentimos saciedad. «Por ello, tomamos calorías con muchísima facilidad a cualquier hora del día, calorías que no nos quitan el hambre por lo que seguimos comiendo como si estuviéramos bebiendo agua», mantiene Casabona.

Por otro lado, Casabona y Basulto llaman la atención sobre los refrescos light, zero o sin azúcar, cuyo sabor dulce proviene de edulcorantes bajos en calorías, como el aspartamo o la estevia.

«Debes saber que no somos muy partidarios de ellos. No porque sean tóxicos o cancerígenos sino porque creemos que es probable su implicación a largo plazo en el riesgo de obesidad, o porque sabemos que en sus consumidores habituales pueden generar una preferencia por alimentos muy dulces, algo que empeorará la calidad de su patrón alimentario», advierten.

Asimismo, destacan que «si no queremos dinamitar nuestra salud» no nos tenemos que hidratar con refrescos, aunque contengan agua, por la misma razón que no debemos nutrirnos a base de mayonesa, aunque nos aporte ácidos grasos esenciales.