Una familia conectada por el deporte

Eduardo Gómez
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Las hermanas Juana, Sonia y Raquel Molina se ejercitan como pueden en sus casas y hacen un llamamiento a la responsabilidad

Raquel (izquierda) y Sonia Molina, realizando ejercicios en su domicilio familiar de Manzanares. - Foto: LT

La familia manzanareña Molina-Prados Martín-Buró vive estos días una rutina muy diferente a la que están acostumbrados. Juana juega en el equipo de baloncesto Lointek Gernika de la Liga Femenina y permanece en su domicilio en Galdácano, muy cerca de Bilbao. Sus hermanas Sonia y Raquel optaron por volver a Manzanares desde Granada. Sonia lo hizo pocos días después de lograr la medalla de bronce en los 200 metros lisos del Campeonato de España Cubierta, mientras que Raquel, jugadora de baloncesto del equipo Agustinos, centra ahora sus retos en todo lo relacionado con la preparación física. 

Todos los días hablan por videollamada y el hecho de que su madre trabaje en el servicio de limpieza del hospital manzanareño hace que estén muy concienciadas de la situación que están viviendo. «Ahora la salud es la prioridad», repiten todas.

Tras superar dos gravísimas lesiones de rodilla, Juana estaba disfrutando de una campaña histórica con su equipo, tercero en la Liga Femenina y llegando hasta los octavos de final de la Eurocup. La Copa de la Reina, donde cayeron en cuartos de final el jueves 5, fue su última competición. Desde aquel día no ha vuelto a ejercitarse con sus compañeras y ahora lo hace en su casa, con los medios que tiene a su alcance. En este sentido, agradece el compromiso de su club, pendiente de ellas en todo momento. 

Juana Molina, entrenándose en su casa de Galdácano (Vizcaya).Juana Molina, entrenándose en su casa de Galdácano (Vizcaya). - Foto: LTSu impresión es que «la competición no se va a reanudar, lo prioritario ahora es la salud», resume. Hace ejercicio dos veces al día, cuidando mucho una rodilla que ya ha sufrido dos gravísimas lesiones y, aunque recuerda que estos días «son frustrantes» para un deportista, hace un llamamiento a que la gente se quede en casa «porque todos podemos hacer mucho más de lo que nos creemos», enviando ánimos a todos los profesionales que están viviendo esta situación en primera línea.

A 567 kilómetros de allí están sus hermanas Sonia y Raquel. «Ahora nos vemos más que antes», bromean en referencia a las videollamadas que tienen a diario. Sonia decidió hace unos meses trasladarse a Granada, donde ahora está a las órdenes de Manolo Jiménez. En la capital nazarí está ofreciendo su mejor versión, batiendo sus marcas e instalándose definitivamente en la élite de la velocidad española.

Su magnífica temporada de pista cubierta hacían presagiar una gran campaña de verano, aunque no quiere calentarse la cabeza con ello. Junto a su hermana Raquel, y cuando se decretó el estado de alarma, decidió volver a Manzanares, donde se entrena como puede.

Así, ha conseguido una bicicleta estática y está en conversaciones con el Ayuntamiento de Manzanares para ver si pueden cederle algo de material durante estos días. De hecho, hace un llamamiento desesperado por si alguien puede dejarle una cinta de correr.

Considera justo el aplazamiento de los Juegos Olímpicos, para los que alberga esperanzas de clasificarse con el relevo 4x100 y cree que si hay competiciones habrá que esperar hasta el verano. 

Junto a Sonia pasa los días Raquel, jugadora de baloncesto del Agustinos que, poco a poco, ha ido reorientando su vida hacia la preparación física. De hecho, se encarga de la programación física de su equipo, está realizando un Máster de Entrenamiento Personal y por su trabajo en un centro de fisioterapia realiza clases on line en estos días de confinamiento.

Advierte de la importancia de realizar actividad física, más con un motivo de salud que de alto rendimiento, y también como forma de motivación. «El deporte ayuda a la gente a evadirse y lo interesante es cómo la gente va adquiriendo la actividad física en sus hábitos diarios». Para estos días pide tener «mucha paciencia» y recuerda que «hay gente que está dando el 200% y los demás no podemos ser menos».