Un apoyo educativo

Hilario L. Muñoz
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El colegio Ferroviario es uno de los centros que este año estrena tablets en clase para lo que ha tenido que hacer cambios en el aula para dejar hueco a la nueva tecnología

Un apoyo educativo - Foto: Pablo Lorente

"No es pasar del libro normal al libro electrónico porque si nos quedamos en eso es lo mismo». Esta es la clave del proyecto Carmenta en palabras de Prado Merino, jefa de estudios del colegio Ferroviario, uno de los centros que ha iniciado el Carmenta en este curso. La idea recuerda es ir avanzando en el uso de la tablet a lo largo del curso con aplicaciones para el desarrollo de mapas conceptuales, el uso de correo electrónico o realizar presentaciones. «La tablet como el libro es un medio, el fin no es saber utilizarla, sino alcanzar los contenidos del curso que no se pueden olvidar». Por este motivo es un apoyo educativo que se suma a iniciativas del colegio como los viajes a la biblioteca, el teatro o los experimentos en ciencias naturales con el parque de Gasset. «Además queremos educar en la ciudadanía digital, para enseñar cómo usar la imagen, las precauciones que hay que tener», explicó Merino, como aspectos a trabajar en el proyecto Carmenta. «Es un cambio total a la hora de trabajar y ellos son los que construyen su aprendizaje», indicó la jefa de estudios de un centro que estrena Carmenta y proyecto Steam, como método de aprendizaje.   Hasta llegar a esta implantación, los profesores del Ferroviario llevan desde el año pasado formándose y conociendo cómo es Carmenta en otros centros de la provincia y cómo emplear aspectos que se suman a las tablets en el aula como la pizarra digital o los ordenadores. Por ejemplo, Merino ha estado en otros colegios como el Centro Rural Agrupado de Alamillo, el Pérez Molina o el Quijote, en este último estuvo en una clase para «ver cómo los niños trabajan y funcionan en una clase». A estos elementos hay que sumar la necesidad de participar en cursos del centro de formación del profesorado. De estas reuniones han analizado la necesidad de crear unas normas específicas de convivencia sobre la tablet y que esperan que sean los propios alumnos los que se las impongan. Además, en el propio centro se ha tenido que producir una reforma para la llegada de Carmenta, con una mejora de sus redes digitales, o la ubicación de unas taquillas en el vestíbulo donde dejarán las tablets aquellos estudiantes que acudan al comedor para evitar que haya roturas. Hay que tener en cuenta que la llegada de la tablet busca que el coste compense respecto a la compra de libros. Las licencias de los cuatro libros de materias troncales tienen un coste de 17 euros al año, por lo que la inversión implica un ahorro si los estudiantes se mantienen en centros con Carmenta. tablet. En el colegio Pérez Molina estudia Luna Fernández, hija de Guadalupe Castanys, y emplea en el aula una tablet desde al año pasado. El centro inició en quinto el Carmenta e implica desde el punto de vista de los progenitores «comodidad». «Es más cómodo en la casa, a la hora de organizar la mochila, la mesa de estudio y los cuadernos», un aspecto al que suma que los menores «se van soltando» en el uso de las nuevas tecnologías más allá del juego. «Les fomenta el empleo del medio digital» y provoca que haya más interés por realizar los deberes al «escribirlo digitalmente y enviárselo a la profesora por mail». A este aspecto se une el hecho de que la mochila reduce su peso absolutamente con una tablet en vez de libros. Castanys, de lo negativo, apunta a que si se olvida «cargar la tablet por la noche» llega «el disgusto» porque no hay solución para dar la clase.