"Los servicios que recibimos son inferiores"

I. Ballestero
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José Joaquín Garzás, presidente de la patronal de Autoescuelas, desgrana en una entrevista los problemas y necesidades del sector

"Los servicios que recibimos son inferiores" - Foto: Rueda Villaverde

Coge las riendas de la patronal provincial de autoescuelas. ¿En qué situación se encuentra hoy día el sector en la provincia?

Es un sector con un descontento importante, descontento que viene motivado por la falta de personal en Tráfico, la falta de examinadores sobre todo, que hace que los exámenes se celebren cada tres semanas o más y no cada ocho o nueve días como lo hacíamos antes. La plantilla de examinadores de la provincia es de diez examinadores y actualmente sólo hay seis, y otro que esperamos y que no se ha incorporado por baja médica. Lo que solicitamos permanentemente a la Jefatura de Tráfico es que pida más examinadores itinerantes de los que tiene la DGT en todo el país, y que se distribuyen en función de las necesidades. Ciudad Real es una de las provincias más deficitarias en número de examinadores, y eso lleva a que los ciudadanos que se quieren sacar el carné de conducir no tengan una fecha concreta de cuándo se va a examinar, no saben con antelación cuál va a ser esa fecha y eso es un problema. Es el mal endémico del sector.

¿Por qué es tan difícil que se complete la plantilla de examinadores?

Somos la segunda provincia más extensa de España y eso implica que tenemos seis centros de exámenes. Creo que somos la única provincia que tiene tantos, y eso supone para la Jefatura un problema añadido en la gestión de los exámenes. Es cierto que los examinadores se desplazan a cada uno de los centros de exámenes, y eso implica viajes largos. No es una provincia lo suficientemente atractiva para el funcionario examinador como para que la solicite como destino como plaza definitiva. Eso es lo que ocurre. En la última convocatoria de examinadores de la DGT sí se ha obligado de alguna manera a que tres destinos fueran para Ciudad Real, porque esta plantilla además es envejecida y da paso a jubilaciones. De diez examinadores quedaban cuatro, más las dos nuevas incorporaciones.

¿Centralizar los exámenes sería una posible solución?

Los exámenes teóricos ya están centralizados con el fin de que los exámenes prácticos se puedan intensificar. Cualquier ciudadano que quiera obtener un permiso de conducir y tenga que hacer prueba teórica tiene que hacerlo en la capital, y eso conlleva desplazamientos en algunos casos de más de cien kilómetros y en muchos casos para menores de edad, 16 años incluso para el permiso de ciclomotor. Sería inviable que las prácticas también tuvieran que hacerlas en Ciudad Real por los costes de desplazamiento, los tiempos y por lo que encarecería para los alumnos el permiso de conducir.

¿Se sintieron en algún momento apartados del conflicto? ¿Olvidados?

Sí, desde luego. Es una problemática de todo el país y que tienen que resolver desde la Dirección General de Tráfico y los ministerios implicados en el empleo público y en hacienda, que deben dotar de más plazas este cuerpo, pero sí que las autoescuelas se vieron ninguneadas porque para nada se nos tuvo en cuenta. Las reivindicaciones de los examinadores no iban hacia nuestro colectivo sino hacia Hacienda y la DGT, pero sí que nos afectaron de manera directa y nos mantuvieron al margen.

¿Han cuantificado el impacto económico que la huelga?

No hay una estimación económica, pero hay bastantes autoescuelas que han tenido que cerrar en la provincia entre otras cosas por esta falta de exámenes, que ha hecho que alumnos de esta provincia salga a otros territorios limítrofes donde la frecuencia de exámenes es mucho mayor. El alumno en vez de esperar tres o cuatro semanas para hacer el examen ha ido a otra provincia porque lo hacen en diez días, y eso es un perjuicio directo para nosotros, sobre todo para las autoescuelas que están en la periferia de la provincia y muy cerca de provincias como Albacete o en el sur, donde la distancia con otras jefaturas no es muy grande y la frecuencia de exámenes es mucho mayor.

¿Compiten las autoescuelas ciudadrealeñas en igualdad de condiciones respecto a otras provincias?

Claramente no, porque los servicios que recibimos por parte de la Administración son inferiores a los que reciben otras provincias y el personal administrativo y examinador de nuestra Jefatura de Tráfico está muy mermado, cosa que no ocurre en otras provincias que están mejor dotadas, y consiguen prestar un servicio más satisfactorio.

¿Se ha normalizado la situación?

No se ha terminado de normalizar porque la frecuencia de exámenes sigue siendo muy amplia, y eso conlleva largas esperas para los exámenes prácticos. En los teóricos sí que se ha normalizado y estamos bastante satisfechos, aunque los centros desplazados piden que se devuelvan allí los exámenes teóricos para evitar los desplazamientos que se hacen en la actualidad. Respecto al examen práctico si bien la situación no es tan dramática como durante la huelga sí que dista mucho de ser la que deseamos porque el número de examinandos lo tenemos restringido. Nuestra pelea va a ser siempre la de tratar de conseguir más examinadores en la provincia para ofrecer un mejor conflicto al ciudadano. Tenemos un contacto constante con la Jefatura Provincial y hay una relación cordial, en sintonía por todas la partes para solicitar más recursos.

Ese conflicto llegó en el peor momento, en la recuperación. ¿Ha retrasado la salida de la crisis?

Sí. A la crisis económica generalizada, que al sector llegó con algo de retraso, a partir de los años 2011 y 2012, se sumó este conflicto que cayó como un jarro de agua fría, y llevó al cierre a algunas autoescuelas y a una situación dramática.

¿Qué otras amenazas deben afrontar las autoescuelas?

Básicamente la principal amenaza es la pérdida de alumnos por las caídas de la natalidad, algo que ya estamos acusando. Hay menos chicos y chicas con 18 años y lo estamos notando ya, al margen de los problemas que tenemos con la Administración, aunque nos esforzaremos por que se mejore para que el examen de calidad que se pretende imponer, y que emana de una directiva europea, llegue a serlo aquí, pero para eso necesitamos los suficientes medios humanos para llevarlo a cabo.

¿Ha dejado de ser una prioridad para los jóvenes sacarse el carné?

Durante la crisis sí que el permiso de conducir dejó de ser una necesidad, había otras más acuciantes que atender. Quiero pensar que estamos abandonando la crisis, y es cierto que el alumno con 18 años tiene en la mente sacarse el permiso de conducir, pero los cambios en las fechas de exámenes en las universidades y el adelanto de los inicios de curso lo han desplazado a un segundo plano. Aun así, si no es a los 18 años, todo joven quiere sacarse el carné de conducir cuanto antes.

Ese retoque en el calendario lectivo, ¿ha afectado al sector?

Desde luego. Nos ha afectado porque antes la universidad empezaba a finales de septiembre, y ahora es a primeros. Si en agosto no tenemos exámenes, tenemos una mayor demanda en junio y julio, y eso hace que se forme un tapón, para nadie deseado, de exceso de carga de trabajo. Sí que repercute. Este año la previsión es que no haya exámenes en el mes de agosto y eso no beneficia, porque los jóvenes esperan a terminar la selectividad para sacarse el carné y tener todo el verano antes del inicio del nuevo curso. Si de ese calendario se quita el mes de agosto, se complican esos planes.

¿Debería dejar de ser agosto un mes inhábil en lo que a exámenes de conducir se refiere?

Nuestro sector tiene una cierta estacionalidad que incrementa la actividad entre mayo y octubre, aunque es cierto que en el resto del año también hay movimiento. Eso es algo que no podemos cambiar nosotros, es algo intrínseco al ritmo de vida porque los jóvenes deben adaptarse a los tiempos del calendario lectivo. El año pasado se probó pero la experiencia no fue satisfactoria para la Jefatura de Tráfico, aunque no para el sector, porque una parte importante estaba a favor y los esperábamos este año, pero es un poco caótico por las vacaciones de los funcionarios. Es una consecuencia más de la falta de personal: si hubiera el personal suficiente se podrían organizar los descansos para no dejar de prestar el servicio en agosto.

¿Cómo se conduce hoy día?

Se conduce mucho mejor que antes, y así lo dicen los índices de accidentalidad. El nivel cultural de los jóvenes es más elevado que antes, y eso se traduce en una mayor capacidad de razonar y tomar decisiones al volante. El nivel de preparación los alumnos también es más elevado que el que había antes, entre otras cosas porque las circunstancias del tráfico son diferentes: tenemos más semáforos, más glorietas y una intensidad mucho mayor en las localidades en las que se realizan los exámenes, y eso requiere más formación y el alumno sale más preparado.

¿En qué habría que hacer más hincapié?

Hay un proyecto de normativa que puede entrar en vigor en los próximos meses que pasa por hacer clases en el aula obligatorias, presenciales, donde se pueda enseñar el porqué de la norma e inculcar actitudes y valores a los conductores, que es la carencia que pueden tener los nuevos conductores a través de la formación por ordenador. Se ha detectado una necesidad por comunicar esos valores y que los sistemas de test a través de internet no logran.

¿Fue positiva la implantación del carné por puntos?

Claramente positiva en todos los sentidos, así lo dicen todos los datos desde 2006, cuando pasamos a ser uno de los países europeos con mayor reducción de la accidentalidad. Se conduce de una manera más segura y prudente, con menos negligencia. Esa sensación de que el permiso no es para toda la vida hace que el conductor tome decisiones más seguras.

¿Qué le parece que la DGT haya recurrido de nuevo a campañas de concienciación más duras?

Es cierto que la Administración debe hacer todo lo que esté a su alcance para reducir la siniestralidad, y entiendo que las campañas duras llegan cuando puede llegar un repunte. Tocan directamente el corazón de los conductores y son efectivas, son positivas.