El futuro son los empleos digitales y la semana de tres días

Agencias
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Los expertos en Inteligencia Artificial defienden la automatización y las tareas programables como una fuente de oportunidades en el mercado capaz de disparar un 40% el PIB mundial

El futuro son los empleos digitales y la semana de tres días

El porvenir del mercado laboral está en los empleados digitales, programados con Inteligencia Artificial (IA), que abrirán la puerta a una semana de tres jornadas de trabajo. Esa es la teoría que defienden los expertos en este campo, que reniegan de la preocupación que muchos exhiben por el impacto que la automatización y las tareas programables pueda tener en el empleo. A su juicio, estas serán fuentes de nuevas oportunidades laborales y en ningún caso de destrucción de puestos ya existentes, algo discutido por los participantes en la tercera edición del Encuentro de Empleados Digitales.

Esta cumbre, que reunió recientemente en Nueva York a lo más granado del mundo tecnológico, estuvo auspiciada por la empresa IPSoft, líder en el desarrollo de interfaces de IA como es Amelia, un software conversacional con «capacidades similares a las de los humanos» que funciona como un agente de enlace entre las empresas y el cliente final, generalmente para la resolución de dudas. Sin embargo, a diferencia de los chatbots habituales, Amelia cuenta con una mayor capacitación contextual y flexibilidad que le permiten conversar fluidamente con los consumidores sin que sean conscientes de que la joven que responde sus dudas es un programa informático.

Para el consejero delegado de IPSoft, Chetan Dube, Amelia no pone en peligro el futuro del empleo, sino que supone un cambio en la cultura del trabajo donde se tendrá que apostar por funciones más creativas en detrimento de las rutinarias que serán ejecutadas por robots. De hecho, su software permite «entrevistar» a estos candidatos computacionales para ofertas de trabajo, con 670 perfiles diferentes para tantas habilidades como ofrecen estos empleados en sectores que abarcan desde el bancario, los seguros o las telecomunicaciones.

«¿Cómo empezamos a educar a las mentes más lúcidas de que deberíamos empezar a hacer trabajos más creativos?», se pregunta Dube. «¿No deberían las máquinas trabajar para nosotros? Dejar que el hombre disponga de mayor libertad para dedicarse a lo artístico», asevera el fundador de esta compañía en 1998.

Según agrega, el empleo de la Inteligencia Artificial en estas tareas rutinarias supondría un aumento del producto interior bruto mundial del 40%, ya que trabajan 24 horas, los siete días de la semana: «Debemos pensar cómo redistribuir esa nueva riqueza. Eso me preocupa. Preguntarnos cómo evitar que quede en unas pocas manos».

En este último asunto coincide el profesor de la Universidad de Stanford (California), Christopher Manning, uno de los mayores expertos académicos en el campo del aprendizaje para máquinas y la inteligencia artificial.

Los desafíos

«Hay dos cuestiones que deben preocuparnos: la primera es que la velocidad del cambio se está acelerando y cada vez cuesta más a los humanos adaptarse a este nuevo entorno. La segunda es redistribuir estos beneficios, reinventar la manera en que funciona el mundo», apunta el docente de Ciencia Computacional.

Y es que, si bien la preocupación es necesaria, afirma el académico, la inclusión de la Inteligencia Artificial no va a suponer solo desventajas, sino que podría suponer un nuevo entorno para las relaciones laborales. «Creo que la actitud es ver que la tecnología mejora la vida de la gente. Si lo peor que puede pasar es que tengamos que ir hacia una jornada laboral de tres días porque la mayor parte del trabajo estará automatizado, eso no será algo malo, las vidas serían incluso mejores», explica el profesor.

Para ello, pone como ejemplo un desarrollo tecnológico que cambió por completo toda una profesión: las hojas de cálculo, que ahorraron muchísimo tiempo a los contables, tanto como para desarrollar nuevos métodos que a su vez aumentaron el empleo en el sector.

El encuentro incluyó las ponencias de representantes de empresas punteras en innovación en este campo, como Telefónica, Bank of America, BNP Paribas o Deloitte. «Somos muy humildes con esto, estamos aprendiendo mucho durante estos años», afirmó el director global de centros de contacto de Telefónica, Gonzalo Gómez Cid.