La obsesión del ingenioso hidalgo

C. de la Cruz
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Una parte del legado de 218 piezas de los originales del ilustrador Enrique Herreros sobre la obra cumbre de Cervantes, cedido hasta 2029, se expone en el Museo del Quijote

Autoridades, comisarios y miembros de la organización de la muestra, delante de las dos obras murales de Enrique Herreros que se exhiben en el Museo del Quijote - Foto: Alejandro Serrano

Rara vez una pasión está tan bien documentada como la que sintió Enrique Herreros (1903-1977) por Don Quijote de la Mancha. Una amiga de su madre, doña Glorita, le regaló a los seis años una edición de 1882 de la genial obra de Miguel de Cervantes. La imaginación a tan tierna edad fue suficiente para convertirse en el ilustrador que más veces ha representado los diferentes pasajes del ingenioso hidalgo y ahora Ciudad Real puede  presumir de contar con la cesión hasta 2029 de un total de 218 obras; 60 de ellas forman parte de la exposición 3 Quijotes en Herreros, que puede visitarse en el Museo del Quijote hasta el 30 de mayo.

Hablar de Enrique Herreros es hacerlo de un «artista singular, un artista global del siglo XX que permite conocer el arte antes y durante la dictadura», tal y como lo definió el director de la Red de ciudades cervantinas, José Manuel Lucía Megías, que en la apertura de esta exposición resaltó que Herreros «fue el único artista que tuvo tres miradas diferentes del Quijote, una obsesión para comprender lo que  fue la obra de Cervantes».

La muestra recorre de forma unitaria pasajes del Quijote con los tres estilos del ilustrador: el llamado ‘codornicesco’ (1948-1960), en alusión a su periodo en la revista La Codorniz; el expresionista (1961-1966) y el cubista (1965-1967). La exposición cuenta también con los murales El carro de las Cortes de la Muerte y el Retablo de Maese Pedro, además de doce dibujos de Manuel Summers.

Lucía Megías, también comisario, valoró que gracias a este legado Ciudad Real «puede acoger y exportar obras cervantinas, hay interés por llevar esta exposición a otras ciudades de Castilla-La Mancha».

El también comisario de la exposición, Melquiades Prieto, destacó que «estamos ante algo excepcional, se conoce mucho al Herreros relacionado con el cine y por ser el descubridor de Sara Montiel», pero también «trató y no plegó a las directrices que llegaban del exterior».

Y para destacar la importancia de la donación de la obra de Herreros su hijo acudió a la apertura de la exposición.  Enrique García-Herreros agradeció la disposición del Ayuntamiento de Ciudad Real para acoger esta colección y destacó que «mi padre asumió el Quijote como un nativo más».

Más allá de destacar la importancia de la Red de ciudades cervantinas, la alcaldesa de Ciudad Real, Pilar Zamora, subrayó que «es un orgullo y un lujo ser referentes de la obra de Herreros», además de resaltar que «el Quijote siempre nos hace pensar, está en nuestras raíces».

El concejal de Promoción Económica, Cultural y Turística, José Luis Herrera, destacó que esta cesión por parte de la Fundación Enrique Herreros supone el «mayor legado para los museos municipales en la presente legislatura».

Ya sea por doña Glorita o por la innegable influencia de una de las obras cumbre de la literatura universal, el arte de Enrique Herreros llega a Ciudad Real para mostrar diferentes puntos de vista, para evidenciar que el Quijote es inagotable.