«El Manchego tiene el techo muy alto»

Manuel Espadas
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Javier Murugarren regresa a la capital para trabajar por el Manchego, en una ciudad que conoce muy bien tras su paso por el BM Ciudad Real. Nacido en Vitoria hace 61 años (29-04-1958), acumula más de 40 en el mundo de la gestión en el deporte.

Javier Murugarren. - Foto: Tomás Fernández de Moya

Javier Murugarren fue gerente del desaparecido BM Ciudad Real de 1999 a 2001, desempeñando su labor en los momentos de despegue del club. 18 años después regresa a una tierra a la que considera su segunda casa -«mi hijo es culipardo», recuerda orgulloso- para ponerse al servicio del CD Manchego, con el que trabajará como asesor externo junto a su empresa, Sport & Pymes, con el objetivo a corto-medio plazo de consumar la transformación del club en Sociedad Anónima Deportiva (SAD). 

 

¿Por qué el Manchego?
Tenemos una empresa de consultaría que se dedica a este tipo de procesos, necesario en la actualidad. Llamé a la puerta del Manchego por dos razones: la primera es porque Ciudad Real tiene muchas ventajas, y la segunda tiene una fuerte carga emocional por mi parte. Yo he estado en dos épocas en Ciudad Real, una al frente de una empresa con capital vasco y otra en el BM Ciudad Real, y en las dos me dio mucha pena marcharme, por diferentes motivos, cuando tenía la posibilidad de quedarme. Me arrepentí las dos veces, porque aquí encontré calidez humana. Ésta es mi tercera oportunidad y la voy a mimar. No soy ningún paracaidista. Considero a Ciudad Real como mi segunda casa. Por ello llamé a la puerta del Manchego, que ya aprobó en asamblea su conversión en SAD, por lo que los dos tenemos necesidades comunes.

¿Por qué el fútbol esta vez?
El fútbol es protagonista de la industria del deporte en un alto porcentaje. Cualquier otra modalidad deportiva no llega ni al 10 por ciento de su potencial. ACB o Asobal son pymes comparadas con las multinacionales del fútbol.

 

¿Por qué es necesaria para el Manchego su conversión en SAD?
El deporte es una industria, y de eso no hay duda. En mi empresa tenemos el producto que llamamos ‘DCAP’ (proceso de adaptación de club a pyme) para este tipo de casos y me considero con capacidad para poder ser un brazo de ayuda eficaz. La conversión en SAD es una responsabilidad, una obligación. El deporte es empresa y no se puede estar en el limbo, en una situación alegal. Para un club es necesario consolidar su gestión, hacer las cosas bien, con seriedad empresarial, para poder cumplir con sus jugadores, con sus proveedores, con una financiación propia. Ya pasó el tiempo de ir a las administraciones a pedir ayudas públicas. No se puede depender de eso ya. Hay que funcionar como empresa, incluso ya, sin ser aún empresa, sin tener los papeles de la SAD. Hay que incrementar los ingresos.

 

¿La conversión del Manchego en SAD garantizará resultados deportivos?
La seriedad de una empresa hace que haya seriedad en los pagos, y eso es una correa de transmisión para salir al mercado en busca de jugadores de mayor nivel. Los futbolistas no sólo se mueven por el dinero, sino por intangibles como puede ser la estabilidad en el cumplimiento de los compromisos. Lo que no puede garantizar la conversión en SAD son resultados deportivos, porque en el fútbol dos más dos no siempre son cuatro. Lo principal es crecer como estructura empresarial. Hay que dignificar la marca Manchego. Si no tienes marca no eres nada. Luego todo llegará.

 

El fútbol de Ciudad Real ha vivido ya dos desapariciones y muchas promesas incumplidas de hipotéticos inversores. ¿Entiende que se encuentre con desconfianza entre los aficionados?
Lo espero y lo entiendo perfectamente. Es normal. Yo lo que puedo asegurar es que no vengo a vender humo, sino a ayudar que las cosas se hagan bien, creciendo poco a poco. Cuando este trabajo dé sus resultados esas dudas o reticencias, lógicas, irán desapareciendo. La gente es fiel.

 

¿Cuándo podría convertirse el Manchego en SAD?
Insisto en que hay que ir poco a poco, sin ponernos fechas, pero por decir algo, creo que estaría bien tenerlo todo cerrado en marzo, para que de esa forma podamos tener un final de temporada estable en lo económico, y así poder preparar la próxima campaña con ese valor añadido.

 

¿Cuál es el primer paso a dar?
Lo primero es conocer cómo trabaja el club, su día a día, el perfil de las personas... Después será el momento de captar más patrocinadores y de potenciar los existentes. Fundamental será impulsar el departamento de marketing y comunicación, para acto seguido lanzar una campaña de comunicación para convencer a la sociedad y a los posibles inversores que el deporte es la mejor plataforma de comunicación que pueda haber, que el fútbol puede llegar a ser un negocio muy satisfactorio. Será un trabajo previo para cuando llegue el momento de salir a buscar accionistas de la SAD.

 

¿Puede avanzar algo de esa campaña de comunicación? ¿Cuál será el mensaje?
El mensaje está elegido, pero prefiero esperar. Intentaremos inyectar al aficionado de Ciudad Real el sentimiento de valorar ‘lo nuestro’, algo que yo como vasco tengo inculcado. Yo soy muy vasco y muy español, pero no español de gomina. En mi tierra somos muchos en poco espacio y valoramos mucho lo más pequeño. Aquí es al revés, hay mucha tierra para pocos y el sentimiento de lo propio está diluido. Deseo poder transmitir a la gente de Ciudad Real ese sentimiento de estar orgulloso de los nuestro, de nuestra humildad y nuestra modestia.

 

¿De qué capital social se podría hablar? ¿Qué valor podrían tener las acciones?
Es muy pronto para hablar de eso. Hay mucho trabajo por hacer primero.

 

¿Se corre el riesgo de que el club caiga en unas manos irresponsables?
La experiencia me dice que el capital social nunca se llega a cubrir con los accionistas; ojalá. Pero aunque el club pase a ser propiedad de un inversor exterior, los verdaderos dueños morales siempre serán los ciudadanos. El ejemplo lo tenemos en Valencia, donde Peter Lim puso 300 millones de euros, pero cuando 60 mil personas le gritan que se vaya, eso no hay accionariado que lo resista. Los clubes son empresas, pero empresas especiales. El pueblo es soberano y la clave es saber estar a su altura, nunca por encima.

 

Alguien podrá pensar que usted ya trae algún inversor para el Manchego, e incluso se le relacionará con el nombre de Díaz de Mera.
Es posible, pero no es así. Domingo es un empresario al que yo siempre le estaré agradecido y que hizo algo muy importante por esta ciudad a través del balonmano, pero que está totalmente al margen de esto. Yo traigo trabajo y mucha ilusión, desde la humildad y la ambición. Me he ganado la confianza del Manchego, y ahora espero ganarme la credibilidad de la ciudadanía. Eso me lo darán los resultados. Asumo el riesgo y mi prestigio tras 40 años de trabajo..

 

Desde su experiencia, ¿hasta dónde podría llegar el fútbol de Ciudad Real?
Tenemos varios ejemplos, como el de Villarreal, con menos habitantes que Ciudad Real; o como el del Alavés, que pasó de jugar en Tercera a disputar una final de la Copa de la UEFA. No pretendemos ser un Villarreal, pero soñar es necesario. El equilibrio entre el sueño y el pragmatismo es el éxito. El Manchego tiene el techo muy alto, pero lo primero que debe aspirar es a convertirse en una modesta y modélica pyme.