El viaje del virus: de Haro a Tomelloso

D.M.
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Una familia que asistió a una celebración en la localidad riojana puede estar detrás del foco. El municipio era hasta hace unos días el más golpeado de la provincia por el COVID-19

El viaje del virus: de Haro a Tomelloso - Foto: Rueda Villaverde

Las catorce muertes de los residentes en Elder, en Tomelloso, vino a confirmar que la localidad estaba siendo uno de los focos  de contagio comunitarios más importantes de la región. De hecho, es la única vez, al principio de la crisis, que el Sescam señaló a una zona y fue Tomelloso. Allí se dio el primer caso en la provincia. Se conoció el 4 de marzo y desde entonces la curva de la epidemia ha ido ascendiendo. Pero el detonante no fue el primer positivo confirmado en la provincia. De hecho, el resto de su familia dio negativo en el test, lo que no le restó cierto estigamtismo social injustificado. Los profesionales sanitarios consultados por este periódico ponen, en cambio,  en la diana a una familia, que viajó a Haro (La Rioja), una de las zonas cero de España, que a su regreso acudió al Centro de Salud II de Tomelloso con síntomas claros. Sin embargo, los médicos en ningún momento fueron advertidos por estos pacientes de si habían estado en una zona de riesgo, como la localidad riojana, que en un primer momento fue sitiada por la Guardia Civil después de que hasta 100 personas asisitieran en Vitoria a primeros de marzo a un entierro y se produjera un contagio múltiple. foco agregado. Es el 11 de marzo cuando el consejero de Sanidad reconoce un repunte ese día de positivos en la región y habla de un foco agregado en Tomelloso. De los 71, solo 22 eran de la provincia, principalmente de la localidad manchega. El Centro de Salud II fue clausurado por este episodio epidemiológico en el que se vieron afectados bastantes sanitarios. Algunas fuentes hablan de que todos  los médicos «cayeron». Cuando las cifras aún no eran abultadas, el run run en la ciudadanía estaba extendido y el contagio comunitario se daba por hecho y comienzó a emerger otro foco, en esta ocasión, en la residencia privada de mayores Elder. Una pista de que algo iba mal es la sucesión de esquelas de los tanatorios del municipio en la conocida tablilla de la Policía Local. A partir del viernes 13, se multiplican los muertos, y aparecen entre seis y siete esquelas por día, en su mayoría, de personas de avanzada edad. Se decreta el estado de alarma y surgen los comentarios y bulos, como que la Unidad Militar de Emergencia (UME) intervendría  la residencia. El director, en las redes sociales, intenta calmar a los familiares y argumenta que está todo controlado y se pone a disposición de aquellos que necesiten información. En cambio, en contra del criterio del Sescam, varias localidades hacen público el número de contagiados y de fallecidos que tienen hasta el martes 17. Entre ellos, el Ayuntamiento de Tomelloso que en una nota de prensa hizo  balance: 38 positivos, 22 en aislamiento en su domicilio y seis fallecidos. En las 24 horas posteriores,  se conocen las muertes de la residencia. Avanzada la noticia por este periódico, en un primer momento el director del centro, José Manuel Sampedro, reconoce siete fallecimientos producidos principalmente en el fin de semana. Tres confirmados por coronavirus. Pese a la insistencia de que pueden ser hasta diez, el responsable lo niega, hasta que horas en declaraciones a televisiones nacionales después habla incluso ya de 16. Es la propia Junta que, ante las acusaciones de desatención, confirma 14 muertes por el COVID-19 y anuncia acciones legales contra el director. En la actualidad, se desconoce cuál es el número de contagios. El Sescam dejó de facilitar datos por hospitales así como los ayuntamientos. En el despliegue previsto del Ejército por las distintas ciudades, Tomelloso fue una de las primeras de la provincia en recibir la visita de la UME, para ayudar en los controles y en detener un virus que no conoce fronteras.

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El viaje del virus: de Haro a Tomelloso