Auxilio ante la necesidad

M. Lillo
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La dramática situación de algunas familias les hace acudir a la ayuda de las hermanas de la Cruz. Lamentan la falta de trabajo

Auxilio ante la necesidad - Foto: Rueda Villaverde

Claudia Patricio y su hijo Juan Camilo son dos de las personas que aguardan a que las hermanas de la Cruz realicen su tradicional reparto de comida a las puertas del convento. «Hasta que la economía no mejore y la gente empiece a trabajar, es muy difícil, mientras tanto nos toca pedir ayuda. Si yo trabajara en este momento, o mi esposo, créame que no lo haríamos, pero no tenemos otra», afirma con dolor esta madre de familia que explica que «en casa se sufren muchas necesidades y más con otro hijo que tengo de 12 años».

Detalla que la crisis del coronavirus les ha golpeado de lleno. Trabajaba en Madrid en la limpieza y su hijo mayor, Juan Camilo, lo hacía de jardinero, ambos en Madrid hasta que el COVID cambió sus vidas. Puso fin a su fuente de ingresos y se vinieron a Ciudad Real junto a su marido para llamar a todas las puertas donde poder encontrar trabajo. Ninguna se ha abierto a pesar de que han buscado «mucho, pero no sale nada», lamenta con desesperación. Para los cuatro integrantes de su familia, «la ayuda que nos dan es bendecida», un carro completo con comida y otros productos que les sirve para cubrir al menos sus necesidades más urgentes mientras que tienen que afrontar gastos de arrendamiento o servicios, dice.

Auxilio ante la necesidadAuxilio ante la necesidad - Foto: Rueda VillaverdeNaturales de Colombia, cumplirán su primer año en España el mes que viene. «Un mar nos separa de nuestro país, pero no hay ni forma de irnos todavía». Un sueño truncado de un proyecto de vida mejor aunque mantienen la confianza en que saldrán adelante. «Yo sé que sí, que Dios es grande y esto tiene que mejorar», afirma.

En la fila que se forma a las puertas de este convento ubicado en la plaza de Santiago también se encuentra Lucía H., quien explica que venía trabajando de camarera hasta un mes antes de la pandemia y ahora que «no hay trabajo». Afirma que se fue puntualmente a Cáceres para trabajar en la recogida de la cereza y que de vuelta a Ciudad Real se encuentra de nuevo con la falta de oportunidades. Con 46 años y un hijo que cumplirá los 17 años en octubre, explica que al menos ha podido recibir el ingreso mínimo vital, los 400 euros anunciados por el Gobierno que le ingresaron de oficio debido a su situación económica. «Estoy esperando a ver si mejora la situación y encuentro trabajo», dice mientras espera la ayuda de las hermanas de la Cruz.

Por su parte, Milagros Moreno comenta que es la primera vez que acude a las puertas de este convento. Con cuatro hijos, afirma que busca trabajo «en lo que sea», pero que no sale nada. «Los estudios ahora con la situación que hay no sirven porque no hay nada», dice tras indicar que lleva seis meses en Ciudad Real tras venir de Madrid y que se ve obligada a recurrir al auxilio de las monjas de este convento para hacer frente a las necesidades.